LIBROS QUE DAN TECHO
Cerca de la estación de Avenida de América, en Madrid, hay un espacio donde los libros equivalen a abrazos. Me refiero a la sede de Bokatas y, a partir del mes de septiembre, también de Amaqtedu, dos organizaciones sin ánimo de lucro que intentan acompañar y dar un sentido a aquellos de nuestro alrededor que sufren la desigualdad. Con este objetivo, en Amaqtedu hay un espacio singular, un espacio reservado para un amigo que nos ha ido acompañando a lo largo de nuestra vida, el libro. Algunas personas no han tenido tanta suerte como nosotros, y notan que ese compañero que siempre había estado ahí ahora falta. Los fines de semana, cuando los voluntarios se reúnen con ellos en la sede, pueden coger un libro, decírselo a la coordinadora y devolverlo a la semana siguiente. Algunos cogen libros de tres en tres, ya que según dicen, las horas en la calle se hacen eternas y los libros tienen la capacidad de trasladarte a otro mundo, a otra realidad. De esta forma, semana tras semana, los usuarios de dicha biblioteca reciben abrazos, ternura y calor en forma de palabras, y no solo eso, sino que también pueden continuar su formación ya que la biblioteca dispone de libros académicos, así como apuntes universitarios o libros para aprender idiomas. Resulta curioso cómo tan sólo un “simple” objeto puede llegar hasta donde los seres humanos movidos por su egoísmo no pueden (me incluyo como la primera). Después de leer este artículo, te animo a que, si ves a una persona que está pasando necesidad, pienses que hay necesidades más allá de la ropa y los alimentos. Hablo de la inquietud, de la necesidad de saber, de una buena discusión, en definitiva, de humanidad.
Paula Alonso Lorente.
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