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CARTA A ANA MARÍA MATUTE

CARTA A ANA MARÍA MATUTE

Querida Ana María:

  

Soy una estudiante de Historia a la que le gusta mucho la literatura de los siglos XIX y XX. He leído prácticamente toda su obra. Empecé desde niña con sus cuentos y tanta huella dejaron éstos en mí, que seguí leyendo sus novelas. Mi abuela me leía sus cuentos. Los que más me gustaron fueron: «El Saltamontes Verde», «El Polizón del Ulises», «Caballito Loco», «Carnavalito»..., realmente todos me gustaron, porque me hacían soñar, incluso aunque era niña me hacían reflexionar.

De sus novelas (Pequeño Teatro, Los Abel, Primera Memoria, El Tiempo, A la Mitad del Tiempo, La Torre Vigía, Olvidado Rey Gudú...) aprendí lo complicado que es tener esperanza cuando estás sumergida en una Guerra Civil. Aunque nunca he vivido una guerra de cerca, en sus obras es muy fácil penetrar en el interior de los personajes e identificarse con algunos de ellos. Me he sentido en muchos momentos, mientras leía sus novelas, partícipe de ellas, como si estuviera dentro del libro. Esto es, precisamente, lo que me cautivó de toda su obra.

En un momento dado de mi vida, en el que tuve que enfrentarme a una enfermedad, volví a leer sus cuentos, los cuentos que había leído de niña. Uno de ellos, «El Saltamontes Verde», me ayudó a no perder la esperanza, como el niño protagonista, Yungo, el cual no tenía voz y fue a buscarla, y nunca perdió la esperanza de encontrarla. Esto me enseñó que, aunque estuviera enferma, tenía que seguir adelante, como Yungo, y que la felicidad no estaba en el fin que yo buscaba (curarme), sino en aprender de mi enfermedad y ayudar a los demás, ser un testimonio de ánimo para los que me rodean. Y como dijo Benito Pérez Galdós, en su obra Marianela: «¡Adelante, siempre adelante!».

Muchas gracias por todo lo que he aprendido de usted y de su obra y por los momentos tan maravillosos que me han hecho pasar sus cuentos y novelas.

 

Con todo mi cariño,

Mª Carmen.

 

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