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UN VIAJE DE 40 AÑOS

UN VIAJE DE 40 AÑOS

Cada vez que llama mi hermano es como si nos adentráramos en un capítulo de una serie de misterio y aventuras. Siempre nos cuenta historias inverosímiles que le han ocurrido, impregnadas siempre de un halo de fantasía. Pero hubo una de esas historias que no nos quedó más remedio que creer.

En mi familia somos muy aficionados a la lectura, pero también nos gusta ahorrar, algo que resulta bastante complicado si te gusta leer libros actuales. Por ese motivo, solemos hacernos con nuevas historias en mercadillos o tiendas de segunda mano. Una mañana de domingo, mi hermano decidió pasear por el famoso Rastro de Madrid. En el Rastro puedes comprar cualquier cosa, desde vestidos que jamás encontrarías en tiendas comunes o centros comerciales hasta cuadros pintados por artistas de los que jamás conocerás su nombre.

Entre todos estos artilugios y tenderetes se pueden encontrar libros, por supuesto. Estos se venden en pequeños puestos o, por el contrario, en grandes naves llenas de pilas de libros que escalan el espacio disponible desde el suelo hasta el techo. En ese bosque de libros, mi hermano compró “Facundo. Civilización y barbarie”, de Domingo F. Sarmiento, sin ninguna razón aparente, simplemente porque le llamó la atención. Comenzó a leerlo unos días más tarde y al llegar a la página 133 encontró un papel con una fecha y una firma: “30-3-79, A. Benito”. Entonces resolvió llamar a mi padre para preguntarle si ese libro era suyo, pues mi padre se llama Ángel Benito y tiene la costumbre de firmar sus libros junto a la fecha en la que los compró.

Al describirle la portada del libro y señalarle la fecha, mi padre recordó que cuando estaba en la universidad perdió ese mismo libro que mi hermano había comprado entre cientos de libros y cientos de puestos en el Rastro, 40 años después. Aquel día me quedé pensando en las múltiples historias que escondería aquel libro de segunda, o quizás tercera o cuarta mano, e imaginé cada uno de los viajes que debió recorrer desde que salió de la tienda por primera vez hasta llegar de nuevo a nuestras manos.

Lucía Benito Mercado.

 

 

 

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