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Los libros de Vanessa

Los libros de Vanessa

El día 7 de abril el Diario.es publicó una noticia que me pareció bastante llamativa: el poeta urbano de Carabanchel, Vanessa Neorrabioso, regalaba 12.000 libros por una mudanza. Tras leer el titular, mi curiosidad me empujó a conocer algo más acercar del protagonista de tan curiosa información. Vanessa Neorrabioso es de origen vizcaíno, reside desde hace 16 años en un piso alquilado en Madrid, concretamente en una cuarta planta sin ascensor, vive solo con la compañía de sus libros y sus gatos y trabaja de conserje nocturno, lo que le permite leer toda la noche (asegura leer unos 300 libros al año). Por un lado, es un escritor que publica una mezcla de pensamientos, poesía y política en las redes sociales, y por otro se le conoce sobre todo por utilizar como soporte de sus textos las fachadas y contenedores de basura de la ciudad de Madrid. Cuando llegó a la capital, Vanessa acudía regularmente a la calle de Claudio Moyano, popularmente conocida como la cuesta Moyano. a comprar e intercambiar libros. De esa manera, encontró una forma de relacionarse con amantes de la lectura como él. Aquella simple afición se convirtió en una pasión, admiración y amor a la lectura que terminó en una colección de 12.000 ejemplares.

Vanessa vivía feliz hasta que, lamentablemente, recibió un comunicado de su casero con la desagradable noticia de una subida bastante sustanciosa del alquiler. Este imprevisto le ha supuesto la necesidad de arrendar una vivienda más pequeña, lo más cerca posible de una biblioteca y con unas condiciones económicas asumibles para él. Por esta razón, el autor se ha visto en la obligación de reducir su biblioteca a solo 40 libros, por lo que ha tenido que encontrar un destino digno para todos sus ejemplares. Pero este problema, aparentemente complicado en inicio, se ha solucionado sin embargo de manera feliz en tan solo tres horas gracias a la ayuda de las redes sociales. Un librero de obras de segunda mano será el nuevo depositario de los 12.000 ejemplares de Vanessa, de modo que sus estanterías quedarán vacías y los libros salvados volverán a entusiasmar a otros lectores. Vanessa ha dado una segunda oportunidad a sus libros y, a la vez, ha colaborado generosamente apoyando a un pequeño comercio, en este caso una humilde librería de segunda mano.

De este amistoso acuerdo podemos extraer muchas cosas positivas. En primer lugar, el librero se ganará la vida con la venta de los libros en una época en la que se está produciendo el avance del libro electrónico. Además, en estos tiempos donde la sostenibilidad del planeta es un problema bastante grave, la adquisición de ejemplares de segunda mano es una buena solución para ayudar al medio ambiente, así como una forma agradable de ahorrar dinero. Pero las ventajas son mayores cuando reparamos en el lector/a que entra en el maravilloso mundo del libro descatalogado, aquel que ya no se sigue imprimiendo pero que sigue vivo y esperando a que alguien le dé una segunda oportunidad. Dentro de este universo, no solo nos encontramos con escritores desconocidos, pensemos que rebuscando nos podemos topar casualmente a nuestro escritor o escritora favorita y, por qué no, con aquella obra que nos resultaba imposible encontrar. Las temáticas son muy amplias: libros de la infancia, libros firmados por su autor/a, etcétera.

Salvo raras excepciones la vida de los libros es muy corta. La industria del libro lleva años arrastrando graves incidencias debido al exceso de publicaciones, lo que provoca que el tiempo de los libros en las estanterías de las librerías no supere el mes y medio. Por lo tanto, los libros que no generan las ventas esperadas desaparecen de los anaqueles, que son surtidos por nuevos títulos. Este sistema provoca un impacto ambiental inadmisible. Por lo tanto, es necesario bajar el ritmo de producción, potenciando la calidad de los textos frente a la cantidad, para ello sería necesario un pacto en el sector de la industria del libro.

Mientras tanto Vanessa se llevará a su nueva casa los 40 libros escogidos, pero seguramente volverá en cuanto pueda a la cuesta de Moyano a comprar alguno más.

María del Pilar Javier Idiáquez

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