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Nunca estarás sola, Olivia

Nunca estarás sola, Olivia

Estimados/as lectores/as, me presento yo soy Olivia, una joven niña, y en este pequeño relato os voy a contar el día que conocí la esperanza.

Como de costumbre, como todos los días, a la hora del recreo me dirigía a aquel banco de madera cercano a la zona donde todos jugaban. Siempre solía sentarme y observar cómo todos disfrutaban de sus cálidas amistades y jugaban a diversos y entretenidos juegos, pero ese día algo cambió. No me encontraba acompañada de mi frecuente y gran compañera, la soledad.

Aquel día sentía algo muy extraño al no sentir su presencia, en cambio, al sentarme en el banco notaba una nueva presencia, algo era diferente, cuando giré la cabeza, vi en el extremo del banco, algo que parecía que estaba a punto de caerse, ese objeto, absorbía mi atención, se trataba de un libro.

La curiosidad se apoderaba de mi mente y decidí agarrarlo, al observarlo, percibí que estaba bastante descuidado, con algunas páginas dañadas, subrayadas y con algunas anotaciones tomadas en sus márgenes. Al girarlo ojeé la portada, quedé sorprendida de lo hermosa que era, en el título decía Todas las hadas del reino de Laura Gallego. La portada y el título creaban en mí la necesidad de abrirlo y leerlo.

Atraída por él, pasó el tiempo del recreo y yo no podía despegarme de él, aquel libro era único, estaba confusa. No sabía si debía llevármelo, porque seguramente alguien lo había perdido, asustada decidí buscar si en alguna parte del libro se encontraba el nombre de la persona para saber si podría pedírselo, al llegar a la primera página encontré algo escrito, se leía con algo de dificultad, aquel breve fragmento manuscrito decía: Querido/a lector/a, este libro ha llegado hasta ti porque él ha decidido hacerlo, no te pide nada a cambio, solo que le cuides y valores, está contigo para acompañarte y para recordarte que nunca estarás sola, siempre que le tengas a él y, sobre todo, a ti.

Desde aquel día la soledad nunca volvió a sentarse conmigo en aquel banco, porque siempre estuve muy bien acompañada de aquel libro y de otros que fui descubriendo, y que me hicieron sumergirme en mil historias que en ellos se relataban.

 

Nerea Hernández González

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