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EL ARTE DE REDESCUBRIR AL QUE CREÍAS CONOCER

EL ARTE DE REDESCUBRIR AL QUE CREÍAS CONOCER

* Esta reflexión es la parte final del trabajo académico “Autobiografía lectora” realizado en el marco de la asignatura Historia de la Lectura, consistente en realizar una entrevista a un/a lector/a nacido/a en el siglo XX.

Realizar esta entrevista ha sido una experiencia mucho más profunda de lo que imaginaba. Al principio lo vi como un simple trabajo para clase, pero conforme íbamos hablando y me iba contando con tanta naturalidad y cariño su relación con los libros, sentí que se abría una puerta a su mundo interior que yo, a pesar de conocerlo desde siempre, no había explorado.

Escuchar cómo su madre le leía cuentos antes de dormir, o cómo ahora él ha repetido ese gesto con sus hijas, me gustó. Me hizo pensar en lo poderosa que puede ser la lectura como puente entre generaciones, como un acto de amor silencioso que deja huellas. Me di cuenta de que los libros, en su caso, no solo han sido una fuente de conocimiento, sino también un refugio, una rutina compartida y una forma de conectar con los suyos.

También me sorprendió la calma con la que hablaba de su rutina actual: levantarse temprano, coger la bici, ir hasta la playa y leer allí. Esa parte me pareció preciosa, como un pequeño ritual de cuidado propio, un momento íntimo para empezar el día con claridad. Me hizo pensar en cómo muchas veces decimos que no tenemos tiempo para leer, pero en realidad se trata de encontrar ese rincón del día donde nos demos el permiso de parar.

A través de sus respuestas, también reflexioné sobre mi propia relación con la lectura. A veces la veo como una obligación más, sobre todo dentro del contexto académico. Pero al hablar con A., entendí que leer puede volver a ser un acto de placer, de conexión con uno mismo y con el mundo. Me hizo recordar un gusto por la lectura que nunca tuve de niña, ya que entonces la veía como una obligación. Ahora, me inspiró a conectar con ella de forma libre, sin presiones ni imposiciones. Lo más bonito de todo fue sentir que, aunque esta entrevista surgió por una tarea, terminó siendo una conversación sincera entre dos familiares que se quieren, que comparten recuerdos y ahora también, historias de lectura. Fue como redescubrir a alguien a quien ya conocía, pero desde otra mirada.

Este trabajo me ha dejado una sensación muy especial: la de querer seguir haciendo preguntas, no solo para un trabajo, sino por el simple deseo de conocer más y mejor a los que me rodean. Y, por supuesto, la de volver a los libros con más cariño y menos prisa.

Elegí entrevistar a mi primo porque siempre me ha intrigado conocer más sobre su infancia y sus gustos personales. Aunque me han dicho que le gusta la lectura, quería descubrirlo por mí misma y entender realmente qué es lo que le apasiona.

He sentido que cada respuesta de A. abría una pequeña puerta a su mundo, y eso me ha despertado las ganas de seguir explorando, de seguir preguntando, de seguir conectando. Me he dado cuenta de que todos tenemos historias que merecen ser contadas, y que a veces solo hace falta alguien que quiera escucharlas. También fue una forma de escucharme a mí misma: de descubrir que me interesa comprender, conectar, y que hacer preguntas es una herramienta muy poderosa para lograrlo.

Como bien dice Alberto Manguel en Una historia de la lectura, “leer, casi tanto como respirar, es nuestra función esencial”. Esta experiencia me ha recordado que la lectura, al igual que la conversación, es una forma fundamental de conexión: con los demás, con el mundo, y también con uno mismo.

Gracias a esta asignatura de Historia de la Lectura, he logrado sentirme cómoda e inspirada nuevamente con la lectura. Me ha permitido revivir ese vínculo con los libros, pero desde una nueva perspectiva. He podido expresar lo que la lectura me hace sentir, algo que no había logrado antes, y todo esto me ha permitido disfrutar de una manera más personal y libre.

Leyla Akalai Acdhi

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