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LA LECTURA Y LA VIDA

LA LECTURA Y LA VIDA

Buscando algunas ideas sobre cómo inspirar en los niños/as el placer por la lectura, encontré este ensayo fantástico del escritor catalán Emili Teixidor, La lectura y la vida, que aporta ideas muy interesantes... Emili Teixidor, además de un reconocido autor de literatura infantil y juvenil, fue maestro, y quizás por ello fue capaz de escribir esta loa los libros. La introducción de la obra me encantó, pues es una bonita reflexión sobre la importancia de las palabras en la vida de todas las personas. Por eso quiero compartirla con vosotros/as, pues no se me ocurre mejor manera que dar por cerrado el curso y la asignatura de "Historia de la lectura" que haciendo un homenaje a los libros y a quienes los leen, los leemos. Espero que os guste... 

 "¿Se imaginan una vida sin libros?

Si en este mismo instante desaparecieran todos los libros de la Tierra,

sería como si el mundo hubiera perdido la memoria.

¿Se imaginan ustedes mismos sin memoria,

sin recuerdos, sin pasado, sin conocimientos…

con el cerebro en blanco, completamente vacío?

No sabrían ni quiénes son, ni de dónde proceden, ni nada en absoluto.

Los libros son la memoria del mundo, y gracias a los libros

podemos saber un montón de cosas:

cómo vivían nuestros antepasados,

como inventaron las herramientas que nos han conducido hasta aquí,

con los ordenadores, los coches, los medicamentos, la televisión,

los rascacielos, los teléfonos móviles, los trasplantes de corazón…

Pero los libros son mucho más que nuestra memoria.

Gracias a los libros podemos hablar con los muertos,

porque los escritores y sabios que escribieron libros hace años,

hace siglos, cuando aún no se había inventado el papel

y los escribas escribían en tablillas de arcilla húmeda,

y después en pieles preparadas de cordero y hojas de plantas,

los papiros, grabaron su voz en estos materiales,

y más tarde los copistas la copiaron en libros de papel,

y ahora, hoy, podemos ir a las bibliotecas

y leer lo que nos dejaron escrito, lo que nos dijeron.

Su voz se ha transformado en palabras escritas

que el tiempo no borra y aún podemos hablar con ellos.

Pero los libros son mucho más que las voces del pasado,

nos dicen más cosas que la auténtica historia.

Los libros nos conducen a mundos imaginarios, inventados, fantásticos,

que sólo existen gracias a las palabras,

las palabras que encienden nuestra imaginación.

El caballero Don Quijote, la pareja de enamorados Romeo y Julieta,

Astérix y Obélix, Superman, King Kong, Pinocho, La Balanguera,

Tintín y Milú, Oliver Twist, Blancanieves, Manelic, Harry Potter,

las Tres Mellizas, Barbazul, Peter Pan, Manolito Gafotas,

el caballero Tirant lo Blanc, Alí Babá y sus 40 ladrones, Mafalda, los Hobbits,

E.T., Bart Simpson, Ulises, Indiana Jones, Heidi, los Pitufos, Tarzán,

la ballena blanca MobyDick …

y otros miles de personajes que no han existido jamás,

pero que nos parecen reales y vivos gracias a la imaginación, gracias a los libros.

La gente que no lee, que no tiene libros,

no puede tener a estos personajes vivos en el cerebro,

ni puede disfrutar con sus aventuras,

ni reír con sus ocurrencias,

ni emocionarse con sus desgracias,

ni vivir sus vidas.

La gente que lee libros vive más:

vive su propia vida y la de los libros que lee

y por ello tiene más experiencias, más emociones, más vidas.

Pero los libros todavía nos ofrecen más servicios.

Cuando queremos aprender algo, abrimos el libro

y tenemos al maestro que nos enseña a cualquier hora y en cualquier lugar.

¿Cómo podríamos recordar las lecciones de los grandes

maestros antiguos si no fuera porque todavía podemos encontrar

su ciencia en los libros?

La lectura nos proporciona el alimento que da vida a nuestro cerebro:

las palabras, los signos, las ideas… El pensamiento.

Somos humanos porque tenemos palabras y podemos hablar

con los demás y con nosotros mismos gracias a ellas.

Cuántas más palabras tenemos, más humanos somos.

¿Se imaginan que no pudiéramos decir a nadie aquello que nos ocurre?

Las penas son las alegrías que nos quedan dentro

y no podemos expresar por falta de palabras

o por la dificultad de hallar las palabras exactas, genuinas,

nos hacen daño por dentro, como un tumor que va creciendo y que mata.

Las palabras, la literatura, nos limpian, nos purifican, nos salvan.

Leer y hablar nos da felicidad,

nos hace salir de nosotros mismos y nos libera.

Las palabras, la lectura, además, ponen orden en nuestra mente.

Tener un buen vocabulario es como tener un armario ordenado:

enseguida encontramos lo que buscamos.

Las personas que leen y tienen muchas palabras en la mente

son más ordenadas, más sanas, más felices.

Y aquellos que no leen, suelen tener la mente más dispersa,

los pensamientos más confusos y equivocados,

y les cuesta mucho expresarse.

Cuanto existe en el mundo y nos hace la vida más agradable,

desde las recetas de cocina hasta los deportes, fútbol y baloncesto,

los medicamentos o los coches y la televisión y los móviles,

lo ha tenido que pensar alguien, los inventores, con las palabras,

convencer a los demás para que les ayuden a hacerlo,

con palabras, explicándoles con claridad su proyecto,

y después contarlo al mundo, con palabras.

Podríamos alargar hasta el infinito la lista de los beneficios de las palabras

y de las historias que aprendemos gracias a la literatura,

hasta el infinito, pero ya se puede imaginar lo que sucedería

si de golpe los libros desaparecieran del mundo:

la vida caminaría hacia atrás, no habría más inventos

y la humanidad tardaría miles de años en volver a ser como es ahora.

Por ello hay gente que se ocupa de las palabras,

de guardarlas, de corregir los errores, de pulirlas…,

como los escritores, los editores, los profesores, los bibliotecarios,

los actores y las actrices, los periodistas y muchos otros,

y la tarea de todos es amarlas, a las palabras,

y amar a los libros que las combinan para contar historias

o para jugar y hacerlas cantar, como una música, en poesías.

Cada vez que leemos un libro, las palabras reviven,

y la mente se nos llena de vida y por ello podemos decir

que los libros son como conservas de vida

que guardamos en las bibliotecas y en casa para alimentar

el cerebro: los pensamientos, la fantasía, las emociones…

¡Leer es vivir mucho más y mucho mejor!

¡Leer no ocupa mi tiempo,

leer llena y añade valor a mi vida!".

 

Paula González Menéndez.

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