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Historia de la lectura

LA LECTURA Y LAS BIBLIOTECAS EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA

LA LECTURA Y LAS BIBLIOTECAS EN LA SOCIEDAD SOCIALISTA

Hoy os quiero hablar de Nadezhda Konstantinovna Krúpskaya (1869-1939), feminista, pedagoga y dirigente bolchevique. Fue la que impulsó el sistema educativo soviético y la pionera en la creación de un sistema bibliotecario soviético. Ella era feminista y bibliotecaria.

Las bibliotecas públicas que existían en Rusia durante el gobierno zarista eran más bien pocas. Krúpskaya, al igual que la mayoría de los comunistas, pensaba que era necesario apostar por la educación de las clases trabajadoras ya que, según esta ideología, esta era la única forma de hacer la revolución. Además, no debemos olvidar que sin bibliotecas el acceso a la cultura y, por tanto, la formación de la clase obrera, estaban muy limitadas.

Krúpskaya fue una auténtica impulsora de las bibliotecas y de la cultura y propició que durante el mandato de Lenin (que fue su compañero de vida) se fundaran miles de bibliotecas. Una de sus frases, que a mi personalmente más me gusta, es la siguiente: “Los libros para niños son una de las armas más poderosas en manos de los socialistas para la educación de las nuevas generaciones”. Con esta creencia apostó por el incremento de la alfabetización y también por la extensión social de la educación que tenía que salir de las aulas y conquistar otros espacios, para lo que un buen sistema de bibliotecas era algo imprescindible.

Las bibliotecas benefician a la sociedad, en este caso concreto a la sociedad socialista, ya que se ofrecen las mismas oportunidades a todos los ciudadanos/as. La cultura tiene que ser utilizada como una herramienta para derrocar al poder, como un instrumento político. Los pedagogos socialistas son muy conscientes de esto (Makarenko defenderá lo mismo). Desde el gobierno de Lenin se creía que el nivel cultural de una sociedad se podía medir según la organización de las bibliotecas. Según él: “Los bibliotecarios debían hacer de cada biblioteca un centro ideológico que ayudaría a construir el socialismo”, lo que también demuestra los intereses políticos que había detrás de esta apuesta. 

Krúpskaya, defendió también la producción de libros en tiradas masivas, aunque como en ese momento todavía esto no era posible, incidió en que los libros debían tener un uso colectivo que solo era viable a través de las bibliotecas. Para poner en marcha esta idea, colectivizó gran parte de los libros que pertenecían a colecciones privadas, lo que también le permitió controlar el contenido de los ejemplares, dado que no debemos pasar por alto la censura instituida. 

Al mismo tiempo, desarrolló un plan de estudios dirigido a los futuros bibliotecarios, que debían realizar actividades relacionadas con la orientación lectora, por ejemplo, un buen bibliotecario debía recomendar la lectura de ciertos libros, aquellos que eran considerados apropiados, o la elaboración de un informe que debía ser presentado de forma oral (para Marx, el poder de la oratoria era indiscutible).

Los resultados de todo este proceso de alfabetización de la sociedad y desarrollo de las bibliotecas fue indiscutible, además consiguió importantes avances en el campo de la biblioteconomía. Algo que también logró Krúpskaya, como feminista, fue que creciera la alfabetización femenina en los años veinte en Rusia. 

Para más información, pincha aquí.

Julia Tierno Ruiz Roso.

LA HISTORIA DE LOS DICCIONARIOS

LA HISTORIA DE LOS DICCIONARIOS

La Real Academia Española define el “diccionario” como un “repertorio en forma de libro o en soporte electrónico en el que se recogen, según un orden determinado, las palabras o expresiones de una o más lenguas, o de una materia concreta, acompañadas de su definición, equivalencia o explicación.”

Resulta interesante que desde el comienzo de la escritura ya se escribiera acerca las palabras mismas, y es que se considera que los primeros diccionarios aparecieron en torno al 600 a.C. en Mesopotamia. Eran diccionarios bilingües que se encargaban a traductores y sabios extranjeros y locales. Se trataba de tablillas de barro con columnas, en las que se escribían listados de palabras y sus equivalencias. Buena parte de estas tablillas encontradas, escritas en lengua acadia, pertenecieron a la Biblioteca de Asurbanipal en la ciudad asiria de Nínive.

Ya en la Antigüedad clásica, entre los diccionarios conservados se pueden destacar el Diccionario de lengua homérica de Apolonio el Sofista y, durante la época romana, destaca el diccionario de Verrio Flaco, en tiempos de César Augusto, y la obra de Erostiano en tiempos de Neron. De igual forma, en el siglo V, destaca el Diccionario etimológico de Orion de Tebas.

Es en la Edad Media cuando aparecieron los primeros glosarios sobre diferentes temas. No obstante, el término “diccionario” lo debemos a la obra del inglés John de Garland, quien en 1220 escribió un libro de ayuda para la pronunciación de las palabras de origen latino. Así, no fue propiamente un diccionario, tan solo un libro acerca de la dicción latina.

En cuanto a la lengua inglesa, en 1604 Robert Cawdrey escribió el primer diccionario del que se tiene conocimiento, Table Alphabetical, un recopilatorio de expresiones poco usuales de la lengua inglesa.

En lo que atañe a la lengua española, hubo que esperar casi un siglo más para que tuviera su primer diccionario. En 1713 se fundó la Real Academia Española (RAE) y, desde el primer momento, sus miembros comenzaron a trabajar en la tarea de elaborar un gran diccionario de la lengua española. En este diccionario cada palabra contaría con una definición y con un ejemplo de su uso. La primera edición, del año 1780, va a contar con 46.000 entradas (algo más de la mitad de las 88.000 que posee la obra de 2001). Este va a ser el antecedente del actua Diccionario de la lengua española (DLE) de la RAE, que a día de hoy se puede consultar incluso a través de Internet: https://www.rae.es.

Sofía Tabero Zafra. 

 

 

 

LECTURA EN PAPEL VS LECTURA EN PANTALLA

LECTURA EN PAPEL VS LECTURA EN PANTALLA

Este debate es uno de los más interesantes en el mundo de la lectura, y dado la gran influencia que tiene hoy en día, he decidido exponer a través de este blog las ventajas e inconvenientes que tiene cada opción, y algunos de los datos más curiosos sobre este tema. Habitualmente comentamos que se trata de un debate que nunca acaba puesto que se relaciona de forma directa con los intereses personales de los lectores. Que las personas que se han criado rodeadas de libros, periódicos o revistas de papel no presentan los mismos sentimientos hacia la lectura digital que un lector más moderno, es algo muy evidente.

Son muchos los argumentos que condicionan la decisión para escoger la lectura digital, entre estas ventajas podemos encontrar la comodidad, al ocupar menos espacio y ser más portable. Por ejemplo, en un viaje de larga distancia, es más cómodo poder escoger el libro que tengas descargado de forma electrónica e ir variando en tus lecturas, sin la necesidad de tener que transportar un gran volumen de papel. Otro de su ventajas, importante entre los lectores más jóvenes y veteranos, es la opción de poder elegir el tipo de letra que deseas, algo que no se puede realizar en un libro físico. Pero uno de los principales argumentos para escoger esta opción es la diferencia de coste, pues un libro digital tiene tendencia a ser más barato que un libro físico, además de que su disponibilidad es inmediata, algo que no podemos asegurar con un libro tradicional.

Por otro lado, hay varios argumentos que son indiscutibles para los defensores de la lectura en papel, como el peso emocional que contiene cada uno de esos libros que se tienen en casa, vinculados a la historia personal de cada lector. En segundo lugar, podemos destacar la idea de biblioteca. Muchos de los lectores fieles al papel son grandes coleccionistas de libros en su biblioteca personal, como hemos podido comprobar en uno de los talleres reflexivos de esta propia asignatura. De manera digital estos libros van a estar guardados en alguna nube, pero pierden esa esencia material y visual de biblioteca. En último lugar, me gustaría nombrar el argumento que utilizan muchos lectores, y que se ha comprobado a través de algunos estudios, y es que la lectura en papel se recuerda más y mejor que la lectura digital. Un lector que está leyendo un libro físico se concentra mucho más y ejercita en mayor medida su memoria que si lee un libro digital. ¿Cómo podemos explicar esto? Bueno, entre otras razones, porque cuando se lee un libro a través de una plataforma virtual hay diversos contenidos que pueden ayudar a distraerte y que alejan tu atención del libro que estás leyendo (contenidos multimedia, hipervínculos, etc.).

En definitiva, cada uno elige cómo entretenerse y escoge la lectura que más le gusta para disfrutar de su tiempo libre. Estoy convencido de que este debate seguirá existiendo durante muchos años más, puede que, con menor o mayor repercusión, pero seguirá estando presente en nuestras vidas.

Héctor Escribano Castillejos.

EL MILAGRO DEL EVANGELARIO

EL MILAGRO DEL EVANGELARIO

Esta historia que aquí regalo, sea escuchada por todo el orbe pues, fue de tal milagro el misterio que esconde, que no solo al rey nuestro señor tuvo en sorpresa noble, si no que al descreído conde, quien de Dios nada sabe, volvió a la fe de nuevo.

Estando en rezos los frailes, que de maitines se trataba, oyó de pronto uno de ellos, fray Martin de Torquemada, el sonido de un estruendo, que de sonar no cesaba.

Fue a avisar al prior, santo varón que el convento guarda, y este dejando el rezo, hacia el ruido se desplaza. 

En la sala entrando, nube de incienso le aguarda, el libro de los evangelios que tan encendido como llama, entre querubines descansa, y no solo incienso se palpaba, sino una obra de coros que al señor ensalzaba.

El fraile franciscano, erizado de sorpresa, se hizo enseguida presa de tal fascinante milagro. Pues fue el evangeliario, rodeado de plata y oro, exaltado sobre los brazos de ángeles tan elevados y santos.

Este hecho prodigioso demuestra a todo cristiano que los evangelios son divinos, por Dios inspirados y al hombre por su misericordia dados, que su lectura recomienda siendo el libro santo, de devoción y cuidado, desde ese día decorado de tal enjoyadas criaturas.

Vaya pues vuestra merced al ofertorio en su día, que escuchará el evangelio milagroso, y pida en pos de sus plegarias a Jesús hermoso, un responso para esta alma mía.

(*) Relato en rima inspirado en las clases teóricas de la asignatura. 

Francisco Javier Izquierdo Vega. 

LOS LIBROS NOS CUIDAN

LOS LIBROS NOS CUIDAN

A lo largo de la historia, los libros y la lectura se han empleado con fines terapéuticos, de enriquecimiento personal y de empoderamiento, entre otras cosas. Hay estudios realizados por diversos especialistas en la materia que demuestran que al leer se generan unas interconexiones neuronales concretas, que son beneficiosas para nuestra salud (Raymond A. Mar, David Lewis, etc.).

Así, la biblioterapia contribuye a la mejora de la vida personal y de nuestra salud, y se muestra como instrumento en el combate de las tensiones de la vida diaria.

Un  ejemplo de ello, es el que el pasado 25 de marzo de 2021 en el Webinar "Biblioterapia: otra forma de curar", celebrado en el marco de nuestra asignatura, nos mostró Ana María Ruiz López, enfermera del servicio de urgencias médicas de Madrid y una gran amante y defensora de los libros.

Ella creó, organizó y puso en marcha, con la ayuda de sus compañeros y compañeras, la biblioteca Resistiré en el Hospital de campaña de IFEMA durante los momentos más duros de la pandemia global producida por la COVID-19. Su objetivo estaba claro: combatir la soledad de estos pacientes aislados en este hospital de campaña. 

Esta biblioteca ha sido un claro ejemplo de solidaridad y entrega, porque cada una de las personas que colaboraron con la misma aportaron su granito de arena para intentar mejorar la situación crítica a la que todos nos estábamos enfrentando en esos momentos. 

Debido a la situación desbordante que los sanitarios estaban viviendo, no podían acompañar a cada paciente como solían hacer. Por esta razón, a Ana se le ocurrió la idea de buscar esa compañía, consuelo y cuidado en los libros.

A través de estos, y gracias a ellos, consiguió que sus pacientes se sintieran menos solos a pesar de su aislamiento. Utilizó la lectura como un rescate asistencial, útil para calmar los nervios, para evadirse de los problemas cotidianos, y para que pudieran aprender y viajar a otros lugares, fuera de la enfermedad, del dolor o de la soledad.

Termino con una frase que Ana María Ruiz pronunció en el Webinar y que creo que recoge muy bien cómo los libros fueron capaces de cuidar a los enfermos de COVID-19 en IFEMA: “Los libros ocuparon el lugar de la familia que te abraza o del amigo que te habla”.

Laura Sánchez Esteban.

A LA VEJEZ, VIRUELAS...

A LA VEJEZ, VIRUELAS...

Estoy segura de que para todos nosotros leer es algo sencillo y que hacemos todo el tiempo, casi de forma inconsciente. Para nosotros se ha vuelto algo cotidiano y tenemos estímulos constantes para hacerlo. Pero, ¿de verdad es así para todas y todos?

Históricamente hace relativamente poco tiempo que la idea de escuela o colegio como hoy lo conocemos se volvió algo obligatorio y sin distinción de género. Probablemente a nuestros padres o a las personas de nuestro alrededor les ocurra lo mismo que a nosotros en cuanto a la lectura, la consideren algo cotidiano y sencillo. Pero no hace falta indagar en muchas generaciones atrás para encontrar a gente que se sale de este paradigma. Muchas de nuestras abuelas o tías son analfabetas. Nunca nadie les enseñó a leer y mucho menos a escribir. Ni que decir tiene que a ellas, y digo a ellas a conciencia, nunca se les preguntó o se les dio la opción de escoger ir a la escuela. Directamente se asumió que esta actividad suponía una pérdida de tiempo y algo innecesario cuando verdaderamente eran útiles trabajando, por ejemplo, en el campo o en tareas propias del hogar como limpiar, cocinar, coser, cuidar a los pequeños y/o a los mayores, etc. Esto a muy temprana edad y cuando aún eran muy jóvenes se casaban y formaban una familia. Un círculo vicioso que se retroalimentaba, y que también afectó a muchos niños, generalmente de clase baja, que por necesidad tenían que trabajar para poder ayudar en casa. En el caso de las niñas se le sumaba que eran niñas y, por tanto, tenían aún menos opciones.

También estoy segura de que muchos de nosotros hemos escuchado o directamente nos han dicho que no perdamos el tiempo y que, cuanto antes, en cuanto a la edad, estudiemos mejor. Es decir, siendo jóvenes es más fácil estudiar.

Pues tomando de referencia lo que he contado al principio y he unido a esta segunda idea, encontramos a Jacinta Ortiz Mesa que contra todo pronóstico ha derribado barreras y no solo literarias (La campesina y el marqués o Cuentos y fábulas de la Campesina son algunos de los títulos de sus obras). Y es que aquel dicho de: “a la vejez, viruelas…” le viene muy bien a Jacinta, que tras una dura vida y a la edad aproximada de 70 años aprendió a leer y no solo eso, sino que devoró los libros que encontró y posteriormente se postuló como escritora. Concretamente es poetisa y firma sus libros como “La Campesina”.

No sé a vosotros, pero a mí me parece un hecho fascinante, digno de admiración y sobre todo de reconocimiento. Un reconocimiento que personalmente hago mediante este post y con el cual os insto a conocer más sobre su historia.

María de la Calle de Jesús.

LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Los alumnos de la asignatura de «Historia de la Lectura» de los grados de Humanidades y Doble Grado de Humanidades y Magisterio en Educación Primaria de la Universidad de Alcalá han puesto en marcha el proyecto #YoxtiLeo. Esta iniciativa ha sido impulsada a través de un perfil de Instagram y trata de llevar un mensaje de ilusión y esperanza en estos momentos tan difíciles que atraviesa la humanidad debido a la pandemia generada por el COVID-19.

En esta cuenta encontramos vídeos de los alumnos en los que recomiendan obras literarias a través de la lectura de un fragmento, así como pequeñas frases de libros e historias que pretenden fomentar e impulsar la lectura como una forma de terapia en estos duros momentos. Se puede acceder al perfil en Instagram a través de la cuenta yoxti_leo y del hashtag #yoxtileo, que ya cuenta con más de un centenar de publicaciones de alumnos.

Hace unos días, con motivo de la celebración del Día del Libro, el 23 de abril, numerosos medios y diversos autores defendían que la lectura puede convertirse en una buena vía de escape en tiempos de confinamiento. Esta práctica disminuye el estrés y hace que el lector, tenga la edad que tenga, se sienta acompañado. Esta es la idea que está detrás del proyecto de biblioterapia #YoxtiLeo de la Universidad de Alcalá, que inspira a abrir los ojos a nuevos mundos, con personajes y escenarios que evocan otros tiempos y otros lugares y que pretenden hacer desconectar a la gente del momento que atraviesan.

Sin duda, los alumnos de «Historia de la Lectura» estarán de acuerdo con John Fitzgerald Kennedy: «amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía».

María González Campbell.

LA BIBLIOTECA DE LA CLASE DE «HISTORIA DE LA LECTURA»

LA BIBLIOTECA DE LA CLASE DE «HISTORIA DE LA LECTURA»

Hace unos días estaba viendo una película basada en el libro La sociedad literaria y el pastel de piel de patata, de Guernsey, y en ella se citaba a Charles Lamb, quien decía: «Generalmente se lee para decir que se ha leído». No pude dejar de pensar en esa afirmación y de preguntarme por qué leía yo, pues no estaba de acuerdo con el autor. Qué mejor día para reflexionar acerca de esta cuestión que el 23 de abril de 2020, el Día del Libro. Para ello, y para celebrar este día (este año, un poco especial) con la clase, hemos recopilado recomendaciones de libros de compañeros y compañeras además de frases y citas sobre la lectura.

El catálogo de libros ha resultado ser muy variado: hay historias ambientadas en muchos siglos atrás, desde la Roma Imperial, pasando por épocas medievales, mundos distópicos o de fantasía, los siglos XIX, XX, y otras historias que suceden en la actualidad. En cuanto a géneros, historias de terror, de fantasía, de amor y desamor, de misterio, de aventura, de ciencia ficción, de reflexión... Un sinfín de temáticas que, sin embargo, se relacionan entre ellas: todas son historias que nos permiten viajar, nos permiten ser libres. Sin duda, hay recomendaciones muy interesantes, desde Javier Cercas a Kafka pasando por John le Carré, Eduardo Mendoza, Javier Ruescas, Bécquer, Chéjov, Isabel Allende, Stephen King, Machado… Y un montón de títulos, clásicos y contemporáneos, para tomar buena nota: La hija del espantapájaros, La historia interminable, Con tal de verte volar, El cuento de la criada, Entre tonos de gris, La lección de August, Patria, Un mundo feliz, entre muchos otros.  

¿Para qué leemos, entonces, los y las estudiantes del Grado en Humanidades y del Doble Grado en Humanidades y Magisterio de Educación Primaria? Está claro que no para decir que hemos leído. Según las citas que hemos reunido, leemos para viajar, para soñar, para volar, para conocernos, para ser cada vez más libres, para vivir, al fin y al cabo. Al leer, logramos evadirnos y colocarnos en un punto al azar de un mapa de cualquier época, muy lejos de aquí, donde no existe nada que nos asuste, donde podemos vivir otras vidas y conocer otros pensamientos. A veces necesitamos una vía de escape y son las letras quienes pueden darnos el refugio que necesitamos.

Para mí los libros son naves espaciales, barcos, trenes, vehículos que conducen a diferentes destinos en los que habitan historias y puntos de vista que fortalecen la libertad de mi mente.  En momentos en los que el mundo parece alejarnos, en los que las canciones hablan de que todo va mal, la lectura es mi salvavidas.

Lucía Benito Mercado.

LA LECTURA ANTIGUA

LA LECTURA ANTIGUA

La Roma antigua fue escenario de cambios trascendentales que habrían de tener una influencia definitiva en el futuro de los libros, la lectura y las bibliotecas.

El pueblo romano comenzó la conquista del mundo mediterráneo y la conformación de su amplio territorio a partir del siglo V a. de C. Por medio de las armas los romanos conquistaron una gran cantidad de pueblos con diferentes costumbres, tradiciones y cultura, aunque también es importante destacar que casi de forma simultánea se fueron ejerciendo un tipo diferente de conquista: la conquista cultural. Los romanos tuvieron cuidado de tomar todo lo bueno de cada pueblo conquistado y adaptarlo, es lo que los especialistas llaman «latinización o romanización del mundo antiguo».

Al conquistar los territorios griegos en el año 146 a. de C., lejos de hacer desaparecer su lengua y su alfabeto, los romanos se preocuparon por mejorar y enriquecer sus caracteres, dando paso con ello a la creación del alfabeto latino con la incorporación de cinco nuevos símbolos fonéticos: las vocales. Este nuevo alfabeto, daría paso posteriormente a la aparición de las llamadas lenguas romanas: español, italiano, francés, romano, gallego, provenzal, dálmata, catalán, y el rético, entre otras más, y que habrían de tener un papel importantísimo en el devenir cultural de muchas culturas más.

En la civilización romana también se produjo otra novedad cultural en torno a las prácticas de la lectura conocida como «cultura del botín» en referencia a los libros conseguidos en sus botines de guerra, con los que se conformaron muchas bibliotecas privadas que empezaron a tener como parte de sus espacios físicos jardines, pórticos y grandes salas reservadas para los eruditos que acudían a ellas para debatir sobre sus lecturas y llevarse textos prestados. La élite romana solía llamar a estos lugares «espacios donde se hacía la vida».

Miguel Cumplido.

LA MUJER LECTORA

LA MUJER LECTORA

Pensar la Historia de la lectura desde una perspectiva de género es algo relativamente reciente. Las mujeres antaño es cierto que leían poco y en menor medida que los hombres, pero todo ello se debe a distintos factores de índole social y cultural.

Gracias a diferentes fuentes iconográficas, podemos saber que las prácticas de la mujer lectora eran mucho más ricas de lo que otras fuentes, como libros o testimonios nos hacen pensar. En un libro tan famoso como es Don Quijote de la Mancha, aparecen mujeres que además de leer sabían escribir, y que se interesaban especialmente por la novela de ficción. Incluso podemos hablar de que las mujeres leían bajo cierto criterio femenino; en la obra de Juan de la Cueva titulada El Infamador (1582) aparecen dos mujeres que queman libros de carácter misógino. Las mujeres eran conscientes de la situación de inferioridad en la que estaban y de la dominación patriarcal, es por ello que utilizaban la lectura como un acto de rebeldía para combatir ese sistema de control y represión.

Si atendemos solo a la información de ciertas fuentes, tradicionalmente escritas por hombres, la mujer aparece como poco alfabetizada, inculta, limitada, pero eso no es así. Si por el contrario nos disponemos a observar las distintas fuentes iconográficas, el tópico de la mujer como inculta y poco alfabetizada parece perder credibilidad: hay imágenes en las que aparecen representadas mujeres leyendo desde el siglo XIII, y que irá in crescendo a partir del siglo XV.

Esta estrecha relación de la mujer con el libro fue bien asentada, hasta que la mujer empezó a leer el género de ficción a partir del siglo XVI, donde la mujer lectora empezó a considerarse como un peligro. Este miedo hacia la mujer lectora queda plasmado en las obras pictóricas: si nos atenemos al ejemplo de la Anunciación, se puede observar como desde el siglo XIV, la mujer lectora en esos cuadros aparece como el elemento que domina la obra, sin embargo, a partir del siglo XV, esta imagen de la mujer poderosa desaparece.

Pero el querer ocultar a la mujer culta, formada y lectora no es solo cuestión del Siglo de Oro, sino que también ocurría durante la Antigüedad, como ocurrió por ejemplo con Aspasia de Mileto. Aspasia era milesia, hija de Axíoco. Fue profesora de retórica y tuvo una relevante posición en el círculo de Pericles, su marido, con quien tuvo a su hijo Pericles II, aunque fue sometida a un proceso de impiedad. Cuando falleció su esposo y quedó viuda se casó con Lisicles, del que tuvo un segundo hijo llamado Poristes, aunque es un hecho que no se ha determinado con exactitud. Lo más llamativo de todo es que, si tenemos datos hoy en día de lo que fue una gran mujer, es gracias a los escritos de hombres, ya que de su obra quedó nada. Cuando falleció su segundo esposo hay un vacío en su biografía, por lo que no hay información de Aspasia de su vida anterior al matrimonio de Pericles ni posterior al fallecimiento de Lisicles, es decir, la biografía de Aspasia es conocida en función de su relación con hombres.

Este tipo de situaciones se han dado en numerosas ocasiones a lo largo de la Historia de la lectura, en la que la mujer ha sido completamente silenciada; es por ello que no debemos de fiarnos completamente de las fuentes, sino que hay que llevar a cabo un estudio más en profundidad para conocer realmente la situación de la mujer y de la lectura a lo largo de la historia. Como se suele decir, la historia la escribe el que vence, y como no, la historia la escribió el patriarcado.

Referencias:

BERNÁRDEZ, Asunción: «Pintando la lectura: mujeres, libros y representación en el Siglo de Oro», Edad de Oro, 26, 2007, pp. 67-89.

Sobre el cuadro: La Ciudad de las Damas de Christine de Pizan (1410).

Astrid Castro Vergara

LECTURA ANALÓGICA VS. LECTURA DIGITAL

LECTURA ANALÓGICA VS. LECTURA DIGITAL

El presente artículo es un resumen del artículo de Jose Antonio Cordón García y A. Olivia Jarvio Fernández: “¿Se está transformando la lectura y la escritura en la era digital?”, Revista Interamericana de Bibliotecología, 38(2), 2015, pp. 137-145. Disponible en: https://www.redalyc.org/html/1790/179038631005/

Con los progresos tecnológicos que se han dado en los últimos años y que siguen avanzando a una velocidad cada vez mayor, la lectura y la escritura han experimentado ciertos cambios que hacen que se diferencien de la lectura y la escritura tal y como la entendíamos tradicionalmente. Alberto Manguel en Una historia de la lectura (2005) describe la lectura tradicional como “lenta, profunda, individual, exige reflexión”, a diferencia de la lectura digital, que es superficial, pero sin embargo muy eficaz para la búsqueda. Los textos digitales presentan una gran facilidad tanto para ser adquiridos como para ser eliminados, un problema que nos hace cuestionarnos la perdurabilidad del texto digital en un futuro.  Por el contrario, el libro impreso es una obra integral que reúne la estética y la apariencia con el objeto en sí, y la posibilidad de ser manipulado.

Tras esta comparación, el libro impreso parece tener un mayor y mejor porvenir que el texto digital si pensamos en mantener la información relevante del mismo en el tiempo, sin embargo, en cuanto a accesibilidad y facilidad de obtención y circulación, el texto digital se posiciona por encima del impreso. Por otro lado, el texto digital no motiva una lectura meditada como sí lo hace la lectura tradicional, sino que es una lectura rápida, con distintos estímulos como sonidos, enlaces e imágenes que van construyendo una telaraña en la que el usuario lector queda atrapado. El texto tradicional no requiere de ninguna “capacidad extra” para su lectura, simplemente basta con saber leer, sin embargo, la lectura digital exige un conocimiento de las nuevas tecnologías y un desarrollo de diversas formas de lectura, así como la búsqueda de información. Esta forma de lectura viene motivada por el “hipertexto”, que permite la conjunción de varios documentos dentro de un mismo texto.

El nuevo lector de la era tecnológica desarrolla de forma natural una participación en el texto más dinámica, donde el lector es capaz de elegir el orden de lectura creando una secuencia textual en función de sus propios intereses. Cassany, en Tras las líneas sobre la lectura contemporánea (2006) afirma que el discurso electrónico ofrece al usuario la opción de construir su significado, lo que le da aún más fuerza a la idea de los múltiples sentidos del nuevo texto, un mismo texto podrá interpretarse tantas veces como el lector desee.

Al igual que se va conformando una nueva forma de lectura, la escritura irá siguiendo los mismos pasos, esta nueva escritura permite al lector una comunicación mucho más cercana, que se aproxima casi a lo oral, aunque la “conversación” se lleva a cabo frente a la pantalla y no cara a cara. Los chats o los foros son el mejor ejemplo; cuando hablamos con una persona sin una pantalla de por medio no planificamos lo que queremos decir, igual pasa cuando nos escribimos con alguien en un chat o red social: cometemos errores, realizamos intervenciones inmediatas, errores, pausas e incluso autocorrecciones.

De la misma forma que se va construyendo una nueva forma de lectura y escritura, todo ello irá acompañado de un nuevo público lector, más afin a las nuevas tecnologías. Este nuevo público lector lo conformarán en su mayoría los jóvenes, quienes ya han nacido con esta nueva forma de lectura y escritura emergente, y que, por lo tanto, tendrán mayor facilidad para desarrollarlo. Prensky acuña un nuevo término para referirse a este grupo de jóvenes: nativos digitales.

 “Los nativos digitales son multitarea, con estructuras neuronales específicas que los convierte en pensadores sofisticados […]” (Martínez, E.: “La comunicación digital: nuevas formas de lectura-escritura”, 2010).

Puede haber cierta preocupación de aquellos que optan y han optado por una lectura tradicional, al pensar la imposibilidad de adaptarse tan rápido a esta nueva forma de lectura y escritura, sin embargo, el cerebro humano tiene una gran capacidad para cambiar y adaptarse, incluso para “reprogramarse”. Su plasticidad permite incluso adaptaciones a nivel biológico. La lectura no es algo que sepamos de forma instintiva, sino que aprendemos a leer, y la forma en cómo se va desarrollando a través de medios o tecnologías ayuda a conformar los circuitos neuronales.

Astrid Castro Vergara

 

LEER SERÁ EN EL FUTURO UN ACTO DE REBELDÍA

LEER SERÁ EN EL FUTURO UN ACTO DE REBELDÍA

La frase que conforma el título de este artículo es una cita de Alberto Manguel, escritor, traductor y editor argentino-canadiense. Una de sus obras más aclamadas es Una historia de la lectura (Buenos Aires, 1948), en la que recrea el mundo del libro, la lectura y de los grandes autores que han protagonizado la Historia de la Lectura. En una entrevista para el diario nacional español El País, Manguel afirma que el ser humano podría ser definido como un animal lector: “Creemos que el mundo natural hay que descifrarlo. Vivimos en esa paradoja: saber por un lado que este mundo no tiene ningún sentido y preguntarnos el porqué de las cosas".

Sin duda, para él la respuesta a cualquier duda está en los libros, y lamenta profundamente que el libro haya perdido el prestigio que tenía hace décadas: "Las calidades que tiene la tecnología, por razones económicas, son las que nuestra sociedad pone por delante. Hace cincuenta años la biblioteca estaba en el centro de la sociedad, nadie discutía que leer era importante, pero el capitalismo salvaje actual no puede permitirse un consumidor lento. La literatura, en cambio, requiere lentitud, requiere que te detengas, que reflexiones, que nunca alcances una conclusión. Nunca puedes saber si Don Quijote está loco o no. Como sociedad tenemos que decir que el acto intelectual es importante. No puedes pedir a un adolescente que lea cuando le estás diciendo que toda actividad que no te dé una ganancia inmediata y visible es inútil. Creo que no existen seres humanos no lectores. En la sociedad actual es como si fuésemos misioneros de una religión en la que la iglesia central ya no cree".

Los libros no han sido precisamente una de las herramientas que el poder haya requerido, más bien lo contrario, y de haber estado en el poder se han utilizado como medio de control de la población (Bibliotecas de la Roma Imperial). El hecho de que haya existido la censura –que, en parte, sigue presente hoy en día- es lo que le otorga al libro ese carácter de libertad de expresión, de conocimiento, algo que no ha sido precisamente de buen gusto para aquellos que gustan de una sociedad sumisa. Como alega Manguel, para un político siempre será más fácil gobernar ante un “pueblo idiota”, que no razone, que no piense en lo que le están diciendo. Y aunque la palabra “censura” respecto al libro nos suene a tiempos remotos, Manguel aclara que aún en la actualidad, la censura sigue presente: "El editor cuya vocación era la literatura ya no puede trabajar de la misma manera porque tiene que conseguir un provecho financiero, y eso elimina el 90% de la literatura. Si Borges se presentase hoy con un nuevo libro no podría publicarlo. Ahora un editor se fija en las ventas anteriores de ese autor y si el anterior no se ha vendido, no se publica. Esta situación se complica porque ahora también son los compradores para las grandes superficies los que deciden. En el mundo anglosajón, a la mesa del editor se sienta el crítico, el gerente y ese comprador que opina sobre el libro, y si aceptan sus condiciones compra 50.000 ejemplares, que, además, puede devolver. Estamos en esa situación y las consecuencias serán catastróficas".

Es entonces cuando Alberto Manguel habla de la lectura como un “acto de rebeldía”: "Siempre lo ha sido. Primero porque se valora la acción y no la inacción y porque conduce a la reflexión, y eso siempre es peligroso. Y porque a través de la lectura empezamos a conocer quiénes somos. En el futuro, leer será no sólo un acto de rebeldía, sino también un acto de supervivencia. Si como lectores nos resignamos a que nos impidan leer la buena literatura nos vamos a condenar a ser menos humanos. Es un riesgo que, por supuesto, no podemos correr. Ya estamos al borde de la catástrofe porque hemos destruido el mundo natural y ahora estamos haciendo todo lo posible para destruir el mundo intelectual. Hay que actuar ahora. Pero ahora quiere decir hoy".

Enlace a la entrevista: 

https://elpais.com/diario/2007/01/13/cultura/1168642803_850215.html

 

Astrid Castro.

LECTURA DIGITAL Y EN PAPEL

LECTURA DIGITAL Y EN PAPEL

En las últimas décadas hemos podido comprobar la evolución de uno de los grandes fenómenos en la historia de la humanidad, el desarrollo digital, que ha derivado en la digitalización de muchos otros aspectos, como la lectura.

Como comenta José Antonio Cordón en su articulo «La lectura digital: una progresión constante» (2015), nos encontramos ante un fenómeno que permite llevar la lectura a cualquier ámbito de nuestra vida. Gracias al desarrollo de aplicaciones, dispositivos electrónicos, etc., que fomentan una lectura más accesible, rápida y cómoda para los lectores. Si deseamos buscar información sobre un tema, con apenas unos clics, podemos encontrar el libro en Internet y leerlo sin tener la necesidad de acudir a una Biblioteca. Además, los sistemas digitales de préstamo son un punto a favor de la comodidad del lector, pues puede gozar de la tranquilidad de descargarse el libro en casa y no tener que acudir a la Biblioteca. Por otro lado, podemos ver cómo la lectura ha modificado su soporte en gran medida, pues se comienza a dejar de lado los libros y el papel, dando paso a dispositivos electrónicos como tablets, ordenadores y móviles.

Sin embargo, los formatos digitales no han eclipsado totalmente al formato tradicional (de momento), pues sigue habiendo un público de carácter más tradicional que prefiere los libros físicos a las pantallas. María Chueca nos cuenta en su articulo «Los lectores españoles no abandonan el papel» (2019) que, en nuestro país, todavía el 59% de los lectores opta por una lectura en libro y no en digital.

A lo largo de la historia, los géneros y soportes se han ido adaptando a los gustos, necesidades y demandas de la población, y la lectura digital forma parte de esa adaptación a los nuevos tiempos, en la que trata de llegar al mayor número de lectores posibles al margen de si se trata de un dispositivo físico o digital. Ambas opciones aportan experiencias de lectura distintas y cada lector elige una u otra en función de sus gustos y necesidades, por lo que no podríamos hablar de cuál sería mejor opción, sino de cuál es la elección más apta para cada lector.

Marta Navas Ajenjo.

BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

De entre todas las etapas que estamos estudiando este año en la asignatura de «Historia de la lectura», una de las que más ha llamado mi atención ha sido la de Grecia. El punto que me ha despertado más curiosidad e interés ha sido la Biblioteca de Alejandría.

En el periodo Ptolemaico, antes de construir esta famosa y grandiosa biblioteca, Ptolomeo I convirtió Alejandría en la capital de la cultura del helenismo y a continuación fundó la biblioteca; sin embargo, no acabó él dicho proyecto, si no que lo finalizó y amplió Ptolomeo II. Ptolomeo I, fue uno de los mayores hombres de confianza de Alejandro Magno durante su vida, tenía cargos como el de general dentro del Imperio. Nacido en Macedonia, al morir el emperador se nombró rey, estableciendo por primera vez la dinastía Ptolemaica durante el periodo helenístico. Alejandría fue nombrada capital de este nuevo reino.

En primer lugar, antes de la biblioteca, Ptolomeo mandó construir en la ciudad un gran palacio colosal que albergaría a toda la dinastía Ptolemaica. Sin embargo, al lado de este gran edificio se encontraría otro edificio conocido por el nombre de Museo. Este nombre se debía a que querían relacionarlo con el arte y la inspiración de las musas a los artistas, que además eran las diosas del arte y la sabiduría. A lo largo del tiempo, una parte de este Museo se convirtió en biblioteca, pero no una cualquiera si no la más importante y reconocida en su momento. La dinastía Ptolemaica, conservaba todo aquello que tuviera que ver con ella con gran cuidado, respeto y cariño. Para ellos era un atributo a su poder y reconocimiento. Pero no solo se limitaban al almacenamiento y conservación de libros en ella, también realizaban labores filológicas de corrección y fijación textual.

La Biblioteca de Alejandría fue reconocida y valorada como la mejor del momento por numerosas características por las que destacaba. Fue la primera biblioteca conocida como racional, esto quiere decir que tenía un orden y una organización para la lectura en su recinto. Por otro lado, no solo albergaba historias, libros e información de su zona; si no que estaba destinada a la conservación de numerosos ejemplares de todo el mundo y lo más importante, de todos los tiempos (de aquellos que hasta la fecha eran reconocidos y conocidos). Como he mencionado anteriormente, para la dinastía Ptolemaica era un gran símbolo de poder y de reconocimiento. La gran mayoría de las bibliotecas helenísticas, mas que querer tener un reconocimiento por ser un gran espacio de lectura querían que los demás se quedaran atónitos ante la grandeza y el poder de dicho Imperio.

Debido al gran interés que me ha producido este culto a los libros y a la lectura, como es la biblioteca de Alejandría, he reunido una serie de datos y curiosidades que me han parecido muy interesantes y que han agravado mi interés hacía la misma. Según muchos estudios y artículos, muchos expertos cuentan que actualmente no existe ninguna biblioteca equiparable a la de Alejandría. Su grandeza, y su gran aspiración a guardar ejemplares de todo el mundo y de todos los tiempos la diferencian. En este lugar, también se concentraban numerosos sabios para reflexionar e impregnarse de sabiduría, y no solo lo hacían por una obligación de estudios o algo similar; realmente iban porque se encontraban bien allí y realizaban un gran número de actividades de culto, arte y sabiduría en ella. Sería fascinante que a día de hoy en nuestro mundo actual encontráramos sitios así. En último lugar, cabe destacar algo muy curioso e importante sobre la misma, a día de hoy el motivo de su destrucción es completamente incierto. En ocasiones se relaciona con un incendio producido en la época de César, en otras ocasiones se cree que fue obra de la hostilidad que sentían los cristianos hacia ella y otras veces se piensa que fue culpa de los conquistadores musulmanes. Sin embargo, lo que sí aseguran es que parte de este gran edificio de culto al saber fue destruido en la época de César durante un incendio.

Me ha parecido fascinante conocer la historia de esta biblioteca y que podamos darnos cuenta de que hace siglos, el culto al saber y al arte ocupaban un lugar fundamental en la sociedad y en la vida cotidiana de los ciudadanos, por lo que me es muy difícil de comprender cómo a día de hoy todos estos valores los hemos perdido o al menos los que aún los conservan son una gran minoría.

Isabel Cubillos

LOS LIBROS MÁS INFLUYENTES DE LA HISTORIA

LOS LIBROS MÁS INFLUYENTES DE LA HISTORIA

A lo largo de la historia, el ser humano ha utilizado la escritura como medio de difusión de sus conocimientos y sus anhelos, así como para entretenerse en sus tiempos de ocio. En esta entrada me gustaría exponer las que para mí son las obras más importantes a lo largo de la historia del ser humano.

El primero que he de destacar son los Diálogos de Platón. Estos textos son la base del pensamiento occidental tal y como lo conocemos. Estos Diálogos se presentan, no como el pensamiento del propio Platón, sino como los de su maestro Sócrates. Este último estaba en contra de que el pensamiento se transmitiera de manera escrita, y por ello, su discípulo Platón, no los dio a conocer hasta la muerte de su mentor.

Tras éste, nos encontramos con la obra más vendida de toda la historia, más de 6.000 millones de copias, La Biblia. No hace falta decir que seguramente, ésta sea una de las obras más importantes que se han publicado en la historia y que ha guiado una gran parte del pensamiento durante casi dos milenios, además de que, actualmente, una gran parte de la humanidad lo sigue considerando como la obra más importante jamás escrita.

A continuación, quisiera resaltar no una obra, sino a su autor, William Shakespeare, uno de los dramaturgos más importante de la historia.

En cuanto a literatura científica, destaco Principios matemáticos de filosofía natural, escrita por Isaac Newton. En ella encontramos los principios de la física moderna y, en mi opinión, uno y otro son la obra científica más importante y el científico más importante de la historia.

Ahora enunciaré la obra de Adam Smith, La riqueza de las naciones, la cual sienta las bases del liberalismo moderno, sistema económico en el que nos encontramos actualmente.

En el ámbito filosófico me quedo con La crítica de la razón pura de Immanuel Kant. Esta obra pretende dar respuesta a la cuestión de si la metafísica puede considerarse una ciencia.

Como crítica al pensamiento de Smith, nos encontramos a Karl Marx y a Friedrich Engels con su obra El Manifiesto Comunista. Esta obra supone el establecimiento de un nuevo sistema económico mediante el cual los trabajadores se liberarían de la opresión. Inspirados en esta obra, se han conseguido gran parte de los derechos laborales que se tienen actualmente.

Diez años después de la anterior obra, el científico Charles Darwin publica El origen de las especies, el libro científico más vendido de la historia, y que rompe las ideas creacionistas imperantes hasta entonces y establece el evolucionismo como nueva corriente.

Otros diez años después, aparece la obra La interpretación de los sueños de Sigmund Freud, que influyó notoriamente en campos como la psicología, la sociología, la pintura, la literatura, el cine, etc.

Por último, querría mencionar El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Una de las obras sobre feminismo más influyentes de todos los tiempos. En ella se revisa el papel de la mujer en la historia y en muchos ámbitos sociales.

A modo de conclusión, me gustaría aportar una reflexión personal sobre el mundo de los libros y la lectura: la evolución de la lectura está ligada a la evolución del pensamiento humano, y a medida que aumenta el número de lectores y lectoras, van cambiado los temas sobre lo que se escribe acorde a los nuevos gustos que éstos y éstas aportan.

Irene Mansilla Aguadero

El proceso de alfabetización en la URSS.

El proceso de alfabetización en la URSS.

Me gustaría aprovechar este espacio para indagar en el cambio producido en la primera mitad del siglo XX en la zona este del continente europeo con motivo de la revolución socialista de 1917.

Para contar en qué consistieron esas mejoras cuyo principal objetivo era que todo ciudadano de la URSS independientemente de su sexo, raza, idioma o etnia, pudiera llegar a tener las herramientas que le permitiera conocer sus derechos y obligaciones como obreros y también que desarrollaran una visión crítica ante la sociedad para que esto les permitiera cambiarla.

El contexto en el que se encuentra Rusia antes de 1917 es que en torno al 80% de su población es analfabeta, con una clarísima diferenciación entre sexos, los hombres 60% no sabían ni leer ni escribir y en las mujeres ese porcentaje subía al 88%. La diferencia principal era que las personas ricas eran alfabetizadas y las clases trabajadora no. Rusia era el país de Europa en esa época donde más diferencias se percibían en el tema de alfabetización. Es cierto que, tras la intentona revolucionaria de 1905, el Zar promulgó ciertas leyes en las que hacía concesiones en muchos campos y uno de ellos era el educativo, pero a pesar de ello el futuro gobierno socialista se aseguró de que estas concesiones no tuvieran un impacto real, aunque fuentes cercanas a las posiciones zaristas hablan de que descendió el número de personas analfabetas al 60%.

Tras la revolución, se establece que todo ciudadano de la URSS tiene derecho a adquirir una educación libre y gratuita, y sobre todo se hace hincapié en fomentar la inclusión al sistema educativo a las personas de etnias cuya lengua no era el ruso, dado que en estos casos sus niveles de alfabetización eran inferiores en muchos casos al 5%.

Todas estas mejoras provocaron que en 1926 solo el 57% de las mujeres no supieran leer ni escribir, algo que visto desde el punto de vista actual es un porcentaje muy alto, pero hay que tener en cuenta que diez años antes era el 88%. Este periodo también está marcado por desligar totalmente la educación de la iglesia y por tratar de integrar en el sistema educativo a los niños huérfanos que en esa época eran cientos de miles, esto último se hizo proporcionando alimentos gratuitos en los centros escolares.

Tras la muerte de Lenin y con la llegada de Stalin, se trató de que no simplemente se promulgaran leyes, sino de que se pusieran en práctica, lo que queda claramente reflejado en el establecimiento constitucional de la obligatoriedad de recibir estudios durante 8 años y en que tanto las mujeres como los hombres tenían los mismos derechos. Esto se vio reflejado muy claramente en que en 1939 solo el 16% de mujeres eran analfabetas y menos del 4% de los hombres (es cierto que sigue habiendo una diferencia muy grande principalmente producida por las personas mayores que no accedieron a la educación).

En las épocas posteriores, que son las pertenecientes a la Guerra Fría, los gobiernos soviéticos venideros trataron de superar a EEUU en el plano educativo, por lo que invirtieron hasta un 20% del presupuesto del estado en educación. Esta medida, a pesar de tener un objetivo propagandístico, hizo que por ejemplo el 92% de las mujeres tuviesen estudios secundarios o superiores, un porcentaje superior al de los hombres, y que el 55 de los estudiantes fuesen mujeres.

En definitiva, hay que analizar estos datos en comparación con el resto de potencias del mundo. El gobierno socialista llevó en 30 años al país más atrasado en materia educativa a ser una de las principales potencias mundiales.

Luis Barrio

CARTA A VANESA PÉREZ-SAUQUILLO

CARTA A VANESA PÉREZ-SAUQUILLO

Querida Vanesa:

“Bajo la lluvia equivocada” llegó a mí por casualidad. Era de esas tardes sofocantes de agosto en las que el sol baña los adoquines y las ciudades están vacías. De camino a la biblioteca imaginé a la gente que dormiría la siesta en sus casas, en cuartos frescos y oscuros o salones con aire acondicionado. ¿Conoces esa sensación de caminar ligera por la calle? Cómo si solo arrastrases contigo el peso de una tela vaporosa y dos sandalias… Ese mediodía olía a brea caliente, y llevaba las mejillas encendidas.

Zamora tiene suelos de piedra cálida, pizarra y teja. Sólo hay una biblioteca, que tiene una única estantería de poesía, con una única línea para la colección Hiperión, que contiene el único ejemplar de tu libro. Con los ojos cerrados, pasaba los dedos por una línea cualquiera… libro tras libro, esperando esa sensación, esa energía que te dice: para.

Allí estaba, signatura simple, “per”, por tu apellido, número 122. Premio de poesía joven, azules pastel.

Me llamo Cristina, las cosas por aquí están más o menos bien… encontrar una naturaleza humana tan pura en versos fue algo extraordinario. Me importas porque me hiciste sentir, y además me enseñaste a Dylan Thomas. Yo acababa de leer a Walt Whitman y Dylan fue como volver a nacer.

Leí tu libro sentada en el Duero, al paso sereno de su curso, y sentí que las palabras me mecían esa tarde. Yo también quisiera, como la prisa, exacta. Lloré con garabatusa blanca, y me imaginé los ojos claros de un pequeño animal que parpadea. Hallé tacto, y no sé quién puso definitivamente su mano en mi silencio. Escribí sobre mi hermana en una casa de montaña meses después, recordando ese “Sólo sé que me llevas / del último cabello”. Marison Catherine me removía las entrañas… y el secreto de los vasos canopes me llenó por completo, aún me quedo a mirar cómo florece la tormenta… La verdad es que también me quedé suspendida en tu naturaleza salvaje que aprieta pero no asfixia, porque yo también rodeo siempre la poesía de leche y miel. De la piedra ciega, el crujir de la hoja y el bosque hondo. En realidad, las cosas no van tan bien… pero es que esta tierra es ajena y no hablo sólo de la sociedad. Pero la poesía es paz, que cura y contiene. Como aquella frase de tu traducción de Dylan Thomas…

“Algunos me dejan crearte en los discursos del agua”.

Un fuerte abrazo,

Cristina.

 

CARTA A J.K. ROWLING

CARTA A J.K. ROWLING

Querida J.K. Rowling:

Le escribo desde la España muggle, con la intención de agradecerle el mundo que ha creado y en el que me ha permitido vivir. Sí, me refiero a Hogwarts. Ese internado cerca de Escocia donde se aprenden encantamientos, pociones y defensa contra las artes oscuras. Donde cada época del año se volvía una temática para decorar el gran salón y donde cualquier niño querría vivir.

Me has hecho vivir partidos de Quidditch con tanta emoción que incluso me levantaba mientras leía como si lo hiciese viendo el partido. Tener tanta vergüenza como si llevase el traje de Ron al baile. Y miedo, como si viese a un Dementor en persona…

Sus personajes me han acompañado siempre. Creciendo conmigo, creciendo a mi lado. Desde ser unos críos que se conocieron con once años, pasando por la adolescencia con sus dramas amorosos, hasta ser adultos que acompañan a sus hijos al andén 9¾ por primera vez.

Has transformado las calles de Londres, creando magia en ellas. Con autobuses noctámbulos y callejones donde se compraban materiales mágicos. Todos hemos deseado esperar en la estación de King's Cross a que pasase el tren que nos llevase a donde hacer amigos y jugar a comer grajeas mágicas. 

Aun así, también he aprendido que, como en todas partes, no todo el mundo desea hacer el bien. Que todo conlleva responsabilidad y trabajo. Que las cosas no salen por si solas (¡cuántas veces habrán necesitado los conocimientos de Hermione!). Y que debemos actuar desde la bondad, con buen corazón.

También he aprendido que tu familia no tiene por qué ser solo de sangre, sino que también son aquellas personas de tu día a día, que darían todo por ti.

Todavía hoy recuerdo cuando leí Harry Potter y la piedra filosofal… Me lo dejó mi hermana mayor, con la esperanza de que me gustase tanto como a ella… y lo consiguió. Con esa 1ª edición, donde aparecía un dibujo de un niño con una escoba y un rayo dibujado en la frente. Y no solo lo leí una vez, sino muchas. En distintos lugares, tratando de llevarme esa magia conmigo. Cerrando los ojos e imaginándome los lugares descritos, los personajes, añadiendo diálogos y anécdotas que pudiesen tener… Haciéndoles más cercanos.

Sinceramente, me gustaría ser capaz de expresarle mejor lo que siento al leer cada página. Es como ir a un mundo nuevo. Como un sueño del que no quieres despertar.

Con cariño, Paula de Lucas Barquero.

P.D.: siempre esperaré mi carta de admisión a Hogwarts.

 

CARTA A CARLOS RUIZ ZAFÓN

CARTA A CARLOS RUIZ ZAFÓN

A Carlos Ruiz Zafón.

Hola Carlos, después de pensarlo mucho he decidido que la mejor manera de empezar esta carta es presentándome. Me llamo María, tengo diecinueve años y estudio el segundo año del Doble Grado de Humanidades y Magisterio en la universidad de Alcalá de Henares.  La carta forma parte del primer trabajo de una de las asignaturas que curso este cuatrimestre, Historia de la Lectura. La idea es intentar hacer que llegue a tus manos, teniendo la esperanza de que si la recibes decidas contestar. Me resulta paradójico imaginarte leyendo algo que yo haya escrito, pero también me hace sentir muy ilusionada. Supongo que el último detalle importante que debes saber de mí antes de entrar en materia es que me declaro una gran admiradora, hasta el punto de que te seguiría leyendo aunque decidieses publicar un libro de cocina.

Tú no lo sabes, pero nos conocimos hace ya varios veranos, cuando una tarde de julio, en el jardín de casa de mi abuela, abrí Marina por primera vez. No sé si podrás creerme o no, pero juro que en cuanto leí ese “Marina me dijo una vez que sólo recordamos lo que nunca sucedió” tuve claro que no iba a poder dejar el libro hasta que lo terminara. No voy a intentar describirte la sensación de quedarse atrapado dentro de un libro y no poder dejar de pensar en él, porque no podría hacerlo mejor de lo que tú lo has hecho ya. Al día siguiente a esa misma hora había ya acabado de leerlo. Desde este primer encuentro he leído con ansia todo lo que tienes publicado. Ojalá pudieses hacerte una idea de la cantidad de horas que me has tenido en vilo frente a una de tus novelas, a ratos con una sonrisa, a ratos con cara de sorpresa y a ratos entre lágrimas; pero siempre disfrutando. Pocas cosas me hacen más feliz que seguir a tus personajes por las calles de Barcelona, viendo cómo reconstruyen las historias de otros y cómo construyen las suyas propias. Consigues con las descripciones que haces que les dibuje en mi cabeza con un detalle que no deja de sorprenderme.

Podría halagar tu escritura a lo largo de varias páginas sin inmutarme, pero seguramente no voy a poder decirte nada que no te hayan dicho ya en algún momento, porque para algo eres uno de los escritores en español más leídos del mundo, que merecido lo tienes. Según iba repasando los tres mil borradores anteriores de la carta me he dado cuenta de que seguir señalando lo evidente convertiría mi carta en impersonal, por lo que, después de darle muchas vueltas, he decidido que voy a terminar la carta explicando cómo acabé de leer tu último libro.

Son aproximadamente las dos de la mañana, y llevo con el libro desde las siete de la tarde de ayer, como siempre se me ha hecho tarde y mañana tengo que levantarme para ir a clase, pero me da igual. Cuando leo que Daniel no es hijo biológico del señor Sempere (el mejor padre del mundo, por cierto) mis ojos se vuelven vidriosos y me entran unas ganas terribles de llorar. No puedo parar de leer, necesito saber cómo acaba la historia que me acompaña desde hace más de cinco años. Por otra parte soy consciente de que la despedida va a ser triste para mí. Llego a la última página y me doy cuenta de que hace rato que mi cara está algo mojada. Cierro el libro y me despido del Cementerio de los libros olvidados.

Muchas gracias por todo.

María López Martín.                                                                                                           

 

CARTA A ENRIQUE JARDIEL PONCELA

CARTA A ENRIQUE JARDIEL PONCELA

Estimado Don Enrique Jardiel Poncela:

Soy una estudiante del Grado de Humanidades en la Universidad de Alcalá de Henares. Mi nombre es Ana González del Villar y el motivo por el que me dirijo a usted es el siguiente:

En primer lugar, me gustaría expresar la enorme admiración que siento por usted y por su obra. Con la lectura de ellas he pasado momentos muy gratificantes. Me han sorprendido, me han hecho sonreír y también reír a carcajadas. Sus páginas me han transportado a lugares, situaciones maravillosas, inverosímiles y fantásticas a veces… y siempre me han hecho soñar.

Sólo el hecho de pronunciar su nombre me hace sonreír y sentir una gran felicidad. A mi mente viene el recuerdo de las horas que tanto he disfrutado con su lectura. Sus personajes son tan entrañables que es muy fácil encariñarse con ellos, cobran vida y han llegado a formar parte de todos los que hemos tenido el privilegio de leer sus historias.

Sus relatos sentimentales, románticos y a la vez divertidos me han dado un enfoque nuevo de la vida, del amor y de las relaciones. Cada momento de lectura ha sido único. Como usted dijo de sí mismo: “Con respecto al carácter, soy un sentimental y un romántico incorregible”. “Pertenezco, aun cuando tal declaración produzca cierta extrañeza, al grupo de los de - la vieille boutique romantique”.El humor y el estilo que nos ha aportado su obra siempre quedará con nosotros; un sentido del humor tan especial que nos transforma y ya después nada es igual. En mi opinión, deberíamos conservarlo como una joya porque hoy en día no es muy frecuente. Se trata de un humor personal, único e inédito que nos ayuda a mirar el mundo con otros ojos.

La primera obra suya que leí fue “Eloísa está debajo de un almendro”; yo tenía trece años, me encantó y me atrapó porque estaba llena de misterio. Conocí esta obra porque me pidieron que la leyera en la asignatura de lengua cuando estudiaba en la E.S.O., por lo que estoy muy agradecida. A partir de entonces continué leyendo más obras suyas. Me gustó particularmente “¡Espérame en Siberia, vida mía!” por sus aventuras e inquietante suspense que capta la atención del lector hasta la última de sus páginas. No puedo dejar de nombrar “Amor se escribe sin hache”, “Usted tiene ojos de mujer fatal” y otras con las que tanto he disfrutado.

Finalmente, sólo me queda agradecerle el magnífico legado que ha dejado a la literatura española.  En nombre mío y en el de todos sus lectores nuevamente le doy las gracias por las horas de lectura tan estupendas y divertidas que nos ha proporcionado.

Un afectuoso saludo.

Ana González del Villar