Blogia
AEDO

Lenguas minoritarias y literatura

Lenguas minoritarias y literatura

Cuando se habla con alguien de por qué ha decidido aprender un idioma, a menudo la demografía es un factor principal en sus aspiraciones. No es de extrañar, ya que las principales lenguas del mundo abren puertas a una gran variedad de oportunidades laborales y turísticas en todo el planeta.

Sin embargo, el aprendizaje de idiomas no sólo supone un beneficio económico: es una actividad que puede enriquecer el alma y permitirnos descubrir culturas fascinantes, de una forma que no se vislumbra fuera de su expresión nativa. Sólo esto ya es motivo suficiente para acercarse a una lengua minoritaria y ahondar en los secretos que encierra.

En los últimos años, debido a diversos factores, la posición de las lenguas minoritarias en el mundo se ha cuestionado cada vez más. Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, cada vez se reclama más la posibilidad de que todas las naciones hablen su lengua materna, en lugar del inglés, lengua oficial de sólo dos países de la UE, y que en muchos casos se habla únicamente de manera deficiente. En la literatura, las lenguas minoritarias también se escuchan cada vez más.

Aunque es preferible leer la literatura en lenguas minoritarias a través de la lengua en la que fue escrita, no es en absoluto una necesidad. El inglés Clive Boutle por ejemplo, ha dedicado la última parte de su vida a esta cuestión, traduciendo al inglés la literatura de comunidades "no descubiertas". Procesos como éste permiten a los emigrantes de dichas comunidades y a los lectores en general conectar con un arte al que no habrían tenido acceso de otro modo. Aunque la literatura española e inglesa es excelente y hay mucho donde elegir, las 7.198 lenguas restantes (cálculo aproximado) contienen otros tesoros que los lectores podrían saborear si les dieran la oportunidad.

La relación entre la literatura y las lenguas minoritarias y su resurgimiento es bastante profunda. Para muchas lenguas que fueron suprimidas, los primeros pasos hacia el renacimiento llegaron con la literatura. El catalán resurgió en el siglo XIX gracias al movimiento cultural nacionalista de la Renaixença, que recuperó el idioma como lengua literaria. El irlandés, por su parte, también resurgió gracias a Conradh na Gaeilge - la Liga Gaélica. Estas lenguas minoritarias siguen ocupando su lugar en el mundo literario, a pesar de tener un margen de éxito limitado.

Como irlandés, siempre me he sentido privilegiado por haber podido conectar con la literatura escrita en lengua irlandesa (Gaeilge) de una manera tan íntima. Para mí, esto es aún más notable en el caso de la literatura procedente de las Islas Blasket (Na Blascaodaí). Obras como An tOileánach (El Isleño), Peig, y Fiche Bliain ag Fás (Veinte Años de Crecimiento), ofrecen al lector una visión de una cultura que desapareció cuando la vida en la isla se hizo demasiado dura y los isleños se vieron obligados a marcharse. Sin embargo, gracias a esta literatura, esta cultura no ha caído en el olvido, sino que permanece en su forma más pura como memorias escritas por los isleños, cuya forma de comunicarse es a menudo dolorosamente bella, a pesar de la dureza de sus vidas. El carácter autobiográfico de estas obras es también fascinante. La actitud de Tomás Ó Croitheann en An tOileánach, por ejemplo, recuerda a veces el distanciamiento emocional de Meurseault en El extranjero, de Albert Camus, ya que el autor dedica pocas líneas a la muerte de su esposa, más allá de quejarse del trabajo extra que se vería obligado a realizar como consecuencia de dicha muerte. Estas historias y muchas otras se pueden saborear gracias al trabajo de traducción.

Aunque todavía haya un tesoro de literatura en lenguas minoritarias por descubrir, gracias a que, tanto la traducción como el aprendizaje de idiomas, se benefician de la tecnología moderna, sin duda nos encontramos en un buen momento para la lectura.

James Gregory Neville

0 comentarios