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LIBROS VS ADAPTACIONES

LIBROS VS ADAPTACIONES

Todos hemos escuchado muchas veces aquello de que «el libro es mejor que la película» cuando hablamos de adaptaciones audiovisuales (tanto en formato filmográfico o serie), pero ¿sabemos realmente por qué ocurre esto? Para saberlo hay que entender cuáles son las diferencias entre ver un libro y leer una película y qué supone cada cosa.

En primer lugar, algo que caracteriza a la lectura es cómo a través de las descripciones que plasma el autor o autora mediante palabras, puede generar imágenes en tu mente que te permitan vivir la historia de una manera mucho más personal y subjetiva, lo cual en el cine no sucede ya que allí te presentan directamente esas imágenes y tú como espectador solo tienes que observarlas, lo cual es un arma de doble filo ya que  puede provocar decepción por no ajustarse a lo que imaginaban los lectores o el autor, o al contrario puede ser tal y cómo lo imaginaban o incluso mejor.

En segundo lugar, el lenguaje literario es mucho más reflexivo y permite conocer de primera mano de los personajes sus pensamientos, emociones, preocupaciones… y eso permite construir personajes mejores y más fáciles de entender. Mientras tanto, en el cine eso no ocurre y entonces los diálogos, las interpretaciones de los actores y otros recursos audiovisuales tienen que suplir todo eso añadiendo una dificultad al trabajo de hacer una buena adaptación.

Otras diferencias mucho más técnicas radican en que la creatividad del autor que escribe un libro no está limitada por los recursos materiales de los que sea poseedor, mientras que en el cine sí que hay que tener en cuenta los medios y el presupuesto que se tiene para crear la película. Además, también existe el problema de la duración y es que la mayoría de películas se ajustan a una extensión de aproximadamente dos horas, mientras que los libros pueden ser de una extensión desde 300, 500 o incluso más de mil páginas por lo que es difícil contar esa historia en tan solo unas dos horas (por eso se han visto casos en los que se divide la adaptación de un libro en dos películas como en Harry Potter y las reliquias de la muerte). Aquí radica uno de los problemas principales a la hora de hacer una adaptación: qué suprimir y cómo hacerlo para que encaje con la trama planteada.

En general creo que se juzga con mucha dureza a las adaptaciones bajo el criterio de si son fieles o no a lo que ocurre en el libro (que como hemos visto es bastante difícil de conseguir). Si son infieles ya se las tacha de ser peores y no se tienen en cuenta si los cambios introducidos son buenos, vistos de una forma aislada y sin comparar, puesto que una adaptación también es una obra original. Un gran ejemplo para mí es el del final de El Señor de los anillos: el retorno del rey, el cual no es totalmente fiel al final de las novelas, pero mantiene el mensaje y el espíritu que Tolkien quiere transmitir en ellas: las secuelas que deja la guerra. En la película se omite una batalla final que destruye el hogar de los hobbits y nos deja con cómo a su vuelta al hogar los protagonistas, a pesar de que este siga igual, ellos ya no se sienten iguales tras todo lo que han tenido que vivir y ahora son ellos los que se sienten destruidos (para mostrar esto utiliza los recursos de los que dispone como la banda sonora, la interpretación de los actores o el montaje). La obra podrá reproducir de una manera u otra lo que había en el libro, pero como creación logra ser en sí misma una buena obra cinematográfica y una buena historia y puede incluso mejorar la idea de la obra original.

Os dejo algunos enlaces a vídeos que me han inspirado para hacer este post y que tratan estas ideas de una manera más extendida:

https://www.youtube.com/watch?v=BiUzKmJI0yg

https://www.youtube.com/watch?v=uTPWPfHamzo

 

María Merinero Mesa

 

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