POETA EN NUEVA YORK, OTRA VEZ
Para la realización de esta pequeña entrada revisé aquellas que ya estaban publicadas en este blog, algo que debía hacer si o si debido a la cantidad de temas recurrentes que existen. Indagando me encontré con el post de una compañera que hablaba acerca de lo fácilmente extrapolable que es la historia acaecida en La Casa de Bernarda Alba, a lo que sigue siendo la España más profunda en nuestros tiempos.
Gracias a esto recordé dos cosas: había visitado Nueva York y siempre me había gustado Federico García Lorca. Tras mi visita a la ciudad, conseguí ver con un prisma diferente todo aquello que dice el autor en su obra Poeta en Nueva York, poemario escrito durante su estancia en la ciudad de los rascacielos durante 1929 y 1930. Cierto es que ni las situaciones de ambos (Lorca y yo) ni la situación del propio país en la actualidad es la misma que entonces, puesto que hace casi un siglo desde su producción y casi 90 años desde su publicación. Mi opinión sobre la ciudad aquí no es relevante, sino la de Federico, por lo que creo más oportuno centrarme en esta.
Creo que al conocer la situación previa de Lorca antes de su viaje a la ciudad, es fácil percibir que, quizás, no era el destino más adecuado para el poeta. El autor llegaba a la ciudad necesitando un cambio de aires, puesto que en nuestro país había dejado varios problemas sin resolver. La estancia de Lorca allí no fue cómoda, ni mucho menos (cabe recordar que estuvo menos de un año). En sus líneas sobre su vida en la ciudad se vislumbran dificultades que siguen estando presentes hoy en día. Sus primeras impresiones, igual que seguro a más visitantes del país les habrá ocurrido, muestran ya una profunda aversión contra todo lo que representa esa ciudad. Es una sensación que puede sentir cualquiera que vaya a día de hoy, pero con otros tintes. A lo largo de la obra, se puede reconocer a un autor totalmente arrollado, tanto por el ritmo como por esa niebla gris que la ciudad tiene como alma durante sus escritos. Muy alicaído, Lorca permite ver los entresijos de la sociedad americana apuntalada sobre el sistema capitalista, que acaba por convertirnos en seres alineados, dejando así escapar valores como la justicia, el amor, el arte… Valores sobre los que Lorca pensaba que se debía contruir una sociedad. Además, y como último ejemplo, también se hace eco en la obra del problema racial que existía en aquellos momentos en la ciudad, algo que, pese a la mejora en este grave problema, sigue siendo un problema palpable.
Para concluir, deseo hablar de Lorca como uno de aquellos escritores que decidieron echarse a un lado ante la rápida evolución y la incipiente globalización que el mundo vivió durante el siglo XX. Creyó que el modelo no era el correcto y a través de sus líneas podemos ver los pensamientos de una persona que no está de acuerdo con este nuevo sistema feroz y que nos permite dar perspectiva a las problemáticas de nuestra época.
Jorge Vaca González.
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