ÁNCORA Y DELFÍN
Vespasiano, en sus monedas, estampó un jeroglífico que mostraba un ancla y un delfín enlazados. Con ello expresaba una combinación de velocidad y lentitud, Festina lente, con gran riqueza de significado.
Erasmo, en sus Adagios, esa vasta colección de proverbios que llegó a alcanzar casi cuatro mil ensayos, ofrecía a los jóvenes ilustrados lecciones sobre moralidad y latinidad, aunque también resultaron útiles como manual de lectura, pues incluían textos resumidos para el desarrollo de la técnica de lectura o el arte de leer. Pero Erasmo no sólo compiló proverbios, dotándoles de una hermosa envoltura y exponiéndolos de manera atrayente para los lectores modernos, sino que investigó y localizó las fuentes clásicas, comprobando las alteraciones sufridas a lo largo de la historia en la literatura grecorromana.
Entre el gran tesoro clásico Erasmo dio con el adagio Festina Lente (“Apresúrate lentamente”), frase muy comprimida, pero no por ello menos sugerente, pues venía a decir que la prisa y la obstinación eran más nocivas que provechosas, utilizando esta lección humanística como punto de apoyo de una amplia gama de materiales clásicos. Así, pues, halló en este jeroglífico un pretexto para recorrer infinitud de caminos de escritos pictóricos, interesado más en su naturaleza que en su forma. Se remontó a los asombrosos textos de Horapolo y Chaeremont, que hicieron uso de las cualidades de los objetos naturales para impartir lecciones morales y físicas. Festina Lente, al integrar las propiedades naturales del ancla y del delfín, era para Erasmo un fragmento de “los misterios de la filosofía más antigua”.
Pues bien, todo esto lo comparte con nosotros Anthony Grafton, tan sólo me he limitado a coger algunas de sus frases, aunque tal vez las he ordenado de distinta manera a como él las expone en su texto "El lector humanista", pero sólo pretendo compartir con vosotros uno más de tantos guiños que los textos me regalan y que me hacen sencillamente feliz al descubrirlos.
Áncora y Delfín. Por ello eligió el impresor veneciano Aldo Manuzio este emblema para su imprenta. Un emblema que mucho tiempo después siguió ligado al mundo editorial, pues la Editorial Destino, fundada en 1942, lo convirtió también en su logotipo. He contemplado tantas veces este incondible anagrama, todo un jeroglífico, sin saber, sin preguntarme el por qué de ese curioso diseño. En estos días, leyendo a Grafton, lo he sabido y he experimentado la sencilla alegría de una plenitud cualquiera.
Isabel García Conde.
4 comentarios
Pepe -
Santiago -
...he experimentado la sencilla alegría de una plenitud cualquiera...
Gracias por permitirme leer cosas así...
Isabel -
Alexandra I.M. -
Luego, a base de experiencia, llegué a comprender su significado.
Y no sé si estarás de acuerdo conmigo, pero por desgracia, nuestra sociedad, en la que cada vez parece que hay menos lugar para las letras y más para las ciencias económicas, técnicas y derivados (solo hay que mirar hacia qué sector van destinadas la mayoría de las ofertas de trabajo del boletín de UAH, sin ir más lejos), premia la cantidad por encima de la calidad.
Y repito, lo digo desde la voz de la experiencia; cuántas veces no me habré dicho en la mayoría de los trabajos (los remunerados) que haya desempeñado- si a esto se le dedicara un poco más de tiempo, se haría bien, pero no, todo es para ayer, y todo se ha de hacer ya, y se premia al que lo hace ya, independientemente de si está peor hecho que lo está la mayoría de las veces-.
¿Se nota que tengo una espinillita clavado con esto, y por ende, soy de las meticulosas, no? :)
Sí, Festina Lente.