LA IMPORTANCIA DE LA LITERATURA
Una vez inventada luz, y en la era de internet, de los ordenadores, de las máquinas que trabajan por nosotros: el bienestar y la comodidad total del hombre… todo se para, y el mundo nos embiste, y nos preguntamos, creyéndonos originales: ¿Qué es el hombre?
¿No es acaso eso lo que se preguntaron Sócrates, Aristóteles, y Platón? ¿No es eso lo que trataba de descubrir Descartes, o lo que buscaba Ovidio con cada una de sus Metamorfosis? ¿No es tal vez esa la búsqueda desesperada de Homero, Virgilio, o Cicerón?
Simplificar la literatura al entretenimiento, o al aprender como si de un manual se tratara, es cómo ver la punta de un iceberg y creer conocerlo entero. Es la búsqueda ansiosa e impaciente del hombre por encontrarse a sí mismo lo que le lleva a leer, escribir, esculpir. No es tan sólo belleza: el hombre es mucho más que simple fachada.
Y es por eso por lo que libros viejos, resquebrajados, y llenos de polvo, nos siguen llamando a gritos en el siglo XXI. Es por eso por lo que un “millennial” se siente Ulises navegando por el Mediterráneo, o Aquiles librando mil batallas, porque la literatura no nos cuenta historias, sino que rescribe nuestra historia con cada palabra, haciéndonos humanos. Y es por eso por lo que, como decía Heinrich Heine: “Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”.
Los libros nos ayudan a entendernos, conocernos, encontrarnos. Nos ayudan a entender el mundo con ojos nuevos, a redescubrir cada mota de polvo, y a tener perspectivas distintas. En definitiva, los libros nos hacen humanos, porque nos encaminan en la búsqueda desesperada que todos vivimos como Frodo caminando por los Puertos Grises. Es por eso por lo que la literatura es vital: porque nos hace humanos y, como afirmaba Viktor Frankl en El Hombre en Busca de Sentido: “cuando el hombre se olvida de quién es el hombre, comete atrocidades”.
Alberto Díaz-Moreno Sánchez.
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