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RECUERDOS A TAPA DURA

RECUERDOS A TAPA DURA

Por las noches, cuando el frio se apodera de su casa, tan parecido al frio de las paredes blancas del asilo donde vive su abuela, la imagen de su querida Señora ronda en su cabeza. Bissy intenta no pensar en ella más de la cuenta, metida en la habitación del asilo, con los pies hinchados apretando las venas de sus piernas, así como la demencia creyéndose protagonista de su vida y la soledad del lugar avivando el ego de la ausencia. Se le crea un nudo en la garganta de solo pensarlo.

Al día siguiente, Bissy se dirige al cuarto de su abuela en el asilo. Está decidida a seguir adelante. Al llegar, encuentra a Isabel sentada en su silla junto a la ventana, mirando hacia afuera con una expresión perdida pero tranquila. Bissy se acerca y, con una sonrisa en el rostro, se inclina para darle un beso en la frente.

—Abuela, he encontrado algo maravilloso — le dice, intentando captar su atención. Isabel gira lentamente la cabeza y, aunque sus ojos reflejan confusión, Bissy siente una chispa de reconocimiento.

Saca un libro de su bolso, uno que había sido especial en su infancia. Era un libro que habían leído juntas muchas veces, con páginas desgastadas y cubiertas arrugadas. Bissy abre el libro y comienza a leer en voz alta, con la esperanza de evocar algún recuerdo en su abuela.

A medida que pasan las páginas, Isabel cierra los ojos, dejándose llevar por la cadencia familiar de la voz de Bissy. Poco a poco, algo en su semblante cambia y una suave sonrisa se dibuja en su rostro, como si los recuerdos estuvieran encontrando su camino de vuelta.

Después de un par de capítulos, Bissy descubre una pequeña nota que sobresale de una de las páginas. La saca con cuidado y, al abrirla, reconoce la letra temblorosa de su abuela. Con el corazón latiendo acelerado, comienza a leer en voz alta:

Querida Bissy,

Sé que mi memoria me está fallando, y hay días en los que no recuerdo ni los momentos más preciosos que compartimos. Pero quiero que sepas que, en lo más profundo de mi corazón, siempre estás presente. Este libro es un pequeño tesoro de nuestra infancia juntas, y aunque mi mente olvide, mi corazón siempre recordará.

Quiero que te lleves este libro y lo guardes como un símbolo de nuestro amor y de los momentos felices que compartimos. No dejes que la tristeza nuble tu vida, porque siempre habrá un rayo de sol detrás de cada nube. Sé fuerte, mi querida, y sigue adelante con la misma valentía y determinación que siempre has mostrado.

Recuerda siempre que te amo, y que, aunque mi mente pueda olvidar, mi alma siempre estará contigo.

Con todo mi amor,

Nana Isabel.

Bissy siente que el peso de sus preocupaciones se aligera un poco mientras lee. Entre recuerdos de infancia y fantasías infantiles, se deja envolver por la historia que comparte con su abuela. En ese momento, comprende que no hay nada más hermoso que ser parte de la historia de aquellos a quienes amamos.

Camila Reyes Rodríguez

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