UN ALTO EN EL CAMINO

Si tuviera que elegir el libro que más me ha conectado a nivel emocional y empático en los últimos tiempos, este es, sin lugar a dudas, El regalo de Eloy Moreno. Desde la primera página, sentí que no solo leía una historia ajena, sino que alguien me hablaba directamente a mí, a mis miedos y frustraciones. Fue una lectura que me hizo detenerme, mirar hacia dentro y cuestionarme cosas que solía evitar. Es un libro que no solo me conmovió, sino que me interpeló profundamente, haciendo que la lectura se convirtiera en una experiencia sentimental.
El regalo narra la historia de una persona que, de manera inesperada, se ve obligada a hacer un alto en el camino. Su vida, dominada por la rutina, el estrés y la desconexión con lo esencial, da un giro cuando pierde su coche y termina viajando con un guitarrista desconocido hacia un lugar enigmático llamado “la Isla”. Durante este viaje forzado, el protagonista comienza a reencontrarse con aspectos de sí mismo que había olvidado o dejado atrás: su infancia, sus sueños, los vínculos auténticos y la belleza de lo cotidiano. Ya en la Isla, conoce a distintos personajes que representan formas alternativas de vivir, lo que lo lleva a cuestionarse su modo de vida y a abrirse a una nueva mirada del mundo. El regalo es una metáfora sobre la importancia de detenerse, escuchar y reconectar con lo que realmente importa. Más que una simple narración, es una invitación a despertar, a recuperar la ilusión y a valorar lo esencial que, muchas veces, dejamos de lado por vivir con prisa.
Uno de los momentos que más me impactó fue cuando el protagonista sufre el robo de su coche y, a lo largo del día, ve cómo le arrebatan también el resto de sus pertenencias. Esta secuencia tiene una gran carga simbólica, porque se conecta con el final del libro de una manera profunda. Si nada de esto hubiera ocurrido, si el protagonista no hubiera experimentado ese golpe de realidad, probablemente no habría sido capaz de hacer el cambio que necesitaba.
Después de leerlo, se lo recomendé inmediatamente a una amiga muy cercana con la que suelo hablar de libros. A los pocos días ella también lo había leído, y recuerdo que nos pasamos horas discutiendo sobre él. Fue una conversación muy sincera, en la que salieron temas personales que normalmente no tocamos. Después de leerlo también lo comenté con mi primo, que me lo había prestado. Fue una conversación muy honesta, hacía mucho que no nos sincerábamos tanto.
Creo que El regalo no solo cambió mi forma de leer, sino también mi forma de mirar la vida. Me ayudó a frenar en un momento en que todo iba demasiado rápido. Me empujó a recuperar pasiones olvidadas, a valorar más el presente, a pasar tiempo con las personas que quiero sin esperar a que “haya tiempo”. Me enseñó, o más bien me recordó, que vivir no es solo cumplir con obligaciones, sino también disfrutar, sentir, estar presente. Fue, como su título indica, un verdadero regalo.
Marta Justicia Rodríguez
0 comentarios