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¿LECTOR-AUTOR?

¿LECTOR-AUTOR?

¿Cuál es el criterio que tenemos para elegir el libro que nos vamos a leer? El criterio que cada cual tiene a la hora de seleccionar sus lecturas es muy personal. Hay quienes eligen los libros según el género que más les gusta, otros son más eclécticos y no buscan nada en especial, sino que se dejan convencer por la sinopsis… Sin embargo, hay personas que nos dejamos llevar por los títulos. Por los títulos que nos llaman la atención, que nos dejan completamente sorprendidos e intrigados, que nos hacen imaginar y tener ganas de saber de qué irá la historia que esas páginas encierran. Es el caso del libro del que voy a hablaros.  

Hace unos años, el escritor Howard Buten publicó su novela Cuando yo tenía cinco años, me maté. Un título, sin duda, impactante, como lo es también el libro. Burt, un niños de ocho años, nos cuenta su verdad sobre cómo acabó dentro de un internado por una amiga suya que hizo algo, y a raíz de ahí va generando todo un debate. El autor hace reflexionar a los lectores, a los que asusta (al menos eso es lo que me pasó a mí) el hecho de creer que lo que se cuenta ahí, por tremendo que sea, es real, porque a veces parece tan real... 

Y ahora os planteo una pregunta: ¿qué hacéis con las ideas que se os quedan en la mente tras leer un libro, con los pensamientos que os surgen durante la lectura?

Desde hace un tiempo, por ejemplo, es común que los espectadores participen en la trama de algunas series televisivas. Así se decidió el capítulo final de la temporada, entre otras, de Los protegidos, emitida por Antena 3.

Eso mismo es lo que pasó precisamente con la obra de Buten. Su novela fue tan inspiradora para muchos lectores que éstos comenzaron a escribir y a mandar cartas a la editorial sobre sus trágicas experiencias del pasado y de la infancia. Había historias tan cautivadoras y llenas de emoción que el autor decidió que esas historias no podían quedarse en simples cartas y/o correos que sólo él leía. Buten decidió crear un pequeño librito con todas estas historias, llenas de vida, temor, sufrimiento y superación, llenas de verdad. No he tenido la ocasión de leer el libro, por no estar en stock, pero estoy segura de que cada uno de los autores de los pequeños relatos ha sufrido un antes y un después en su vida al ver su historia personal publicada en un libro. No porque se haya publicado lo que vivieron para servir de ejemplo para otros o por ver su nombre impreso en un libro, sino por el hecho mismo de decidirse a escribir y contar sus experiencias.  

http://www.esquire.es/actualizacion/704/incomprendidos-el-primer-libro-escrito-por-lectores  

Para terminar os lanzo algunos interrogantes sobre los que me gustaría saber vuestra opinión... ¿Qué pensáis de que los lectores intervengan en las obras como si fueran autores? ¿Os gustaría decidir el futuro de algún personaje de un libro que os guste mucho o que no os guste nada? ¿Creéis que podría ser éste (el de escribir a un autor/a sobre algo que hayas vivido o sentido o imaginado) un nuevo (y quizás eficaz) método para animar a la gente a escribir?  

Aída Arango Alonso

 

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