EL PODER DE LA PALABRA (I)
No pocas veces la gente olvida el valor real que tiene la lectura en nuestras vidas. La extensión de la lectura silenciosa, como bien sabemos, dio en muchos casos "alas" al mundo interior del escritor. Creo que hay muy pocas actividades que generen ese tipo de intimidad para con uno mismo. Escribir, que no es lo mismo que leer, es otra de ellas. De hecho, escribir es una actividad en la que se intima mucho con uno mismo. Paralelamente a esto puedo señalar la composición musical o la creación de música a través de un instrumento como otro de los caminos hacia la búsqueda de uno mismo. La lectura, la escritura y la música, a mi modo de ver, entrenan, por así decirlo, la sensibilidad de las personas. De alguna manera incrementan el mundo interior de uno mismo y lo hacen crecer. Creo que existe una diferencia fundamental que diferencia estos actividades del acto de ver una buena película. Y es que cuando lees, puedes detener la página, detener tu lectura, cuando escribes y abandonas el boli también dejas de crear. Y cuando tocas música, eres tú quien la genera y en cualquier momento eres dueño y señor del pentagrama. En el cine o la tele no es así. Eres un sujeto pasivo y sumiso que recibe información. A veces mejor, a veces peor.
Muchas veces no entiendo qué clase de animación a la lectura se hace en los colegios. Supongo que es difícil explicar los beneficios de leer y es mucho más sencillo convencer a los chavales de que lean porque así no cometerán faltas de ortografía y consecuentemente no verán sus notas reducidas en los exámenes. Simplemente, espero que toda persona que lea sea plenamente consciente de que leer va mucho más allá de "Desarrolla tu creatividad" y "Enseña a escribir", argumentos usados hasta la saciedad.
No, leer es mucho, mucho más. Siempre he pensado que cuando se lee es como si visitases a alguien. Parto de la teoría de que en el libro está impresa, además de las letras, el alma del escritor. En mayor o en menor medida, pero está ahí, y de alguna manera, inconscientemente, llega al lector. Si esto es así, leer a un autor es escucharlo, comprenderlo, pensarlo. Leer a Eurípides sería tomar contacto con él y recibir sus gritos de dolor sobre la posición de las mujeres en el mundo antiguo. Aunque del pobre hombre ya no quede ni el polvo. Así, cuantos más libros lee una persona, más gente, situaciones y sentimientos ha conocido. Hay mucha gente que no sabe lo que le pasa ni lo que siente, porque no sabe explicarlo. No sabe explicar sus sentimientos, porque nunca los ha visto materializado,s no tiene recursos. En la lectura podemos encontrar respuestas a todas esas preguntas. Podemos encontrar respuestas a lo que sentimos, a lo que necesitamos, no sólo encontramos que "ahora" se escribe con "h" por mucho que nuestros contactos de msn se empeñen en que no es así.
La misma comparación en el mundo de la literatura puede aplicarse al mundo de la música. Tocar a Chopin o Beethoven implica entenderlos un poco más. No siempre completamente, pero sí que se produce una cierta familiarización o conexión. Cuando escribes (cualquier cosa) te reencuentras contigo mismo de alguna manera (nota: escuchar "Reencontrar" del Sueño de Morfeo).
Mi misión a partir de ahora en este blog es la de introducir algunas citas de libros que he leído que demuestran el verdadero poder de la literatura. Que demuestran que el leer es también importante a la hora de conformarse a uno mismo. Son citas muy variadas, algunas tendrán más relación con el tema que otras, pero todas, en general, irán acompañadas de un comentario. Sin más dilación aquí dejo escrito el primer texto.
"La multitud de libros distrae; por consiguiente, como no puedes leer tantos libros como tengas, te ha de bastar tener los que leas". "Pero es que me gusta coger unas veces uno y otras veces otro". "De estómago caprichoso es el probar tan sólo de todo un poco; cosas que cuando combinan mal y chocan entre sí, se corrompen y no alimentan. Así, pues, lee siempre los mejores, y si alguna vez coges otros para distraerte un poco, vuelve a los primeros. Consigue cada día un recurso contra la miseria, contra la muerte, y no menos contra todos los demás azotes; de muchas cosas leídas extrae una para digerirla ese día..." (Séneca, "Cartas a Lucilio").
Alguien me dijo una vez que hay algo mejor que leer: releer. A veces me siento muy culpable, porque me gustaría volver a leer libros que han sido importantes para mí. Sin embargo, me siento culpable porque creo que debería ponerme a leer algo que no haya leído todavía, pues son muchos los libros que pueden darme mayor placer que el que me dispongo a releer. No pienso que esté malgastando el tiempo completamente, pero sí que creo que podría invertirlo de una manera mejor y posponer el releer para otro momento.
Si viajamos al mundo de los videojuegos un buen videojugador podrá abarcar, si se esmera un poco, todas las grandes obras maestras de los videojuegos que hayan salido desde el nacimiento de los mismos. Al fin y al cabo, los videojuegos son un "arte" muy, muy joven. Abarcar toda la música importante de la historia de la humanidad es mucho más complicado, pero creo que es una misión factible; difícil, pero factible.
Sin embargo, la literatura está demasiado lejos de ser alcanzada y sería una tarea imposible proponerse leer todo lo relevante que ha creado la humanidad. Hay tanto que leer y tan poco tiempo... Séneca ya se veía en este dilema a comienzos de nuestra era y ese sentimiento nos ha llegado a nosotros, los lectores, elevado a la décima potencia. Quizá para evitar ese dolor haya que tomarse la lectura de otra manera...
Bueno, podría seguir escribiendo sobre el tema, pero creo que ya es suficiente. Si alguien quiere comentar algo que haga uso del "poder de la palabra".
Un abrazo a todos,
Sergio García Polo.
1 comentario
Elena -
Pues sí, la palabra tiene poder pero yo misma no leo lo suficiente: este gobierno hace propaganda del día del libro, pero secretamente tiene miedo de que leamos, y al PP le pasa lo mismo: los gobiernos de mercado no quieren a personas libres.