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EL MANIFIESTO OBRERO

EL MANIFIESTO OBRERO

Carlos se despertó por la mañana y como todos los días se vistió y caminó dos manzanas hasta la fábrica de Adolfo. Carlos tenía como oficio el de soldador en una empresa dedicada a la producción de máquinas de vapor. Cuando llegó a la fábrica, preguntó por su camarada Federico, ya que, tras su llegada al trabajo, no se lo había encontrado por el camino.

José, un joven aprendiz, que hacía pocas semanas que había comenzado a trabajar en la fábrica, le comentó que había sido despedido a causa de haber sido visto en compañía de radicales socialistas y sindicalistas. Esta noticia provocó que Carlos comenzara a sudar, por haber sido él mismo quien le había introducido en estos círculos. Pero a su vez, le inundó una sensación de rabia hacia Adolfo. ¿Cuál es el problema de pedir una jornada más reducida para poderla conciliar con la crianza de sus hijos?

A la salida del trabajo fue a casa de su amigo para ver cómo estaba. La sorpresa fue que, al verlo, no estaba decaído por haber perdido el trabajo, sino todo lo contrario, se le veía con muestras de esperanza entremezcladas con muestras de coraje. Le habían ofrecido un puesto de trabajo mejor como periodista en el periódico obrero de la ciudad, y había una plaza más, en la cual había recomendado a su amigo Carlos. Así, ambos podrían continuar dentro del partido, sin miedo a represalias por parte de ningún patrón.

En muy poco tiempo los dos amigos se convirtieron en los periodistas más prestigiosos de todo el periódico gracias a sus artículos sobre la situación de los obreros en la actualidad. Con motivo de la publicación centésima del periódico, encargaron a Carlos y a Federico la escritura de una pequeña obra que describiera la situación histórica de las clases desfavorecidas y dar unas pequeñas putas sobre cómo poder salir de la situación de explotación en la que vivían. Esta obra tuvo un gran éxito y sirvió como inspiración a cientos de personas entre las que se encuentran Vladimiro, Ernesto, su antiguo compañero José y muchos más.

Luis Barrio.

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