SUBRAYADO EN AMARILLO FOSFORITO

Era un día de verano como cualquier otro. Sin nadie con quien quedar y muerto de aburrimiento en mi habitación, decidí que era buena idea limpiar y tirar algunas cosas que ya no usaba mientras escuchaba algo de música.
Tras una hora recogiendo y jugando con los objetos antiguos que me iba encontrando, mientras bailaba al ritmo de canciones pop estadounidenses, encontré mi viejo diario, un cuaderno de tamaño A5 con las tapas negras decoradas con detalles blancos y cerrado “herméticamente” por una endeble goma.
Pensé en si debería de abrirlo o no. “¿Las cosas que vería me traerían buenos recuerdos? ¿O sufriría al revivir mis vivencias pasadas? Supongo que vale la pena descubrirlo...”
Pasé la polvorienta portada y me encontré con unas notas escritas con muy mala letra. El diario abarcaba desde el momento en el que empecé a escribir esporádicamente cuando tenía 8 años hasta los 13 a 14, cuando dejé de tener tiempo libre, por lo que era normal que las primeras páginas no tuvieran la mejor caligrafía.
Fui hojeando rápidamente frases del diario: “10/11/2012. Hoy jugué solo en el patio, sigo sin conseguir amigos”, “14/3/2013. Ha sido mi cumpleaños, pero solo lo he celebrado con papá y mamá en casa…”. “25/9/2013. He conseguido una amiga, voy a estar con Carol siempre ahora”. “19/2/2014. Carol no me habla y se junta con otras personas. Creo que le dije algo que le sentó mal…”. “9/9/2014. Vuelvo a empezar solo el colegio tras un verano como los demás”.
Era increíblemente triste. Además, había subrayado todas las palabras que me hacían sentir mal, no sé muy bien por qué. “Sabía que no tendría que haberlo abierto…pero…, creo que mejoraba…”. Algo encendió una luz en mí durante esa época.
“18/4/2015. Ayer conocí a Marcos. Me ha caído muy bien. Ojalá podamos ser amigos”. “23/4/2015. Marcos me presentó a sus amigos, por fin me siento feliz”. “3/8/2015. Me encanta pasar tiempo con Marcos y la forma en la que me trata, hace mucho que no me siento así”. “23/12/2015. Hoy he ido a esquiar por primera vez. La madre de Marcos nos invitó a los dos. Ojalá todos los días fueran como este”. “15/3/2016. Ha sido mi cumple, y Marcos me ha regalado un juego de mesa. Hace 5 años que no me regalan nada, me he sentido especial”. “7/10/2016. Hoy le he invitado a mi casa para jugar a con mi Wii U, creo que nunca se me había pasado el tiempo tan rápido”. “28/2/2017. Cada vez tengo más claro que solo me lo paso bien con él, quizás pueda pensar que soy suficiente para él”. “17/4/2017. Hoy le dije a Marcos lo que sentía por él. Me rechazó por ser yo mismo…”. “24/6/2017. Sigo pensando en él y me he vuelto a aislar en casa… Creo que lo mejor será dejar de escribir”.
Esta sensación de nuevo… Un nudo en la garganta al cerrar el diario. Algún día dejará de dolerme que me pase lo mismo una y otra vez. Igualmente, dejaré el cuaderno en el cajón, no quiero despedirme de ese sentimiento y sus recuerdos todavía.
Conseguí a alguien que me hacía estar feliz. Pero lo perdí…, como siempre, por intenso.
Roberto Simón Guillén Coto