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NADA, UNA NOVELA PARA REFLEXIONAR

NADA, UNA NOVELA PARA REFLEXIONAR

En 1945 Carmen Laforet publicó la que fue su primera obra: Nada, una novela cuya trama se desarrolla en la Barcelona de posguerra durante los primeros años del Franquismo. A pesar de que con ella su autora ganó la primera edición del Premio Nadal (1944) cuando solo contaba con 23 años, lo cierto es que nada fue precisamente lo que me transmitió al leerla (o al menos eso fue lo que pensé en un principio).

La historia de Andrea, una joven huérfana llena de ilusiones y esperanza por su llegada a la ciudad condal, estará marcada por la miseria, la soledad y el anhelo de un futuro mejor. La linealidad de su vida y por tanto de la historia, irrumpida por los sucesos que tienen lugar en su peculiar familia, hizo que mi interés por su lectura se viera frustrado en más de una ocasión. Sin embargo, en ese “estancamiento” reside -bajo mi punto de vista- el encanto de la obra. Son varios los temas que la autora trata a través de ella: por un lado, la desigualdad social, que se hacer notar especialmente entre Andrea y sus amigos de la Universidad; por otro, las ansias de venganza de Ena hacia Román por la historia que tuvo con su madre muchos años atrás… Pero, sin lugar a duda, el que destaca por encima del resto y a través del cual la autora realiza una fuerte denuncia, es el maltrato físico derivado del machismo propio de la época. Los graves abusos que sufre Gloria, la esposa del tío de Andrea, por parte de su marido no me dejaron para nada indiferente.

Tanto su cuidada prosa como las detalladas descripciones que contiene -no solo del espacio sino también de las situaciones que relata-, hacen de Nada una obra difícil de olvidar y que invita a la reflexión.

Alejandra Pérez Gordón.

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