ESTIMADO D. TORCUATO
Estimado Torcuato Luca de Tena:
En la contracubierta de uno de sus libros, concretamente "Los renglones torcidos de Dios", se le define a usted como "periodista y escritor de gran prestigio, que se ha convertido en uno de los autores más importantes de nuestro país, con cientos de miles de ejemplares vendidos de todas sus obras".
Me gustaría que supiese que este libro, "Los renglones torcidos de Dios", fue una de las primeras obras que realmente disfruté leyendo, analizando cada parte y cada personaje. Solo tenía 16 años cuando mi abuelo, que es un lector activo, me recomendó que la leyese sin decirme apenas de qué trataba. Solo me dijo que me iba a gustar, y no se equivocó, puesto que es una obra muy bien estructurada no solo por su carácter adictivo, sino también porque sé que usted entró en numerosos manicomios en los que me supongo conoció los distintos grados de "locura" y, lo mejor de todo, supo quedarse con cada uno de esos matices para escribir una obra ficticia, pero a la vez extremadamente real.
Este libro me abrió la puerta del gusto por la Psicología y la Psiquiatría. Gracias a él pude aprender cómo se comportan los distintos enfermos, porque los lectores, gracias a usted, podemos hacernos una idea de lo que ocurre en la cabeza de una persona enferma, ya que no solo define al enfermo por fuera, físicamente, lo que se ve, sino que también es capaz de contar cómo se comporta e incluso cómo piensa. Una de las preguntas que me vienen a la cabeza es si usted tuvo miedo en algún momento en esos manicomios o si pensó abandonar su investigación. Creo que a mí me hubiera pasado.
En cuanto a la famosa frase de Henrich Heine, me parece que se trata de una cita totalmente perfecta para introducir el libro y un consejo estupendo para la vida de cualquiera. Sin duda, hay que estar un poco loco para poder vivir. La cordura y la locura deben ir de la mano, porque esta vida ya de por sí es una verdadera locura: "La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca".
Para terminar, solo decirle que ojalá algún día pueda llegar a leer una carta como esta que hoy le escribo, pero sobre mí, puesto que creo que el arte de la lectura y el placer de un buen libro no pueden morir jamás, porque leer es vivir y si es un autor es bueno, leer es la locura más maravillosa que una persona puede experimentar.
Un saludo y gracias por proporcionarme horas de lectura sin igual.
Marta Montero.
0 comentarios