LOS AMIGOS LECTORES
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo del reino de Castilla, había dos niños que eran muy amigos, jugaban siempre juntos y se llamaban Rodrigo y Juan. Rodrigo era hijo de un caballero muy famoso que le había enseñado a leer. Juan, sin embargo, había perdido a sus padres siendo apenas un bebé y había sido criado por su tía y su tío, quienes enseñaron a robar al niño para poder comer. Rodrigo aprendió a leer muy rápido, gracias a la ayuda de su padre, y se convirtió en escudero. Juan, por el contrario, empezó a robar cada vez de manera más frecuente y nunca le cogían.
Un día, Juan y Rodrigo se encontraron en el mercado del pueblo. Juan llevaba una gran bolsa llena de monedas de oro y Rodrigo le preguntó de dónde las había sacado, pero antes de que su amigo pudiera responderle, llegaron varios soldados armados y les atraparon y acusaron de haber robado al obispo cien monedas de oro. Rodrigo intentó convencer a los soldados de que él no las había robado y que no sabía que el otro chico había robado al obispo, pero no le creyeron. Al final ambos fueron condenados a arder en la hoguera.
Cuando ambos estuvieron atados en los palos en los que iban a ser quemados, Rodrigo rezó una oración que había leído en un libro que le había enseñado su padre y entonces el ángel Gabriel descendió desde los cielos, liberó a Rodrigo de sus ataduras y les dijo a las personas que allí estaban que él no había robado nada. Después de que Rodrigo bajara de la pira y de que el ángel Gabriel regresara a los cielos, se prendió fuego a la pira en la que estaba Juan. Juan intentó repetir las palabras que había dicho su amigo antes, pero no fue capaz. Lo intentó varias veces, pero nada ocurrió. Entonces, Juan juró a Dios que si le salvaba se haría monje mendicante, que nunca más volvería a robar y que aprendería a leer. Cuando las llamas estuvieron tan cerca de Juan que habían empezado a quemarle los pies, el ángel Rafael descendió de los cielos y liberó a Juan recordándole a Juan lo que había jurado y Juan cumplió con su palabra. Y así fue como los dos amigos consiguieron salvar sus vidas gracias a la lectura. Rodrigo se convirtió en un caballero y leía aquellos libros que los monjes le dejaban leer y Juan se convirtió en un monje y empezó a leer todos los libros que caían en sus manos.
Daniel Varela Sánchez.
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