La librería desde otro punto de vista
La librería Diógenes, una de las más célebres de Alcalá de Henares, tuvo la amabilidad de acogernos a un grupo de estudiantes y hacernos partícipes de sus entresijos e intimidades de la mano de su dueño. Nos dispensó una muy buena atención y nos animó a hacer toda clase de preguntas, lo que dio pie a abordar cuestiones muy interesantes. Creo que una de las revelaciones que más llamó mi atención es la que tiene que ver con el nombre del establecimiento: Diógenes. Resulta que la librería fue bautizada de esta manera antes de que la relación entre Diógenes y el famoso síndrome que lleva su nombre se popularizara entre la gente, ya que, de hecho, este filósofo no era alguien con tendencia a acumular indiscriminadamente, sino todo lo contrario. Al dueño le gustaba como figura histórica y por eso recurrió a su nombre para su librería. Me resulta curioso porque, incluso con la asociación errónea, Diógenes me parece un nombre muy apropiado para una librería por la tendencia que parecemos compartir todos los bibliófilos de acumular libros.
Otra cosa que me sorprendió, no por inverosímil, sino por impepinable, fue el albarán y la cantidad de trabajo administrativo que exigen hoy en día las librerías como consecuencia de la cantidad exagerada de títulos que se publican al año. Yo ya sabía que el número anual de novedades era muy elevado, lo notaba cuando, al entrar en una librería, notaba que los ejemplares expuestos en la mesa de novedades cambiaban con una frecuencia vertiginosa. Pero eso no deja de ser una prueba indicativa y hasta sugerente de la cantidad de títulos. El albarán, en cambio, no da margen a error ni a elucubraciones. Algo que me gustó especialmente en relación a esto fue que, desde la propia librería, intentan alargar la vida de las novedades cuanto sea posible. No sé hasta qué punto tienen éxito en esa empresa porque las circunstancias lo ponen muy difícil, pero que hagan gala de la sensibilidad suficiente como para querer intentarlo ya es un muy buen indicio y me inspira mucha simpatía hacia la librería.
Otra cosa llamativa de la misma es que está dividida en dos espacios muy diferenciados, ya que ocupa dos locales distintos en la misma calle, lo cual, y por lo que vi, me parece bastante útil tanto para la gestión como para el usuario o cliente.
Gema Bonnin Sánchez
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