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ANOTACIONES AL MARGEN

ANOTACIONES AL MARGEN

Es evidente la importancia de las anotaciones al margen en los libros para obtener de ellos informaciones imposibles de obtener en ninguna otra documentación acerca de los usos de la escritura, de las distintas formas de desarrollo o génesis del pensamiento, y sobre todo de los modos de leer, de cómo los lectores construyen los significados de sus lecturas, asumiendo lo escrito como suyo, transformado en idea lo que pasa a formar parte de su mente y de sus reflexiones, acciones, creencias y comportamientos vitales. Es, por tanto, crucial el diálogo que se realiza entre lo que se escribe, lo que al margen se anota, y lo que se lee. Porque lo que el lector anota en esos márgenes construye un nuevo texto, que enriquece al anterior.

Hoy en día vivimos una transformación de los hábitos de lectura, sobre todo a causa de las nuevas tecnologías, como Internet, y especialmente los ebooks en lo que se refiere al mundo editorial, antes sólo de papel. Esto supone un enorme cambio, no es algo intranscendente, puesto que transforma nuestros comportamientos lectores, incorpora nuevas formas de pensar y produce nuevas acciones culturales. Esto me lleva a pensar en que, todas estas transformaciones, pueden suponer ganancias o pérdidas, depende de cómo se interpreten. Sin duda, el libro electrónico y la página digital llevarán a perder la costumbre de anotar nuestras ideas en los libros. O si no se pierde, desde luego tendrá lugar una adaptación de esta práctica a los nuevos formatos electrónicos e informatizados: ¿realizará el lector  anotaciones en un archivo de Word, a través de portátiles u ordenadores? ¿O en formato oral mediante grabaciones en dispositivos como los móviles? ¿O los nuevos dispositivos de lectura acabarán incluyendo, si es que no lo han hecho ya, la opción de que el lector escriba? Incluso, yendo más allá... ¿podrán las notas al margen convertirse en lecturas orales y generar debates y tertulias on line o en vivo? De hecho, esto no está tan alejado de la realidad actual, cuando podemos asistir constantemente a conferencias y debates en torno al mundo del libro y de la lectura, en las que el autor, por ejemplo, presenta su libro y el público dialoga y pregunta sobre el mismo. Quizás evolucionemos a entornos dónde el autor lea en público su obra, presencialmente o a través de la pantalla, y toda la audiencia comente esas "notas al margen" de forma oral, quedando registradas con una grabación en vídeo del evento. Independientemente de todo, esto no compromete las ideas particulares de cada cual, aquellas que una lectura, hecha o no en silencio, les sugiera, realizadas sobre un soporte digital. Ni tampoco descarta la opción de una mezcla de formatos, clásicos-modernos: puede leerse en pantalla y, al tiempo, tener al lado un cuaderno donde anotar o hacer esas anotaciones en otro fichero que pueda abierto al tiempo que el que leemos y donde anotemos todo lo que queramos.

Toda esta reflexión viene a colación de un artículo publicado en el periódico El País el pasado 17 de marzo de 2011, en el que se reflexiona sobre los cambios electrónicos que afectan al mundo de la lectura y del sector editorial, haciendo referencia a las anotaciones que durante años han realizado los grandes intelectuales del planeta, desde Darwin hasta Mandela. Puede consultarse en www.uco.es/servicios/comunicacion/dossier/item/download/71611.

Bárbara Medina de Francisco

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