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Historia de la lectura

CARTA A LALA JANATA BENNUNA

CARTA A LALA JANATA BENNUNA

Estimada Lala Janata Bennuna:

Le escribo esta carta para agradecerle todo lo que ha hecho y conseguido a lo largo de su vida con respecto a los derechos de las mujeres; mujeres que puedan ser libres para decidir qué rumbo escoger en su vida, que no necesiten depender de un tutor varón que las acompañe a todos lados, que puedan cumplir con sus sueños, esos tan sencillos como son conducir, leer, entrar a una cafetería, simplemente vivir, vivir sin complicaciones… Usted nos ha enseñado que por el mero hecho de pertenecer a la más alta burguesía marroquí no quiere decir que deba acostumbrarse a los lujos y no tener la necesidad de estudiar, o que deba de estar sometida a un hombre en su hogar, complaciéndole; nos ha enseñado que una mujer debe tener sus estudios, su vida, su libertad, su felicidad, y que ello no depende más que de sí misma.

Decidió tomar las riendas de su propia vida, obtener su carnet de conducir, viajar. Decidió con quién casarse sin permitir que le fuera impuesto un matrimonio a la fuerza o por conveniencia. Sin embargo, por lo que la admiro realmente es por su gran corazón y por su forma de ver la vida, esa misma que la llevó un día, mientras regresaba de su peregrinación de La Meca, a visitar Palestina, tierra tan deseada por las tres culturas y que en los años 50 le fue arrebatada a su pueblo para ser entregada a otro; un pueblo que venía de ser maltratado, torturado, perseguido, asesinado… Un pueblo que por ello centró su rabia en los verdaderos habitantes de esas tierras, en los palestinos, que tuvieron que huir de su hogar mientras les arrebataban sus pertenencias, violaban a las mujeres, secuestraban a los niños para venderlos al mejor postor…. El dolor de la Nakba, el éxodo y el genocidio del pueblo palestino; un pueblo al que se privó de su país por elección de los opresores europeos, esos mismos que ocuparon años atrás las mismas tierras, y que decidieron que ahora debían ser de otros, sin tener en cuenta los sentimientos de una nación, sin contar con el pueblo… Unos opresores que se repartieron África y Asia sobre un mapa con regla y lápiz...

Usted pudo ver eso con sus ojos y transmitírnoslo mediante sus obras, y cómo no, mediante su gran revista. Fue una mujer valiente al introducirse en un campo, el del periodismo, dominado por los hombres… Esa revista syuya, Shuruq, que mis abuelas, como otras tantas mujeres, leían en casa, puesto que hacerlo en la calle no era algo normal ante los ojos de ese patriarcado dominante de la época que venían de una situación de lucha por recuperar la identidad árabe, una lucha contra el colonialismo europeo del que tanto costó deshacerse. Sé que su manera de ver el mundo, como realmente es, ha hecho que se aleje de la escritura por largos periodos de tiempo, como ocurrió con la ocupación del Líbano por parte de Israel en 1982; pero también sé que usted no se da nunca por vencida y que siempre tiene ganas de mostrar al mundo la cruda realidad, siempre lucha porque no abandonemos el hábito que tanto nos ha costado recuperar, esa lectura por amor, por ocio o por búsqueda de mera compañía. Pero, al fin y al cabo, el leer porque uno quiere leer.

Le estaré eternamente agradecido por su valentía a la hora de adentrarse en la prensa y dar su opinión sin miedo a ser censurada o detenida en una época donde la mujer, desgraciadamente, no era más que un mero objeto para el placer masculino; pero, sobre todo, por su lucha a favor de la alfabetización del pueblo, por la educación de las mujeres y la fundación de escuelas en zonas rurales para fomentar la lectura entre las jóvenes marroquís que se iban liberando de su velos impuestos por sus familias para así seguir los pasos de las protagonistas de sus obras... Gracias, infinitamente gracias. ¡Qué afortunada es la Unión de Escritores Magrebíes al poder contar con usted!

Con mis mejores deseos, se despide atentamente,

Rida Ezzahif Chahinaoui

CARTA A MIGUEL DELIBES

CARTA A MIGUEL DELIBES

Estimado señor Delibes:

El motivo de esta carta es la realización de un ejercicio para la asignatura de Historia de la lectura perteneciente al Grado de Humanidades de la Universidad de Alcalá. Sé que en estos momentos ya no se encuentra entre nosotros y no puede leerla físicamente, pero estoy seguro que le hubiese gustado recibirla y por ello se la escribo, convencido de que, de alguna manera, la leerá.

Le ruego que continúe adelante y no se deje llevar por la primera impresión. Hay veces que se nos presentan oportunidades maravillosas nacidas de acciones interesadas, como es la ocasión. De una obligación he hallado un placer, el de poder dedicarle estas líneas, merecidas y sinceras que, aun llegando tarde, no dejan de ser un homenaje a su persona, no solo como escritor, sino como ser humano con valores y maestro de la vida.

Desde joven yo he sido lector de sus libros. Aunque ahora rayo el medio siglo ya desde mis doce o trece años tuve contacto con su literatura. Curiosamente, el hecho desencadenante poseía la misma naturaleza que el que me ha impulsado a escribirle estas letras, la obligación académica. Primero fue Las ratas, luego El camino. Ambas obras leídas para trabajos de instituto, lo reconozco. Constituían mis pasos iniciales en la literatura adulta, con los libros que nos acompañarán más tarde durante toda la vida, si llegas a amarlos. Yo así lo he hecho.

Usted fue también mi maestro, se lo hago saber, y los maestros nunca mueren, perduran en el tiempo, en sus alumnos y en sus obras. Escribía libros, y sus libros, al leerlos, escribían en mi interior. Al principio con tal suavidad que no me apercibí, en cambio ahora, tras las experiencias vividas, me doy cuenta de que calaron en mí y los rememoro consciente de su sabiduría.

La literatura, la buena, es una amante que el escritor engalana para el lector. A veces es cruel, a veces gratificante, difícil o hermética, ora se ofrece impúdica y exuberante, ora invita a la mesura y a la reflexión. Yo he viajado con la amante que usted me propuso. Algunos la verían con ojos poco favorables, más yo le confieso que siempre la vi hermosa y sabia, con una prosa sencilla en apariencia, que es el disfraz con que se disimula la complejidad de lo natural. Sus novelas son así, naturales, sin artificios, sinceramente humanas. Respeta a su lector y eso se nota, y es de agradecer.

Quiero que sepa que le considero un clásico, con el enorme peso que conlleva la palabra. Su obra habla del hombre con mayúsculas, enfrentado a los temas imperecederos de la literatura: el dominio del hombre por el hombre y la injusticia en Los santos inocentes, el hombre en y frente a la naturaleza en Las ratas, la infancia perdida y el sendero de la vida en El camino, la libertad y la conciencia junto con el amor maternal en El hereje, la tristeza y la lucha con la realidad en La sombra del ciprés es alargada, o el impresionante retrato femenino de Cinco horas con Mario.

Hay libros que al concluir su lectura y cerrarlos sientes el gusto amargo y desolador de la batalla eterna de la existencia, del mundo subyugando a la persona, de la incongruencia entre el exterior y el interior del hombre. Lo he encontrado en su obra y en El Quijote, en el final de su aventura, con Alonso Quijano apaleado y derrotado en su cama. Plasmarlo en un libro está al alcance de pocos escritores, y eso les hace inmortales.

Sin más, le doy las gracias por todo, por haberme divertido y por haberme mejorado. Le pido disculpas por la tardanza y le agradezco que me haya permitido pagar una pequeña parte de mi deuda como lector.

Miguel A. Marazuela Zapata

CARTA A GEORGE R. R. MARTIN

CARTA A GEORGE R. R. MARTIN

Estimado George Raymond Richard Martin:

Mi nombre es José Corchero García, y soy estudiante del Doble Grado en Humanidades y Magisterio de Educación Primeria en la Universidad de Alcalá, situada en la ciudad de Alcalá de Henares, en Madrid (España).

Esta carta es parte de un proyecto de la asignatura Historia de la Lectura, en la cual la profesora nos ha pedido que escribamos a un escritor que nos haya marcado por algún motivo en especial. Y bien, para un servidor, ese escritor ha sido usted.

Si le soy sincero, nunca había leído libros de ese tamaño, ni de ese estilo de narrativa. Para mí la lectura nunca ha sido una de mis pasiones, pero me apasionó la historia que usted narra, ese mundo dividido en reinos, con sus intrigas, con sus conjuras, siempre con sitios que visitar, paisajes que conocer, etc.

Una de las preguntas habituales que suelen hacerte en clase cuando eres pequeño es: "¿A qué época histórica te gustaría viajar?". Pues bien, la mía siempre era la misma, una época de caballeros, con espadas, una especie de Edad Media mejorada, por así decirlo, una Edad Media 2.0, en la cual poder viajar libremente, viviendo el día a día, superándome a mí mismo en cada problema que apareciera en mi camino y poder recorrer todo el mundo conocido.

Es gracioso cómo llegó a mis manos un ejemplar de Canción de hielo y fuego. Era una tarde de verano madrileño, estábamos a unos 40ºC aproximadamente, y vino a visitarme un gran amigo a mi casa y me dijo que tenía que ver una serie, que era algo increíble y que estaba basada en estos libros, poniendo encima de la mesa el primer ejemplar de la colección. Cuando empecé a ver la serie, realmente me quedé sorprendido, no sólo por la interpretación de alguno de los actores, por la gran producción, los escenarios... Sino fundamentalmente por la historia, era una historia que te atrapaba, que te dejaba con ganas de saber más, y así pasó.

Comencé a leer el libro y vi que el formato era muy distinto a lo que conocía, no había capítulos, ¡había personajes! Contaba la historia de cada uno de ellos y al cabo de las horas podías saber con exactitud dónde estaba cada cual, en qué momento se encontraba con otro... Algo simplemente increíble, tan distinto...

Se lo agradeceré eternamente, porque me trasladó a un mundo que adoro, con una historia, un pasado, un presente y un futuro. Un mundo en el que no es el más fuerte el que siempre gana, sino el que sabe cómo mover las fichas en la gran partida de ajedrez que se puede considerar la vida, ese mundo gobernado por el dinero, en mi opinión, referencia clara a la sociedad actual capitalista y gobernada por el gran señor que es el dinero, donde las diferencias entre clases sociales son tan abismales como lo son en King’s Landing entre los que están dentro de la Red Keep y los habitantes de la ciudad. Un mundo de fantasía, donde nada es imposible, ni siquiera regresar de la muerte, donde he podido conocer referencias históricas que nunca olvidaré, una batalla de religiones, guerras familiares, aliados, enemigos, países más o menos desarrollados que son capaces de plantar cara al más grande si juntan sus fuerzas.

Por todo eso y por todas las horas de entretenimiento que he pasado investigando sobre libros relacionados con este gran mundo que ha creado, este mundo que nos está atrapando a millones de personas día a día, que nos traslada a un mundo en el que, como dije antes, la inteligencia prima sobre la fuerza, y el valor y la honestidad son grandes pilares en vez de la codicia y la avaricia del mundo real, le doy las gracias. Gracias, mil gracias por entretenernos, por hacer que soñemos, por tenernos pendientes de la conclusión de esta maravillosa historia, la cual, segurísimo, va a pasar a la Historia de la lectura como un acontecimiento histórico sin igual, algo que nunca se olvidará. Canción de hielo y fuego se ha convertido en algo único para millones de lectores en todo el mundo y todo es gracias a usted.

Para este 2017 me propongo seguir investigando todo este mundo y leer varias de sus obras que tengo pendiente.

Para finalizar, simplemente quiero desearle lo mejor, desearle que todo siga en el buen camino que lleva hasta ahora, que siga haciendo feliz a tantas personas y, como dirían los personajes de su obra, en referencia a los siete dioses: que el Padre sea justo con su trabajo y le proporcione la felicidad que merece; que el Guerrero le dé el valor y coraje suficiente para no dejar nunca de escribir y de soñar; que la Madre le ayude a llevar las posibles críticas y malos comentarios de gente que no valora el trabajo de los demás; que la Vieja le proporcione camino y guía en los momentos más difíciles que puedan aparecer en su vida; y, por último, que el Herrero le dé la fuerza suficiente para concluir esta historia, y ya sea en un tomo, en dos o en los que necesite, la acabe historia tal y como usted la ha soñado.

Muchas gracias por su atención, atentamente.

José Corchero García

CARTA A LAURA GALLEGO

CARTA A LAURA GALLEGO

Estimada Laura:

Me llamo Juan Carlos, y soy estudiante del Doble Grado en Humanidades y Magisterio en Educación Primaria en la Universidad de Alcalá. Nunca me he considerado un lector nato, ya que cuando era pequeño no me gustaba leer, porque básicamente casi me obligaban. Leer cosas que no son de tu agrado no es una de las mejores formas para introducir a nadie en el mundo de la lectura. A medida que avanzaba en mis estudios, esas lecturas obligadas eran cada vez más aburridas, y más obligatorias, y siendo un adolescente ya no fui cogiendo cariño a eso del mundo de los libros. Es gracioso que en las escuelas y en los institutos tengan esa extraña manía de obligar a los alumnos a amar los libros porque sí, por obligación... ¿Quién decide amar a los libros? ¿Los profesores o los alumnos?

Cuando te vas haciendo mayor, la vida la vas entendiendo de otra manera, fijándote en cosas que antes no te fijabas, o descubriendo cosas que antes no te gustaban y empiezan, sin embargo, a gustarte. Eso es lo que me pasó a mí con la lectura hace exactamente un año. Es extraño que en la Universidad no te manden deberes, que no estén tan pendientes de ti como en el colegio o en el instituto, pero que te sigan mandado leer cosas aburridas... Sin embargo, a diferencia de cuando eres pequeño, puedes leer libros que te gusten, que te llamen la atención, esos libros que tú amas.

Todos esos años vacíos sin lecturas bonitas, sin ganas de leer, leyendo solamente los tweets que ponen tus amigos, se llenaron gracias a tus Memorias de Idhún. Me acuerdo perfectamente del día que compré el libro. Gran Vía, jueves después de clase. Mis compañeros y yo fuimos por casualidad a la Casa del Libro y comenté: “Tengo que leer más, voy a ver si veo un libro que me llame la atención, que mi madre me ha dado hoy dinero”. Y en la tercera planta encontré Memorias de Idhún en una edición de bolsillo.

Comencé a leer tu libro ese mismo día. Los viajes eternos de mi casa a la universidad se hacían mágicos con cada palabra del primer libro, La resistencia. Una semana fue lo que tardé en leerlo. Me pareció fantástico, mágico, lleno de aventuras, lleno de amor, lleno de ilusión. Nunca pensé que un libro para lectores de doce a dieciséis años me abriese los ojos para entender cómo leer me daba una imagen del mundo totalmente contraria a la que tenía.

Por eso te escribo esta carta, porque gracias a ese primer libro, a mis veinte años de edad, y a un parón lector de casi media vida, sentí ganas de leer y recuperé la ilusión por lo libros, ilusión que ahora se mantiene intacta cada vez que me regalan uno.

Es gracioso como un chico de veinte años sigue soñando con magia, sigue teniendo ganas de ir a esos mundos inexistentes, trasmitir a las futuras generaciones esa necesidad de leer, de no tener un vacío por dentro, porque cuando no tienes un buen libro que leer, sientes que te falta algo.

Hace un tiempo, se me ha metido en la cabeza querer ser profesor de Lengua en el colegio. No sé exactamente el tipo de maestro que llegaré a ser, pero tengo claramente el tipo de maestro que no me gustaría ser. Me pongo en un Juan Carlos del pasado, de cuando tenía diez años de edad, de esas obligaciones de tener que leer, de esos libros aburridos, y reflexiono sobre la importancia de descubrir nuevos mundos. Tengo la sensación de tener en mis manos la posibilidad de obrar un cambio, es como si tuviese la fórmula mágica de hacer un mundo mejor...

La importancia de que existan personas llenas de magia y de ilusión como tú, hace que otros tengamos ganas de crear algo mágico como Idhún, de que la palabra imposible se vuelva posible, de querer leer más y más para evadirnos de todo lo que nos rodea y encontrar en esa evasión el camino que queremos. No sé a dónde llegaré, si conseguiré mis metas algún día, pero si las consigo sé que le diré a mis alumnos: “Chicos, como lectura de este trimestre, vamos a leer Memorias de Idhún de Laura Gallego”.

Gracias, Laura, por abrirme los ojos a un nuevo mundo lleno de lecturas y por esa magia que, aunque no exista, es necesaria para vivir.

Un saludo,

Juan Carlos Gallardo Fernández

CARTA A TRUMAN CAPOTE

CARTA A TRUMAN CAPOTE

Señor Capote,

Truman, no puedo empezar esta carta de otra manera que no sea un bolero, cuyo autor padece de algo parecido a lo que te pasa a ti, pues su historia está inscrita en la memoria colectiva de las personas que conozco. Hablo de Manzanero en su analogía contigo, señor Capote. Quién no conoce el famoso Contigo aprendí… Quién no conoce la historia del asesinato en Holcomb de una buena familia, los Clutter, con las cabezas destapadas a cariñosos escopetazos. Quería decirte que contigo aprendí… Aprendí la fragilidad entre lo que popularmente se entiende como el bien y el mal. Fragilidad estéril, ya que doy por supuesta la inexistencia de tales conceptos.

Eso que llamo fragilidad, es algo que he ido asimilando y filtrando de alguna manera. Asimilar mi potencial de buen asesino, de la misma manera que pudiera hacer el medio indio Perry Smith. Ambos podemos tener la capacidad de atar cuidadosamente las manos de nuestros instrumentos de liberación que son las víctimas, apoyar sus cabezas en mullidas almohadas blancas para que estén cómodos y sufran lo menos posible cuando llegue el momento de romperlos a balazos... Por eso ya no me considero frágil, sino en perfecto estado de normalidad, porque si el medio indio pudo descargar ciertas tensiones y salir airoso de conciencia, yo también creo ser buen candidato para eso. Ser libre en conciencia como única forma de libertad. Ya no siento la locura rondante a punto de invadirme, ya no me acuerdo de Silvio Rodríguez (Si no creyera… en la locura). Siento poder torturar con cariño y evitar la violación como un triunfo personal y borrar pecaditos como acto de nobleza.

Como te decía antes, contigo aprendí… a que no son psicopatías, sino que son incipientes talentos inscritos en todos nosotros, y si no que vengan a negarlo empíricamente con alguna refutación más allá del informe psiquiátrico de algún médico. Te repito que son pequeñas cajas oscuras, pasiones recónditas de nuestros cerebritos las que nos llaman hacia la muerte ajena, un asunto casi biológico mermado por querer vivir democrática y liberalmente de forma organizativa, vivir en sociedad.

Pasaré a hablarte de un personaje que se encuentra perdido a medio camino entre la realidad y mi fantasiosa descripción. Por motivos evidentes poco tendrá en común con los compañeros y compañeras de clase. Este personaje parece cumplir los requisitos para un pequeño secuestro cariñoso, donde cuidarnos y querernos el uno al otro. No te voy a mentir Truman, sabes que en el fondo soy bueno, todos los somos. Y no somos necesariamente no malos, ya lo dijo el señor Pascual Duarte, el asesino que en el fondo tenía un buen corazón.

Te voy a hablar de Camile, de nuestro encuentro hace dos días. Es un ser andrógino de tez clara, pálida como Sacromonte a las nueve de la tarde en verano. Sentí emociones encontradas desde la diagonal del vagón. Sí, yo estaba en el tren garabateando un trocito de texto con la pierna cruzada llamando desesperadamente su atención. Sin tener aún claro su sexo percibí su intenso olor a ropa limpia. Era su abrigo largo que hacía juego con sus ojos opacos, como sin vida, como la ventana de un baño particular que deja pasar la luz e intuir el interior, pero nada más.

Mis miradas furtivas se iban sucediendo con más frecuencia intentando clasificar al personaje que tenía en la diagonal del vagón. Con el paso de las estaciones fui descubriendo su pelo corto estilo garçon y sus pantalones de pana de señor mayor. En un momento cruzamos la mirada y empecé a balbucear. Me di cuenta de que me había enamorado en el tren de camino a casa, donde me esperaba una vida tranquila con perro, facturas y una cama de matrimonio. Se nos venía encima el final de trayecto, y yo no podía hacer otra cosa más que retorcer las piernas de la forma más atractiva que se me ocurría para llamar sin éxito su atención.

Hasta que llegué a la única solución... Esperar que el destino me ayudara. Quizás un descarrilamiento o la muerte de todos los allí presentes por el estallido de una bomba, por ejemplo. Todos menos Camile y yo. Creo que la desgracia ajena me llenaría de fuerza para contemplar con nostalgia un tiempo pasado mejor (aunque hubieran sido 10 minutos atrás) y así unirme a Camile entre el olor a carne chamuscada y los escombros del tren. Mi deseo era soltar alguna gracia pseudo-intelectual sobre el destino, sobre su pelo afrancesado y conquistar su mente frágil por la desgracia. Pero el final de trayecto llegó de repente, me bajé del tren con los hombros erectos tapándome las orejas del frío alcalaíno.

Señor Capote, habrá podido intuir que Camile es un nombre inventado, ni siquiera me atreví a salir detrás suya y forzar un encontronazo en los torniquetes de salida. Salí corriendo a refugiarme en mi vida tranquila, aburrida, opaca, como sin vida.

Que sepa que todo esto se lo digo a usted como especialista en seres incomprendidos tachados de inmorales por querer desahogar de forma natural ciertas inquietudes hacia la muerte ajena. Piense en el concepto de lo natural, porque lo natural es irse al otro barrio por culpa de un pistoletazo como Larra. Lo normal es morir después de agujerearse uno mismo el paladar con cuidado y sosiego. Espero que se haya dado cuenta de que no busco más que su aprobación para cometer crímenes en el papel donde la vida me parece más real, alejada del mundo de la apariencia que, para mí, nada significa.

Tampoco he buscado la redención del suicida a través de la creación y del posterior asesinato de un personaje con el que me sienta identificado. En definitiva, soy un cobarde, señor Truman.

Un saludo para usted y una inocente carantoña a su queridísimo Charlie, nobleza en forma de bulldog. 

Pedro Verdesoto Chica

CARTA A JOANNE ROWLING

CARTA A JOANNE ROWLING

Querida Joanne Rowling:

Es un placer para mí escribir a una de las autoras más influyentes de todos los tiempos en la novela juvenil. Le escribo para agradecerle que haya creado una historia, en esos siete magníficos libros, que me ha acompañado durante toda mi infancia y hasta el día de hoy, y gracias a la cual he aprendido el significado de la amistad, del amor y del sacrificio. Su obra no solo me ha acompañado a mí, sino a millones de niños (y no tan niños) de todo el mundo. Como bien dijo la profesora McGonagall en Harry Potter y la piedra filosofal: "todos los niños del mundo conocerán su nombre". Y así ha sido, sin duda.

Usted es una de las personas más influyentes en el mundo de la lectura contemporánea, pero no solo para y por sus devotos lectores, sino que su forma de escribir ha influido en que se genere y aumente el número de autores de novela juvenil, como Veronica Roth o Cassandra Clare, quienes han recogido su testigo.

Por otra parte, uno de sus personajes que más me ha marcado ha sido el profesor Severus Snape. No he podido llorar más su muerte... Snape, ese profesor odiado libro tras libro hasta que se aclara el porqué de todos sus actos... El amor... Con él podemos aprender que no se debe juzgar a alguien de buenas a primeras, sino que hay que conocer lo que hay detrás de cada uno, el fondo de cada persona.

También el valor de la amistad es muy importante en su obra, pues usted refleja a la perfección cómo un grupo de amigos, aunque sean muy diferentes entre ellos, pueden llegar a encajar y a formar la combinación perfecta aportando cada uno una cualidad distinta y manteniendo su amistad siempre y ante todo. Referido al tema de la amistad hay una frase, tras su primera aventura junto al troll, que me encanta: “Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y derrumbar a un troll de tres metros y medio es una de esas cosas”.

Otro de los personajes dignos de admirar en sus libros es Albus Dumbledore, gran director y gran persona que nos enseña a sus lectores a luchar para ser nosotros mismos. Otras dos de mis frases favoritas de su saga las puso usted en boca de este fantástico personaje: “Son nuestras elecciones, Harry, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades” (Harry Potter y la cámara secreta); “Las consecuencias de nuestras acciones son siempre tan complicadas, tan diversas, que predecir el futuro es realmente muy difícil” (Harry Potter y el prisionero de Azkaban).

A parte de por crear esta historia, este "nuevo mundo", admiro de usted la humanidad que tiene. La historia de cómo conoció a Evanna Lynch es un buen ejemplo de ello. Esta niña de 11 años, enferma de anorexia, que gracias a sus libros y a una carta que le respondió pudo encontrar el ánimo necesario para vencer la enfermedad... Además, sus sueños se hicieron realidad cuando acudió a un casting y fue elegida entre 15.000 personas para encarnar a uno de sus personajes favoritos, Luna Lovegood.

Como futura profesora que quiero ser, el colegio Hogwarts de Magia, refleja la importancia de la escuela y cómo esta marca múltiples experiencias de tu vida con profesores buenos, como McGonagall, con otros no tan buenos, como Dolores Umbridge, y con profesores que tienen una fachada de duros pero que es solo eso, pura fachada, como Snape. En toda escuela tiene que existir un feedback entre los profesores y los familiares de los alumnos, y eso lo cumple usted perfectamente en la relación con Sirius Black.

En cuanto a mi libro favorito, éste es, sin lugar a duda, La piedra filosofal, ya que en él se nota la inocencia y la curiosidad que suelen tener los niños. Además, es en el que los tres protagonistas se conocen y surge ese vínculo que no se romperá nunca, aunque pasen los años. De este libro me encantan las descripciones del callejón Diagon, del colegio… Ellas te permiten adentrarte en ese mundo lleno de magia que usted nos ha regalado. También destaco el personaje de Hagrid y cómo cuida a Harry Potter como si fuera un hijo, como si fuera alguien de su familia, tan generosamente, sin pedir nada a cambio.

Me gustan también mucho los libros cortos de esta saga, como Los cuentos de Beedle el Bardo, Animales fantásticos y dónde encontrarlos y Quidditch a través de los tiempos, ya que aun no siendo novelas, sino en el caso del primero una serie de cuentos, y en los dos últimos una recopilación de definiciones y tecnicismos, sigue logrando llenarnos de magia mediante las anotaciones o los breves comentarios que hace de o a esos tecnicismos, y es por ello que a mí me resultan también fascinantes, aunque si le tengo que sacar una pega es que son demasiado cortos...

Por último, quisiera volver a darle gracias por crear esta historia y llenar mi mundo de magia, por hacerme creer que todo es posible si lo deseas. Gracias por convencernos de que al final todo esfuerzo tiene su recompensa, y que al final siempre los buenos ganan, como Harry ganó a Voldemort. Gracias, de verdad, por recordarnos que “la felicidad se puede hallar hasta en los momentos más oscuros, si uno recuerda encender la luz”. 

Eva Gracia Iglesias

CARTA A ANTONIO MACHADO

 

A Antonio Machado 

Estimado Don Antonio Machado:

Mi nombre es Sergio Haro Daganzo, y soy un estudiante más de 2º curso del Doble Grado en Humanidades y Magisterio de Educación Primaria que se imparte en la Universidad de Alcalá, y que ha decidido escribirle una carta en el marco de una actividad desarrollada para la asignatura de Historia de la lectura.

Usted se educó en la Institución Libre de Enseñanza y conservó gran amor a sus maestros: Giner de los Ríos, el imponderable Cossío, Caso, Sela, Sama, Rubio y Costa. Creo que debe saber que el esfuerzo de la Institución Libre de Enseñanza por la educación integral y por promover, desde la cultura artística hasta las ciencias, un mundo mejor, se personifican y materializan en nuestro Grado.

Comenzaré remarcando la enorme casualidad que supone que esta carta lleve por fecha un 22 de febrero, el mismo día que usted nos abandonó hace 78 años, dejándonos, eso sí, una herencia literaria monumental, que abarca desde su intimismo simbolista y romántico, hasta su contemplación casi taoísta de la existencia, pasando por una poesía de gran compromiso humano.

Usted es una lección de dignidad política, ya que murió, en el exilio, sin renunciar a las ideas políticas republicanas y al respeto de las normas democráticas. Además, usted fue, en cierta medida, visionario de la situación que vivimos hoy: “se miente más que se engaña: y se gasta más saliva de la necesaria... Si nuestros políticos comprendieran bien la intención de esta sentencia ahorrarían las dos terceras partes por lo menos de su llamada actividad política”. Siempre me gustó ver cómo se mostró extremadamente crítico contra los malos políticos, como en su carta a Ortega y Gasset: “Barrer de la arena política a una pandilla de políticos ineptos e inmorales sería siempre una obra santa que debe aconsejarse al pueblo”.

Descubrí su poesía una primavera, hace siete años, con Campos de Castilla. Como un don singular de la condición humana y como expresión de la energía interior de la conciencia, la lengua encarna con usted dimensión que entraña una manera de percibir y expresar el sentido de la belleza profunda. Un caudal de palabras y conceptos que refieren la percepción de lo real, el testimonio de nuestra capacidad de reflexión y el poder de nuestra creatividad.

El Logos de Heráclito, que entendía la palabra como lenguaje y como concepto, o el Logos de san Juan evangelista, en cuya concepción aludía a la Divinidad, finca la visión profunda de la palabra en sus poemas. Pero, no es sino en la "Saeta al Cristo de los gitanos", donde se hunden las raíces de mi admiración hacia su figura y su arte. Con su descripción de la saeta y de la Semana Santa, mostrando su rechazo al culto, tan extendido en su pueblo andaluz, al Cristo dramático de la Pasión, clavado en la cruz y padeciendo una terrible agonía; sustituyéndolo por la imagen del Jesús que anduvo en la mar.

A la popularidad del poema, contribuyó mucho la versión musical que del mismo hizo el cantautor catalán Joan Manuel Serrat. Es por ello que he de decir que, en palabras de Góngora, “en mi aposento otras veces una guitarrilla tomo, que como barbero templo y como bárbaro toco. Con esto engaño las horas, en los días perezosos”.  "La Saeta" es la única pieza musical que siempre interpretaré siguiendo mis latidos, con cada nota, con cada palabra, en cada verso, tu voz y la mía, en cada acorde, en cada rima. Y qué decir de la versión de Camarón aportando la voz desgarrada con jondura.

Acabaré diciendo que han pasado 78 años, pero su legado sigue vivo. Antonio Machado, es usted -cual olmo seco- nuestro poeta nacional, del que más versos se leen y se cantan. Es para España lo que Paul Valéry para Francia. Sobre todo, un claro referente moral, dado su ejemplo cívico y su decidida apuesta por la educación y por la ciencia para regenerar aquella España corrupta de la Restauración. Pidió cultura y trabajo, como hacemos nosotros a día de hoy. Y nos dijo: "aprended a distinguir los valores falsos de los verdaderos y el mérito real de las personas bajo toda suerte de disfraces". Y como acaban sus versos en “A un olmo seco”, así acabaré yo mi carta:

"Antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera".

 

¡Simplemente gracias!

Sergio Haro Daganzo

P. D. Invito a quienes queráis a escuchar algunos temas del espectáculo audiovisual "Antonio Machado: su voz y su mirada", de Dante Areal y Pablo Guiducci: https://www.youtube.com/watch?v=e-uEKU0K8NU

HISTÓRICAMENTE NO HA HABIDO UNA REVOLUCIÓN EN LA LECTURA SEMEJANTE A LA DIGITAL

HISTÓRICAMENTE NO HA HABIDO UNA REVOLUCIÓN EN LA LECTURA SEMEJANTE A LA DIGITAL

El desafío y la incertidumbre del porvenir se remiten a la capacidad del texto descuadernado, del libro digital, de superar la tendencia al derrame que lo caracteriza. Así, lo único cierto es la inevitable convivencia de lo analógico y lo digital donde no se sabe cuál de los dos soportes dominará. Roger Chartier, prestigioso experto en historiografía, reclama un profundo cambio de estrategias en el mundo del libro para afrontar la nueva era analógico-digital.

Como argumenta Chartier (Lyon, 1945), en el mundo digital existe una continuidad textual que borra la inmediata diferencia entre géneros, visible en periódicos, revistas, cartas o libros. Como consecuencia, hay una yuxtaposición de fragmentos no necesariamente referidos a la totalidad textual a la cual pertenecían. A partir de ahí, el libro como creación, como identidad intelectual y estética, se desmorona. La antigua percepción de una entidad textual coherente y lógica, incluso cuando no se leen todas sus páginas, es reemplazada por una serie de datos, de fragmentos desvinculados que se pueden organizar, recomponer y asociar. Por ello, las posibilidades son inmensas y el problema es identificar las formas de discontinuidad y las prácticas de la lectura. De ahí la idea de las tablets o e-books de indicarle al lector si está al comienzo, a la mitad o en las últimas páginas del texto. De dar una cierta percepción de totalidad textual, sabiendo que el lector busca o recibe fragmentos derramados.

El libro es el resultado de una construcción histórica. A partir de la invención del códice, que reemplazó a los rollos de papiro, los textos que correspondían a esta unidad eran misceláneos. Entre los siglos XIV y XV, con Dante, con Boccaccio, empieza a haber sólo una obra dentro de un tipo de encuadernación. Es una herencia que tal vez sea hoy desafiada por la tecnología digital. 

Pero, ¿se debe comparar la revolución digital con la invención y la difusión del códice, que sustituyó a los rollos? Aquí, es el soporte de los textos lo que cambia: no se puede hojear un objeto sin hojas, no se puede hacer índices para un libro sin páginas. Todo esto no puede existir sin la invención del códice. La técnica digital revoluciona al mismo tiempo el soporte de lo escrito, las relaciones con los textos y su inscripción y difusión. Por ende, ninguna comparación histórica supone una revolución semejante a la revolución digital, que propone nuevos soportes de lo escrito y nuevos modos de lectura.

Estamos ante una realidad vacilante que obliga, asegura Chartier, a varios cambios, empezando por la propia historiografía. Todo debe ser más exigente, debido a los riesgos indomables de la Red, porque el lector fiscaliza el trabajo. Y a su vez hay que orientarlo y enseñarle a valorar y a moverse en el océano de Internet. Los historiadores tienen mejores herramientas de trabajo gracias al mundo virtual, lo que también es un riesgo porque les obliga a una mayor exigencia en la comprobación de datos, escritura o citas.

Se debe, además, promocionar la crítica como modelo de formación de buenos lectores. La crítica debe ser un juicio de presentación que dé conocimiento de lo que está en la obra. Más que adjetivar y coger el camino fácil, o decir que algo es malo o bueno, con juicios rotundos que pueden resultar más divertidos, se trata de dar elementos de juicio al lector y bases para que comprenda la obra y aprenda a valorarla por sí mismo.

Sergio Haro Daganzo.

BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

La legendaria Biblioteca de Alejandría, la más célebre y grandiosa del mundo antiguo, la de Pérgamo, las imperiales Palatina y Octaviana, la Ulpia, fundada por el famoso emperador hispano Trajano, las deslumbrantes bibliotecas bizantinas, como la de Constantino, que seguía existiendo en 1453, o la de Santa Catalina en el monte Sinaí, la biblioteca del emperador Carlomagno, la cordobesa de al-Hakam II (a finales del siglo X), que llegó a tener 100.000 volúmenes, las primeras bibliotecas eclesiásticas y monásticas, como la de Cesarea, fundada por Orígenes en Palestina y destruida por los árabes  en 637, la famosa Escuela de Traductores de Toledo del Rey Sabio y las bibliotecas nobiliarias de finales del siglo XV que anunciaban otra época, la del Renacimiento: en todos esos lugares estuvo depositada durante muchos años la memoria más antigua de la humanidad, aquella que hoy nos permite entender nuestro pasado, "semejantes a una huella en un campo nevado" (Walt Whitman). Los manuscritos que contenían eran copiados a mano y fueron escritos por y para una élite, sin que el pueblo, que aún no había aprendido a leer, tuviera acceso a ellos.

En un cuento de 1941, el escritor argentino Jorge Luis Borges imaginó una "biblioteca universal" en la que estarían reunidos todos los libros producidos por el hombre. En sus interminables anaqueles de forma hexagonal se contenía "todo lo que es dable expresar, en todos los idiomas"; obras que se creían perdidas, volúmenes que explicaban los secretos del universo, tratados que resolvían cualquier problema personal o mundial… Presa de una "extravagante felicidad", los hombres creyeron que con ellos podrían aclarar definitivamente "los misterios básicos de la humanidad".

Sin duda, el modelo de ese sueño literario se encuentra en la célebre Biblioteca de Alejandría. Creada pocos años después de la fundación de la ciudad por Alejandro Magno en 331 a.C., tenía como finalidad compilar todas las obras del ingenio humano, de todas las épocas y todos los países, que debían ser incluidas en una suerte de colección inmortal para la posteridad.

A mediados del siglo III a.C., bajo la dirección del poeta Calímaco de Cirene, se cree que la biblioteca poseía cerca de 490.000 libros, una cifra que dos siglos después había aumentado hasta los 700.000, según Aulo Gelio. Son cifras discutidas, pero dan una idea de la gran pérdida para el conocimiento que supuso la destrucción de la biblioteca alejandrina, la desaparición completa del extraordinario patrimonio literario y científico que bibliotecarios como Demetrio de Falero, Calímaco o Apolonio de Rodas supieron atesorar a lo largo de decenios.

Sin duda, la desaparición de la Biblioteca de Alejandría constituye uno de los más simbólicos desastres culturales de la historia, comparable tan sólo con la quema de libros que siguió a la toma de Constantinopla por los cruzados en 1204 o la que tuvo lugar en 1933 en la Bebelplatz de Berlín a instancias del ministro de propaganda Joseph Goebbels; eso por no hablar del incendio de la biblioteca de Bagdad, en 2003.

Sergio Haro Daganzo.

¡QUE VUELVAN LOS AEDOS!

Los aedos, como vimos el otro día en clase, eran artistas que recitaban y cantaban poemas y relatos en la antigua Grecia al compás de la música.

 

Yo pienso que la poesía cantada une mucho más y creo que algo parecido ocurrió en nuestra historia contemporánea con la llamada canción protesta (canciones que versionaban poemas de conocidos autores que se mostraron contrarios a la dictadura franquista).

La canción protesta no sólo consiguió unir a la gente en una sola voz, sino que también logró recuperar y difundir a los grandes poetas de nuestro tiempo, como Miguel Hernández o Antonio Machado, e inscribirlos en nuestra memoria colectiva. Cantautores como Joan Manoel Serrat o Paco Ibáñez fueron algunos de los que pusieron música a las palabras de estos y otros autores. Paco Ibáñez, por ejemplo, canta, con solo la ayuda de un instrumento musical, su guitarra (como los aedos con la lira), poemas de Rafael Alberti, recobrando su memoria y dando a conocer su obra al gran público.

 

Contando mi experiencia, yo nunca había leído a Miguel Hernández o a Alberti ni a muchos otros autores hasta que escuché las canciones de estos cantautores, y es que en la Grecia antigua no cometieron error alguno al unir poesía con música, ya que se recuerda mejor. Al oír la canción se incentiva la sensibilidad y se promueve la lectura y, lo más importante, se motiva la reflexión. Quizás no sea el método más “ético” de conocer los poemas de los más grandes de la Literatura, pero sí uno de los que más atraen.

Quizás así, si se cantara más, la crisis de la Historia de la Lectura terminaría, no ya solo cantando poemas de viejos y nuevos poetas, sino otras obras que nos hagan imaginar las historias que narran. No debemos olvidar que la lectura en alta voz hacía que todos escuchasen lo mismo, una ventaja que no comparte, por el contrario, la lectura en silencio.

Si en la actualidad se escucha mucho más música que se lee, en mi opinión, unir las dos cosas sería una muy buena alternativa. Aquí dejo unos links para que podáis escucharlos. Ya veréis al hacerlo cómo desgraciadamente todo ha cambiado muy poco...

 http://www.poesi.as/index1.htm

http://www.poesi.as/mh39nc.htm

http://www.poesi.as/bopalabr.htm

ÁNCORA Y DELFÍN

ÁNCORA Y DELFÍN

Vespasiano, en sus monedas, estampó un jeroglífico que mostraba un ancla y un delfín enlazados. Con ello expresaba una combinación de velocidad y lentitud, Festina lente, con gran riqueza de significado.

Erasmo, en sus Adagios, esa vasta colección de proverbios que llegó a alcanzar casi cuatro mil ensayos, ofrecía a los jóvenes ilustrados lecciones sobre moralidad y latinidad, aunque también resultaron útiles como manual de lectura, pues incluían textos resumidos para el desarrollo de la técnica de lectura o el arte de leer. Pero Erasmo no sólo compiló proverbios, dotándoles de una hermosa envoltura y exponiéndolos de manera atrayente para los lectores modernos, sino que investigó y localizó las fuentes clásicas, comprobando las alteraciones sufridas a lo largo de la historia en la literatura grecorromana.

Entre el gran tesoro clásico Erasmo dio con el adagio Festina Lente (“Apresúrate lentamente”), frase muy comprimida, pero no por ello menos sugerente, pues venía a decir que la prisa y la obstinación eran más nocivas que provechosas, utilizando esta lección humanística como punto de apoyo de una amplia gama de materiales clásicos. Así, pues, halló en este jeroglífico un pretexto para recorrer infinitud de caminos de escritos pictóricos, interesado más en su naturaleza que en su forma. Se remontó a los asombrosos textos de Horapolo y Chaeremont, que hicieron uso de las cualidades de los objetos naturales para impartir lecciones morales y físicas. Festina Lente, al integrar las propiedades naturales del ancla y del delfín, era para Erasmo un fragmento de “los misterios de la filosofía más antigua”.

Pues bien, todo esto lo comparte con nosotros Anthony Grafton, tan sólo me he limitado a coger algunas de sus frases, aunque tal vez las he ordenado de distinta manera a como él las expone en su texto "El lector humanista", pero sólo pretendo compartir con vosotros uno más de tantos guiños que los textos me regalan y que me hacen sencillamente feliz al descubrirlos.

Áncora y Delfín. Por ello eligió el impresor veneciano Aldo Manuzio este emblema para su imprenta. Un emblema que mucho tiempo después siguió ligado al mundo editorial, pues la Editorial Destino, fundada en 1942, lo convirtió también en su logotipo. He contemplado tantas veces este incondible anagrama, todo un jeroglífico, sin saber, sin preguntarme el por qué de ese curioso diseño. En estos días, leyendo a Grafton, lo he sabido y he experimentado la sencilla alegría de una plenitud cualquiera.

Isabel García Conde.

DURERO Y EL ARCIPRESTE DE TALAVERA

DURERO Y EL ARCIPRESTE DE TALAVERA

Los Cuatro apóstoles (en alemán, Vier Apostel) es una obra a modo de díptico del pintor alemán Alberto Durero (Albrecht Dürer). Fue acabada en 1526. Es una pintura al óleo sobre madera de tilo. Se conserva en la Alte Pinakothek de Munich. Constituye el testamento espiritual del pintor, que concibió dicha obra como respuesta a la angustiosa situación espiritual que se vivía en Alemania durante los primeros años de la Reforma.

Los santos Juan y Pedro (éste último fácilmente reconocible por llevar su atributo más típico, la llave) aparecen en el panel de la izquierda, mientras en el panel de la derecha Durero retrara a San Marcos y a San Pablo. Tanto Juan como Pablo llevan una Biblia en la mano. Por su parte, Juan y Pedro están leyendo la primera página del Evangelio de San Juan. Cada uno de ellos representa las distintas edades del hombre y los cuatro temperamentos masculinos clásicos, definidos, entre otros, por el Arcipreste de Talavera, Alfonso Martínez de Toledo, en El Corbacho o Reprobación del amor mundano (1438).

Así, el austero y noble Pablo, solitario e introvertido, grave e inquebrantable, simboliza la melancolía. El anciano y pálido Pedro es la expresión del temperamento flemático y bilioso, con la espalda encorvada por los años. A su lado, Juan, joven, rubicundo y ardiente, es típicamente sanguíneo. Y Marcos, activo, incluso agitado, representa el temperamento colérico y violento.

M. Isabel García Conde.

Homenaje a las mujeres campesinas

Homenaje a las mujeres campesinas

Cuando en clase hemos visto el acceso de la mujer al mundo del libro y a la lectura, debido a la mayor alfabetización que tiene lugar a partir del siglo XIX en toda Europa, no podía quitarme de la cabeza la imagen de mi abuela, una mujer agricultora, que no recibió educación ninguna y que aprendió con dificultad las primeras letras, lo justo para valerse, pues sus tareas eran sacar adelante la casa y trabajar en el campo como uno más.

La lucha por la alfabetización emprendida desde principios del siglo XX en el mundo rural no ha llegado a su culmen hasta hace apenas unas decenas de años. Por ello, desde el blog de la asignatura Historia de la lectura quiero rendir un homenaje a esas mujeres campesinas que, como mi abuela, apenas consiguieron aprender a leer ni a escribir o que ni siquiera tuvieron esa oportunidad. Y lo hago con este poema que alguien escribió y que comparto con vosotros con todo mi cariño.

Mujer que saborea el trigo en el campo amargo,
la que sonríe en las esquinas del campesino ebrio,
la de las casitas de piedra que le regaló el tiempo,
a la que el cielo le niega sus estrellas,
la de las entrañas vaciadas en la noche de los golpes,
la que no tiene derecho de verse hermosa.

Mujer campesina de la tierra ajena,
la que un día, cual paloma triste, la arrancaron de su tierra,
la que recoge la lluvia en sus noches tristes,
la que ama la vida sólo en luceros,
la que carece de derechos porque nació en otro tiempo,
la que juega con muñecas en sus niños hambrientos.

Mujer que conocí en días de viento,
y que quise enseñarle el abecedario del alma,
en escuelas de esteras refugiadas en miserias,
con sus hijos a la espalda y sus ojos negros.
Quise hacer milagros con sus manos toscas,
pero nunca escribió su alma porque estaba vacía.

Apenas aprendió a escribir su nombre en las piedras,
quise que alzara su rostro para mirar el cielo,
pero bajaba la mirada, saboreando la tierra.

Yo sé que su cosecha de cansancio era ajena,
que el hombre malo doblegaba su espalda,
no había derechos que defender en su alma,
porque sólo tristezas respondía callada.

Mujer campesina de mis versos de impotencia,
para ti no hay escuela que te saque de la ignorancia.
Yo moría en las tardes junto a tu río,
y lavaba mi silencio para llorar contigo.
Mujer campesina de los tiempos fríos,
yo sé que un día vencerás tu pena.

Juan Jesús G. C.

La Biblioteca de Barcarrota

La Biblioteca de Barcarrota

No muy lejos de mi casa, aunque ya en la provincia de Badajoz, se sitúa la localidad de Barcarrota, un pequeño pueblo que, si dejamos a parte haber sido la cuna del conquistador Hernando de Soto, pasa inadvertido como uno más en los Llanos de Olivenza. Al menos esto era así hasta hace unos años, cuando se descubrió la biblioteca de los libros emparedados. No conocía este hecho, quizás debido a mi corta edad cuando ocurrió, así que he indagado algo sobre el mismo. 

Y es que fue en 1992, en el mes de agosto, cuando durante las obras de reforma de una vivienda de este pueblo se hallaron emparedados diez libros impresos y un manuscrito del siglo XVI. Los libros encontrados pueden situarse en un arco temporal que va desde 1525 a 1554 y tienen en común su carácter heterodoxo. Se trata de obras comprometedoras por sus contenidos o por su autoría, includias mayoritariamente en los índices inquisitoriales de libros prohibidos de la época.

La mayor joya bibliográfica del hallazgo es, sin duda, El Lazarillo de Tormes, impreso en Medina del Campo (Valladolid) en 1554, una edición desconocida hasta el momento, siendo la primera en editarse facsimilarmente en julio de 1996. Entre los libros secretos también se encontraba el amuleto conocido como La nómina, realizado en el siglo XVI (23 de abril de 1551) en Roma y perteneciente al portugués Fernão Bradão, como consta en la orla exterior del documento: FERNAOM BRAMDAOM PORTVGES DEVRA SIGNOR DE SAOM M(ARC)OS INGENIORVM CACVMEN. La nómina lleva un texto en latín, cuya traducción es:

«Dichoso tú que has creído en mí, sin haberme visto. Porque de mí está escrito que los que me han visto no creerán en mí y que aquellos que no me han visto creerán y tendrán vida. Mas acerca de lo que me escribes de llegarme hasta ti es necesario que yo cumpla aquí por entero mi misión y que, después de haberla consumado, suba de nuevo al que me envió. Cuando haya subido, te mandaré alguno de mis discípulos que sanará tu dolencia y os dará vida a ti y a los tuyos».

Junto a la joya de nuestra literatura picaresca y la curiosidad señalada entre los libros emparedados se encuentran también un manuscrito italiano de contenido erótico, un pequeño tratadito de exorcismos, un ejemplar único de la Oración de la Emparedada en portugués, una edición latina de la Lingua de Erasmo o un tratado de quiromancia, además de otros ejemplares.

La casa en la que se hallaron todas estas obras fue propiedad del médico Francisco de Peñaranda, judeoconverso, quien había nacido en Llerena, un lugar donde el número de judíos fue muy elevado y donde se implantó una sección del cruel Tribunal de la Inquisición. El acoso del Santo Oficio debió forzar la marcha de Francisco de Peñaranda a Barcarrota, primero, y a Olivenza , después, donde existía igualmente una numerosa comunidad judía y donde la actividad inquisitorial, por el contrario, era algo más benevolente. Pero antes, y debido al miedo a que se descubrieran sus libros prohibidos, el médico decidió esconderlos tras una tapia en su casa de Barcarrota. Nos encontramos, por tanto, ante una biblioteca clandestina, escondida, lo que explica que estos libros prohibidos hayan pervivido durante varios siglos tras una pared de una vivienda particular y sólo por casualidad hayan sido descubiertos.

Juan Jesús G. C.

La quema de libros

La quema de libros

La quema de libros tiene sus inicios desde casi el mismo momento en el que comienzan a escribirse y difundirse éstos, aunque especialmente desde el instante en el que la población que está fuera de las esferas privilegiadas y poderosas accede a la lectura. Esta puerta de acceso tiene mucho que ver con la extensión de la lengua vulgar y con la consolidación de lectura silenciosa, que surge de forma natural (aunque haya muchos condicionantes externos que lo permiten), como si siempre hubiese estado ahí, esperando a ser descubierta y convirtiéndose para muchos en una verdadera necesidad. 

La lectura silenciosa engancha. Es un acto mágico que permite una extraña, o mejor dicho, misteriosa conexión con el libro. Cuando los lectores medievales comienzan a leer de esta manera, encuentran en la lectura la llave maestra de su libertad. Leyendo en silencio, se puede interpretar libremente el texto, valorarlo según unos criterios, juicios y experiencias propios.  Y éste, sin duda, fue un hecho muy incómodo para quienes pretendían imponer sus ideas y creencias.

De este modo, el conocido dicho “qué atrevida es la ignorancia”  va tomando forma. Si echamos la vista atrás a lo largo de la historia vemos, más veces de lo que deberíamos, quemas de libros realizadas con intenciones diversas. En el caso de las autorizadas por la Iglesia católica, por ejemplo, con la única intención de propagar "la verdad" de una religión impuesta y relegar a las demás al ámbito de la mera superstición. Pero si vamos más allá, y pensamos en los regímenes dictatoriales contemporáneos, veremos cómo la religión no es la única culpable de la destrucción de los libros, sino que la política también juega un papel muy importante: ejemplos conocidos por todos son las quemas de libros judíos llevadas a cabo por el Nazismo en los años 30, las de libros "rojos" organizadas por los falangistas en la España de Franco o las 15.000 copias echadas al fuego de Las aventuras de Miguel Littín clandestino en Chile de Gabriel García Márquez en 1987, durante la dictadura de Pinochet. De una manera u otra, la quema de libros no es más que una respuesta al temor que provoca la pérdida del control, consecuencia de una ambición ciega de poder e ignorancia. Todo ello creo que se refleja muy bien en la viñeta que he elegido para ilustrar esta reflexión, obra de Mingote (un pequeño y humilde homenaje).

En definitiva, la lectura tiene un no sé qué (tal vez ese poder de abrir puertas) que permite que algo se mueva dentro del lector. Las palabras escritas caen dentro de uno mismo como semillas a punto de germinar. Sólo nos queda esperar que la ignorancia de unos pocos no impida florecer las inquietudes de muchos.

Elena F. G.

 

Las Universidades medievales y la fundación de la Universidad de Alcalá

Las Universidades medievales y la fundación de la Universidad de Alcalá

Al tratar el tema de la lectura en las Universidades medievales, quería dedicar en este blog un pequeño artículo sobre los "Estudios generales" que dieron fruto a lo que hoy conocemos como Universidad. En unos casos, la Universidad nació como herencia de las escuelas; en otros, fueron fundaciones de nuevo cuño. Cualquiera que fuera su origen, estaba sujeto a fuero eclesiástico.

La enseñanza, como hemos visto, se basaba en el empleo riguroso del vocabulario y la capacidad razonadora con el uso del silogismo en dos tipos de ejercicio. El primero, la lectio o lectura comentada de un auctor, era la  forma habitual de la docencia. A ello se unía la quaestio, desarrollada a través de una disputatio sobre un tema, en la que se aportaban las opiniones de distintos autores, a través de cuyo análisis dialéctico se aspiraba a llegar a una determinatio o serie de conclusiones. Entra esas quaestiones alcanzaron notable predicamento las llamadas quaestiones quodlibetales sobre temas planteados en el momento por alumnos o por maestros.

Quería aquí incluir un texto sobre los comienzos de las Universidades europeas en el siglo XIII, el cual pertenece a Las Siete Partidas, que es un cuerpo normativo redactado en Castilla, durante el reinado de Alfonso X, con el objetivo de conseguir una cierta uniformidad jurídica del Reino.

Qué cosa es estudio, e quantas maneras son dél, e por cuyo mandado deue ser fecho. Estudio es ayuntamiento de maestros e de escolares que es fecho en algún lugar: con voluntad, e entendimiento de aprender los saberes. E son dos maneras dél. La vna es a que dizen estudio general: en que ay maestros de las artes assí como de Gramática, e de la Lógica; e de Retórica; e de Arismética, e de Geometría; e de Astrología. E otrosí en que ay maestros de Decretos; e señores de leyes. E este estudio deue ser establescido por mandado del Papa o de Emperador; o del rey. La II manera es: a que dizen estudio particular que quiere tanto dezir como quando algún maestro muestra en alguna villa apartadamente, a pocos escolares. E a tal como éste, puede mandar fazer perlado o concejo de algún lugar.

Y al hablar de la fundación de las Universidades, tengo que hacer mención a nuestra Universidad de Alcalá, fundada por el Cardenal Cisneros, quien en 1488 ya pensaba en la creación de un colegio mayor. Para ello pidió al Vaticano la autorización pertinente y visitó la ciudad para escoger su emplazamiento, elaborando los planos Pedro Gumiel. El 13 de abril de 1499 Alejandro VI firmaba la bula (cuya imagen es la que he elegido para este artículo) autorizando a Cisneros a fundar un colegio en Alcalá con las facultades de Teología, Artes y Derecho Canónico. En ella se decía: “Entre todo lo que el hombre mortal puede obtener en esta efímera vida, lo más importante es que logre alcanzar el tesoro de la ciencia”. El Papa otorgó un total de tres bulas fundacionales por las que respectivamente daba beneplácito a la creación del Colegio Mayor -la ya reseñada Inter Caetera-, precisaba de fuero académico -Militanti Ecclesiae-, y le autorizaba a conceder los grados académicos habituales en otras universidades -Etsi Cunctos-.

El cardenal Cisneros empezó la edificación de la Universidad y del Colegio. La construcción fue haciéndose en varias etapas, primero de adobe y luego de cantera, pero con una gran austeridad franciscana. El rey se burlaba de esto, pero Cisneros replicó: otros harán en piedra lo que he hecho en barro”, y de ahí el lema que se lee en el patio principal: "EN LUTEAM OLIM CELEBRA A MARMOREAM", “antes de barro, ahora de mármol”. Pedro Gumiel fue el arquitecto no sólo del edificio que albergaría el Colegio de San Ildefonso, sino de todo un complejo inmobiliario de colegios menores, pupilajes, finca de recreo y biblioteca. Con estas edificaciones y la del hospital para estudiantes pobres se creó una ciudad que albergó una revolución educativa de la que Francisco I pudo decir: Un solo fraile ha hecho en España lo que en Francia hubieron de hacer muchos reyes”. Por fin, en 1508 se inauguraba oficialmente el primer curso en el Colegio de San Ildefonso. Hoy, más de 500 años después, he querido rendir un pequeño homenaje a aquellas personas que hicieron de un sueño una realidad.

Juan Jesús Gutierro.

(Fuente: Página Web de la Universidad de Alcalá: www.uah.es).