DESDE PEQUEÑOS CON LA LECTURA
Recuerdo bien el día en el que me enteré en la Universidad de que, debido a nuestro doble grado, debíamos hacer dos trabajos de fin de grado. En ese momento pensé que cada uno de ellos tendrían que significar algo para mí y que debía de ser algo que me hubiera acompañado en experiencias diarias o a lo largo de mi vida.
Aún me quedan casi dos años para decidirme, pero también recuerdo perfectamente el día que se me vino a la cabeza uno de los posibles temas. Cuando yo era pequeña adoraba leer, siempre estaba encerrada en mi habitación en mis ratos libres leyendo libros como Harry Potter o Las crónicas de Narnia. Por medio de estos libros conseguía trasladarme a otros mundos de imaginación y fantasía que no existían a mi alrededor, y también experimenté un montón de sentimientos y emociones que en algunas ocasiones compartía con un gran número de amigos.
Entre todas las noticias que he leído sobre lecturas infantiles o la educación de la lectura, siempre me ha llamado la atención que los niños apenas tengan este pasatiempo como hobbie. En enero de este año leí una noticia en El País que me hizo pensar aun más sobre este tema: «Mejor el móvil que un libro: Así muere la lectura a los 15» (PEIO H. RIAÑO, 2019). En ella, entre otros factores a los que culpaban de este fracaso de la lectura infantil y juvenil, señalaban directamente a la política. Sin embargo, desde mi punto de vista es un problema social que se encuentra tanto en las aulas de los colegios o institutos hasta en casa con nuestros hermanos pequeños, hijos, primos o amigos.
Me parece fundamental que en muchos aspectos los niños relacionen la lectura con la diversión y el entretenimiento y no con el aburrimiento y los deberes del colegio. Creo que debemos partir de esta base, es decir, proponer temas o proyectos en las aulas o en casa, para que los niños puedan poner en una balanza la lectura frente a las nuevas tecnologías; de esta forma, los libros podrán tener alguna oportunidad. Mientras estemos mandando lecturas obligatorias en la escuela o los padres en casa fuercen la lectura como castigo o tarea a realizar, no podremos ayudar a este pasatiempo y medio de sabiduría que durante tantos siglos nos ha acompañado.
Me da una pena inmensa observar cómo los niños en las escuelas o en la calle se ríen de los que cogen un libro en vez de una pelota, sin entender que ninguna actividad está por encima de la otra, ni el deporte sobre la lectura, ni la lectura sobre un juego digital. Simplemente debemos abrir nuestra mente y transmitirle esto a los más pequeños. De esta manera, los niños podrán conocer las maravillas que les puede ofrecer la lectura en sus vidas, que podrán aprender y divertirse al mismo tiempo y también fomentaremos este medio de aprendizaje.
Me encantaría el día de mañana, cuando sea profesora, poder llevar a cabo proyectos educativos relacionados con la lectura y llevar a cabo mis ideas. Por este mismo motivo, noticias como estas me hacen posicionar este tema en uno de los primeros en mi lista de temas cuando vaya a realizar el trabajo de fin de grado. Espero poder llevarlo a cabo y transmitir en un futuro todas estas ideas y cambios a las personas desde que la infancia.
Enlace a la noticia:
https://elpais.com/cultura/2019/01/26/actualidad/1548514109_568316.html
Isabel Cubillos.
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