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Te vas, Alfonsina

Te vas, Alfonsina

Alfonsina Storni

Playa la Perla, escollera del club argentino de mujeres.

Mar del Plata, Argentina.

23/02/2022

Querida Alfonsina,

Han llamado, han insistido, preguntan por ti. La alegría de tu hijo Alejandro necesita testigos; le hemos dicho que no estás, que has salido, que te fuiste a dormir, que no volverás. Tiene la convicción de que todo sucede por última vez; el club argentino de mujeres ha cerrado sus puertas, la última huella que dejaron tus pies fue también el último verso que se escribió en la fundación. Alejandro vive, Alejandro vivió esperándote, esperando a que despiertes.

¡Despierta! Te han compuesto una canción, “Alfonsina y el mar”. Mercedes Sosa desgarra en su voz los versos: “Por la blanda arena que lame el mar; su pequeña huella no vuelve más”. Te leemos Alfonsina, te leemos como tú leías a Horacio Quiroga. Aquella vez, desolada, escribiste “Morir como tú, Horacio, en tus cabales”. Morir como tú, Alfonsina, en tu casa de cristal, en tu abrazo de mar. Nos han llegado tus cartas y son las cartas más tristes de la literatura. Ahora sabemos que te has ido con Quiroga, con Leopoldo Lugones, con Juana de Ibarbourou y a nosotros nos has dejado esas tres cartas; ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda es polvo por siempre y por siempre será!”

¿Recuerdas las calles de Buenos Aires? Esos arrabales últimos que clamaban con la desidia, el aroma fresco de la milonga en la voz de los gauchos, hoy han petrificado tu rostro junto a algunas parras de la capital, han nombrado en tu honor alguna de sus calles y allí duermes, eternamente. ¿Recuerdas los libros de los estantes? Tú dejaste tu esfuerzo y te empeñaste en preservarlos, eternamente, y sin pretenderlo has colocado tu nombre junto a los de tus admirados. Ahora te leemos y releemos eternamente.

Te están llamando, Alfonsina, son tu hijo y tu amado Quiroga, diles que ya despiertas, que es hora de volver, eternamente, como tus versos.

Anás Serrourkh Eddriouache.

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