PEQUEÑOS NAUFRAGIOS CON BOTE SALVAVIDAS
Las personas a veces necesitamos parar y desconectar, porque nos sentimos perdidos sin saber muy bien qué hacer. En esos momentos, coger y leer un libro de nuestro gusto deja un margen de error muy pequeño en lo que atañe a cumplir su función: dejar de ser nosotros mismos y nuestras circunstancias.
Todo reside en comenzar a deleitarse entre sus líneas, dejarse llevar, sumergirse en el libro hasta ser otra persona, el/la protagonista de nuestro libro.
Para mí la mejor parte es cuando ya llevas más de medio libro leído y empiezas a crear posibles finales. La peor parte llega cuando lo finalizas y realmente no sabes qué hacer con tu vida. Incluso puedo suceder algo peor: ser consciente de una continuación de ese libro y no tenerla. No obstante, durante el transcurso de la lectura se incrementa el diálogo interno o al menos a mí me pasa eso. Esto es beneficioso para la gestión de las emociones. Otro recurso con el que identificar tu estado emocional es pensar en una canción y la primera que suene en tu cabeza es la que define ese momento.
Los libros pueden ser una herramienta muy útil para muchas cosas, no solamente son una fuente de conocimiento, un libro puede ser el billete de viaje que andabas buscando, esa escapada ansiada donde conocer gente y lugares nuevos. Un libro puede ser la medicina que necesitas. Al fin y al cabo, las ideas y los gustos que nos definen reflejan también la forma que tiene cada ser humano de afrontar la vida y de vivirla, así como los libros que leemos definen nuestra forma de ser y de vivir, son esos botes salvavidas que nos rescatan de los naufragios.
Clara M.ª García Jiménez.
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