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¿DESTRUIDA, DESAPARECIDA, SALVADA? LA LEYENDA DE LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

¿DESTRUIDA, DESAPARECIDA, SALVADA? LA LEYENDA DE LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA

En un pequeño barrio del norte de África, más concretamente en Zamalek, en la poblada ciudad de El Cairo, Egipto, se narran mil historias, cuentos y leyendas que, acompañadas de los olores exóticos tan característicos del mundo árabe, como el jazmín, el incienso y numerosas variedades de especias, hacen disfrutar a niños y mayores. Si algo hace especiales y distintas estas naraciones es, sin duda, la potente voz interminable de “El astro de Oriente”, de "La señora del canto árabe”, de la grandiosa diva Oum Kalthoum.

Recuerdo perfectamente que estábamos en el sagrado mes de Ramadán, en la noche del 27 de agosto, rodeados de un ambiente caluroso y húmedo tan agobiante que apenas dejaba respirar, y que provocaba un cansancio continuo que solo apetecía acostarse en la cama. Sin más. Pero esa noche era especial, era la “Noche del Decreto” o “Leilat al Qadr”, una noche en la que el sagrado libro islámico del Qoran fue revelado al profeta Muhammad por el arcángel Gabriel o Yibril. Esta noche, más que nunca, es nuestra oportunidad para arrepentirnos de los pecados o “harams” cometidos a lo largo del año. Pedimos paz, aprobados, suerte, éxitos, alejarnos del mal… Mientras mi padre me convencía para ir a la mezquita a rezar durante toda la noche con él, como es costumbre, me fijé en una estantería situada en el salón, repleta de libros, libros que probablemente nadie haya leído. Entre ellos encontré uno muy curioso, en árabe, que hablaba del Egipto antiguo. Decidí cogerlo, pero mi padre no hacía más que meterme prisa para que subiéramos al coche y poder llegar, así, puntuales al rezo nocturno en la Mezquita voladora (donde se cuenta que el día del Juicio Final todo aquel que se encuentre en ella ascenderá al Paraíso o "Firdaws").

Mientras íbamos de camino, le pregunté al taxista, conocido de la familia, sobre cuál era su pensamiento respecto al Egipto faraónico, qué era lo que él creía acerca de las pirámides, los faraones o la mismísima Biblioteca de Alejandría… Me miró un tanto entusiasmado y a la vez sorprendido, pero rápidamente me contestó: “Todo es por culpa de los extraterrestres y los genios malignos", me dijo. En el Islam son conocidos como jinns y son entes demoníacos, invisibles, que te vigilan en todo momento para dar constancia de tus actos el día en que fallezcas y debas rendir cuentas ante Dios. No supe qué hacer en ese momento porque, aunque ahora sea una de las cosas más comunes entre los adolescentes, no creo en los aliens o extraterrestres; sin embargo, su respuesta, la de un hombre cincuentón, me resultó tan curiosa que quise indagar más, por lo que le dije que, por favor, siguiera y desarrollara su respuesta.

Elías, el taxista cincuentón, en resumidas palabras me dijo que mirase las pirámides y que, si yo era capaz de creerme que eso es una obra de la humanidad, de nuestros antepasados, hecha por esclavos hebreos y comandada por egipcios, era un iluso. Me dijo que observase muy atentamente los jeroglíficos y los misteriosos seres que aparecen representados en ellos, que me fijase en sus cuerpos zoomorfos, mitad hombres, mitad animales, sirenas, seres con cabezas de chacal o águilas… ¿Acaso es eso normal para nosotros? ¿Te encuentras eso por la calle? Claramente NO.

Esto me dio mucho que pensar... A la semana siguiente decidí ir a la pequeña biblioteca de un amigo de mi padre a ver sus interminables estantes con libros de historia nacional, geografía y religión (obras acerca de las teorías del trono de Iblis, de la existencia de los ángeles, etc.). En estos libros encontré lo que buscaba, y pude observar lo que Elías me comentó… Seres con cabezas de animales, sirenas, glifos, matanzas de niños hebreos que eran lanzados a los cocodrilos para mantenerlos en sus aguas... Pero lo más curioso para mí fueron los cráneos, la forma de las cabezas; cabezas alargadas como si de verdaderos alienígenas se tratara, con un cráneo casi interminable… Entonces, ahí estaba el amigo de mi padre para contarme las historias interminables tan características de los cafés árabes, acerca de nuestros antepasados, historias entre las que destacó la Biblioteca de Alejandría.

Todos sabemos hoy, “a ciencia cierta”, que la biblioteca pereció en el incendio del 391 ordenado por Teodosio el Grande y llevado a cabo por el cristiano Teófilo de Alejandría; sin embargo, una minoría intelectual egipcia considera que esto no fue así, es decir, que la biblioteca no ardió, sino que fue salvada.Todos, o al menos casi todos, conocemos la historia de la Atlántida... Pues algo parecido ocurrió con nuestra célebre biblioteca, según el hombre que me contó la historia, es decir, se cree que los propios habitantes de Alejandría sumergieron la biblioteca en las aguas para evitar que algo tan bello cayese en manos de los cristianos y lo destruyeran, como hicieron con toda la cultura pagana.

Al parecer, antes de sumergir la biblioteca, se tomaron y repartieron las obras más importantes que se encontraban dentro de ella… Unas se vendieron a comerciantes árabes que se dedicaban a ir de ruta en ruta, otras sirvieron como trueque, se exportaron a Roma, a Grecia... Lo más curioso fue lo que vino después... Un sector muy reducido de la sociedad egipcia, y que yo considero surrealista, prefiere creer que los propios extraterrestres que se encontraban en Egipto en aquel entones huyeron con ella a un lugar desconocido donde no se pudiera destruir. La verdad es que me cuesta creer esta última versión, aunque hay películas de ciencia ficción en las que se ve cómo las pirámides son meros OVNI que algún día despegarán...

Desgraciadamente, y por mucho que me duela, la biblioteca ardió, y ahí están las pruebas, no hay más que ir al norte de Egipto, a la ciudad que le da nombre, para comprobar que todas estas historias no son más que cuentos y leyendas que sirven para provocar misterio y duda, pero que se quedan en eso, en meras fantasías. Sin embargo, que estas historias existan creo que ayuda a que sigamos haciéndonos preguntas. Os planteo algunas de las que me he hecho yo: ¿Qué creéis que hubiera sido del mundo si esta biblioteca hubiera permanecido intacta hasta nuestros días? ¿Acaso hubiera cambiado algo? ¿Tendríamos obras de referencia que ahora ni siquiera sabemos de su existencia? ¿Nos veríamos obligados a cambiar nuestra visión sobre la Filosofía, las Matemáticas o la Geometría?

Rida Ezzahif Chahinaoui

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