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APRENDER HISTORIA A TRAVÉS DE LA LECTURA

APRENDER HISTORIA A TRAVÉS DE LA LECTURA

Recuerdo momentos de mi infancia en los que visitábamos o nos visitaba una buena amiga de la familia, Mercedes. Yo me llevaba especialmente bien con ella y me encantaba pasar el tiempo a su lado, ya que podía pasarse hasta una hora contándome historias, y sabía muchos datos históricos, sobre todo de mi ciudad, Alcalá de Henares. Recuerdo que, en ocasiones, nos perdíamos entre las calles alcalaínas y me organizaba tours personalizados en los que me enseñaba una gran cantidad de secretos, eso a mí me fascinaba ya que me interesaba la historia en especial. Recuerdo también que me resultaba extraña la idea de que Mercedes supiera todos esos datos, ya que su profesión no tenía relación con ese tipo de temas, así que un día le pregunté:

—Merche, ¿tú por qué sabes tanto de historia?, yo también quiero.

Ella me dijo:

—Javier, este conocimiento se debe a mi pasión por los libros, tú también deberías leer, tu madre me ha dicho que no te gusta leer los libros del cole.

La verdad es que siempre que la visitábamos ella estaba leyendo en su sofá. Me quedé un rato pensando y respondí:

—Me gusta mucho lo que me enseñas y lo que aprendes, pero si hay que leer prefiero que me lo sigas contando tú.

A Ella le hizo gracia mi respuesta y me mandó aguardar un momento en el salón. Regresó y me trajo varios libros y revistas, abrió una de las revistas y comenzó a leerme un artículo sobre San Diego de Alcalá en el que hablaba sobre la costumbre alcalaína de exponer su cuerpo incorrupto cada 13 de noviembre. Ella me explicó sobre lo que hablaba el artículo y recuerdo que aluciné con que eso fuera posible. Cogí la revista y la leí para, finalmente, confirmar que era cierto. Al acabar, me preguntó si había cambiado de idea. Yo le dije que no, que seguía prefiriendo que ella me leyera. Mercedes, después de unos segundos de risa, me dijo que alucinaba conmigo, que cómo podía ser tan vago para que ni siquiera fuera capaz de leer algo que me interesaba muchísimo. En realidad, yo sí leía, lo hacía a través de ella y para mí eso era una experiencia de lectura mucho más enriquecedora.   

Javier López Oteros.

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