LAS MUJERES QUE INVESTIGAN LA LECTURA SON PELIGROSAS
Piii…. Pii… Pii… Pii...
¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Son las preguntas que rondan mi mente... No me acuerdo de lo sucedido aquella noche... Únicamente recuerdo la sensación de dolor permanente en mis ojos y un sonido muy tenue, parecido al que hacen las sábanas al sacudirlas. Un vaivén de imágenes inunda de repente mi cabeza y no me deja pensar con claridad. Solo tengo que abrir los ojos para hallar una respuesta a mis preguntas, pero tengo miedo... Y si... Mis pensamientos se detienen ahí, mi cuerpo se estremece, noto cómo una suave brisa acaricia mi blanca piel, cómo la luz atraviesa mis párpados. Oigo unos pasos y unas voces muy apagadas y roncas, pero no llego a entender lo que dicen. En ese momento, mi curiosidad gana a mi miedo. Abro lentamente los ojos y observo a mi alrededor... Puedo ver una ventana por la que acaba de salir el sol. Está abierta de par en par. Me encuentro en una cama, en una habitación rectangular; a mi derecha hay una carpeta sobre una mesa, en la carpeta hay un sobre con un papel encima. Ese papel me resulta peligrosamente familiar... No pueden haberlo encontrado. Me inclino para leerlo y confirmar mis sospechas. Justo en ese momento entran dos personas a la habitación.
Rápidamente cierro los ojos y me quedo muy quieta esperando poder encontrar respuesta al porqué de mi estancia aquí. El corazón me late muy rápidamente, espero que no se den cuenta de que me he despertado...
- Alexander, ¿crees que se habrá despertado?
- Debería, lleva inconsciente ya tres días...
Al oír esas voces me siento tranquila y reconfortada, como si esas personas me estuvieran protegiendo de alguien o algo superior. Pero también noto alivio debido a que empiezo a recordar, aunque eso me puede perjudicar…
Me llamo Myra Printon, tengo 19 años y vivo en una acogedora casita con una valla verde y un buzón azul en la calle Weston, en Londres. Aquella noche estaba muy emocionada, ya que ese día era esencial para mi vida, iba a presentar mi gran descubrimiento ante un gran número de intelectuales. Todo gracias a un trabajo de investigación en la Universidad y a mi gran suerte. Llevaba meses preparándome para ese gran día. Antes de acudir al evento pasé por casa de mi mejor amiga para despejarme un poco y ensayar la exposición. Recuerdo que ella estaba muy inquieta, no paraba de dar vueltas por la habitación, murmurando cosas en un idioma desconocido para mí. Estuvo así más de media hora, hasta que de repente cesó. Yo no sabía qué pasaba, pero no me gustaba. Ver a Sophie de aquella manera no era normal, pero inquietantemente en los días anteriores ya se había hecho habitual. Hasta ese momento su estado no me dio tanto miedo. Me gritó que me fuera, que algo malo iba a pasar muy pronto, que me pusiera a cubierto porque me perseguían. Me asustó... Decía que había descubierto su secreto y que no lo podían permitir. Yo no entendí nada, pero aún así la hice caso y me fui al auditorio.
Durante el camino fui dándole vueltas al tema, ¿qué he descubierto que pueda molestar a alguien tanto? Me pasó por la cabeza que podría ser por la investigación que había realizado... ¿Hasta qué punto los soportes de lectura que utilizamos actualmente son novedosos? Mi investigación había consistido en observar si a lo largo de la historia se han utilizado soportes que cayeron en el olvido, pero que nosotros los hemos vuelto luego a reutilizar, soportes que surgieron de experimentos clandestinos. Por ello no encontramos información clara y directa sobre ellos, sino que se debe cambiar el punto de vista y buscar errores en la propia Historia de la lectura. Pero de todos modos, no pensada que nadie fuera a interesarse tanto por mi investigación y muchos menos perseguirme por lo resultados obtenidos.
Lo que pasó después fue muy confuso. Me encontré en una calle por la que nunca había pasado. Notaba cómo mis músculos se contraían y cómo mis ojos miraban hacia todos los lados sin ver nada, pero aún así me sentía observada. Algo o alguien me miraba. En ese mismo instante una sombra negra se arrojó hacia mí. Yo me encontré gritando y girando sobre mí misma, y en el momento en el que estaba dando gracias a Dios por la vida que había tenido, una figura perfecta, que hacía daño a la vista, salió a mi rescate. Este héroe era irreal, tan perfecto como un ángel, tanto que incluso llegué a pensar que lo era. Mientras yo estaba en el suelo mojado la noche caía y el tiempo pasaba, aunque yo no me daba cuenta. No podía retirar la mirada de esos dos seres asombrosos. Pude apreciar que no tenían miedo, como si esa batalla la hubieran librado más veces... Y lo que más me llamo la atención fue que en la mirada de mi salvador no había furia, solamente paz y dolor, y esto me dejo desconcertada...
De repente volví en mí, intenté moverme, irme de allí, pero recibí un golpe en la cabeza y justo en ese momento el ser luminoso debió vencer porque me cogió en brazos... Intenté descifrar quién podía ser, pero solo llegue a ver su hermoso rostro, tenía unos ojos muy bonitos... Antes de perder la consciencia conseguí oír cómo mascullaba mi salvador, decía algo de que hay temas por los cuales es mejor no interesarse… Algo de Grecia… De personas adelantadas a su tiempo… De visionarios… Y entonces me desmayé. Caí en la cuenta de la causa del pitido y del dolor de cabeza que siento, algo me golpeó...
Al recordar me sobresalto y las dos figuras de la habitación siguen conmigo. En ese momento abro lentamente los ojos, como alguien que no quiere despertar de un bonito sueño y entonces me topo con dos pares de ojos que me miran con interés, como si intentaran descubrir lo que pienso, abrir mi mente. Lo primero que me preguntan es cómo he conseguido la información, mientras que señalan a la carpeta y al papel que tanto me sonaba. Definitivamente es mío. Qué poco tacto por su parte, me han dado un golpe en la cabeza, estoy en un sitio desconocido para mí y me preguntan por mi investigación. Cuando se lo cuente a la Decana para excusar mi asistencia a la exposición… Insisten de nuevo:
- ¿Cómo has conseguido encontrar el material necesario para fundamentar tu teoría? ¿Eres consciente de lo que has descubierto? ¿Lo has hecho público? ¡Respóndenos de una vez!
Creo entonces que lo más adecuado es contestar con monosílabos. Esta gente es muy extraña. ¿Por qué visten como si fueran romanos? Me acabo de dar cuenta que llevan una vestimenta propia del mundo antiguo, esto tiene que ser una cámara oculta. Carraspeo y les contesto:
- Investigando en libros y otras fuentes. Creo que sí soy consciente. Y no, lo iba a hacer público la noche que…
Pero me interrumpe un hombre joven, creo que es el que me salvó la otra noche:
- Menos mal, se te nota por tu cara de desconcierto que en verdad no tienes ni idea de lo que has descubierto. Voy a explicártelo rápidamente y de forma muy breve: has encontrado un problema en la Historia, nunca se ha hecho algo novedoso debido a que los griegos y romanos se encontraban mucho más evolucionados que nosotros. Durante años se ha estado ocultando, incluso se cambiaron los libros de historia para que no se produjera ninguna revuelta y mantener el equilibrio. Nadie en su sano juicio hoy en día creería que nosotros, griegos y romanos, ya conocíamos hace miles de años la existencia de muchos avances que estáis realizando hoy en día.
No sé ni qué contestar, este hombre está loco. Se cree griego, dice que son anteriores en cuanto a tecnología… Tengo que reconocer que yo he encontrado manifestaciones de nuestra tecnología en la Edad Antigua… pero en ningún momento he pensado que funcionaran como hoy en día, yo pensaba que era solo en diseño, la funcionalidad… No también en su funcionamiento. Yo creo que me están tomando por tonta y quieren algo de mí, dinero por ejemplo. Cada vez me duele más la cabeza, mis ojos no quieren seguir abiertos. Reparo en que tengo colocada una vía, están intentando dormirme. La mujer comienza a hablar:
-Bueno, vamos a hacer como que todo esto ha sido un sueño y mañana te despertarás en tu casa como si no hubiera pasado nada. No vas a recordar esta conversación ni tampoco tu investigación. Nosotros nos encargamos de presentar otro trabajo en su lugar y de que te pongan el 10, pero tú pensarás que ese ha sido tu trabajo. Si vuelves a mostrar el más mínimo interés por este tema actuaremos. Piensa que es por tu bien, no podemos permitir que nadie conozca este secreto, mucha gente lo ansía.
Quiero replicar, pero no me da tiempo, un segundo después ya estoy totalmente dormida...
- ¡Buenos días por la mañana! ¡Ya son las ocho de la mañana!
Ya está el despertador sonando… Parece que hace buen día. Estoy muy orgullosa por el día de ayer, me han dado un reconocimiento por mi trabajo de investigación sobre las causas del fracaso escolar, quién me lo iba a decir. Sabía que era un tema muy recurrente y muy conocido, pero parece que he hecho algo novedoso que les ha gustado. Me siento con ánimos de empezar un nuevo día....
Alicia María Calderón González.
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